Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Llega el Real Valladolid líder a su tercer derbi de la temporada, esta vez, ante el Mirandés. Lo hace con el depósito lleno de ánimo, por el espaldarazo que supuso la victoria ante el Girona, aunque en la mochila no haya víveres para más que ir, ver y volver, a poder ser, después de ganar.
Dicho de otra manera: los de Rubi viajan a Miranda de Ebro ilusionados con la posibilidad de mantenerse en lo más alto pero casi con lo puesto, ya que faltarán varios hombres por lesión.
Lo que no cambia el objetivo. Ni tampoco aquello de que los derbis son intensos, sin importar la condición en la que llegue cada uno de los contendientes. La de los burgaleses no será la mejor, pues están en descenso, pero, haciendo bueno el topicazo, no se prevé que el enfrentamiento sea sencillo, por más que los precedentes estén con el Pucela. Porque Anduva nunca es fácil, o al menos eso cuenta su leyenda.
Primera vez en Anduva, ¿territorio comanche?
El partido de este sábado será el primero que dispute el Real Valladolid en competición liguera en Anduva desde que el fútbol es fútbol y los dos clubes profesionales. La modesta historia del Mirandés, alejada de la élite, ha impedido que hasta ahora se diera el fraternal encuentro, lo que no obsta para que los blanquivioletas estén en conocimiento de que será complicado.
En lo que va de temporada, los burgaleses han sumado diez puntos, siete de ellos en casa. Han disputado cinco partidos, de los cuales han ganado dos y empatado uno, por lo que el botín obtenido supone prácticamente el cincuenta por ciento del que se ha puesto en juego. Elevado a la máxima potencia, de seguir con esa progresión, al final de curso podrían sumar treinta puntos nada despreciables que, empero, hoy no son más que ficción.

Foto: Mirandés Deportiva
Baste decir que hasta la fecha los de Terrazas son el tercer conjunto que menos suma fuera, tras Osasuna y Leganés. Si se hiciera una clasificación con los puntos obtenidos en casa, estarían fuera de descenso. Aunque no por mucho, ya que solo hay cinco equipos peores. Vaya, que están en descenso por algo; algo que ya se vio la campaña pasada, cuando ocuparon una plaza de descenso de la que se libraron luego por el ‘affaire Murcia’.
Con todo, en la 2013/14 consiguieron nueve triunfos en casa, una más que el Deportivo, que hoy está en Primera. Y cosecharon ‘solo’ seis derrotas, menos que Tenerife, Lugo o Barça B, que se salvaron con solvencia –si bien es cierto que fue una temporada rara, ya que el Jaén descendió a Segunda B sumando en casa 32 puntos, solo uno menos que el Depor–.
En la 2012/13 sumaron los mismos números: nueve victorias, seis empates y seis derrotas, aunque entonces los dos puntos extra sumados a domicilio –diecinueve, en lugar de diecisiete– le sirvieron para ocupar la decimoquinta plaza (misma que habrían obtenido el año pasado con los mismos 52 puntos).
Volviendo a Anduva: sirvió para edificar una salvación y proyectar otra que luego no fue, pero el mito es menos cuando se desgranan los números. Otra prueba de ello es que los dos triunfos que el Mirandés ha logrado en casa fueron ante otros dos equipos que están en descenso, Albacete y Numancia. Dicho de otra manera: de territorio comanche tiene poco, aunque, lógicamente, uno no debe confiarse, y a buen seguro que el Real Valladolid no lo hará.
Otros tiempos…
Fueron otros los tiempos en los que Anduva asustaba. Entonces andaba el Mirandés por Segunda B, pero matando gigantes en Copa. Allí ganaron al Racing y al Espanyol y empataron contra el Villarreal, que luego acabarían eliminados en Copa. Fueron otros los tiempos en los que Pablo Infante era su soldado más gallardo, uno que entre semana se vestía lo mismo el frac del fútbol que el traje de banquero.

Esa leyenda de Anduva viene de la temporada 2011/12, única en la historia del Mirandés. Se ganaron el respeto y el cariño de España a la vez que fueron encadenando gestas, y Pablo Infante exhibiciones. Entonces, el Palencia –lo más cerca que estuvo de Valladolid– andaba aún en Segunda B y La Nueva Balastera, como todos los campos en los que jugaba, le brindó una ovación cerrada, reconociéndole como ídolo del fútbol popular, del modesto y mundano.
Ahora que Pablo no está, no quedan románticos, y Anduva ha perdido su mística. Al Mirandés se le sigue diciendo ‘difícil’, aun cuando en las filas burgalesas no hay jugadores de su calidad técnica ni con su carisma. Quizá porque si algo no ha cambiado es que continúan bebiendo del fútbol vasco y se vertebran sobre jugadores como Rúper, Kijera, Igor Martínez o Urko Vera, que, junto con Corral, César Caneda o Aitor Fernández forman el núcleo duro mirandesista –todos ellos se encuentran entre los diez jugadores con más minutos hasta la fecha–.
Con todo, y a pesar de los números, el Real Valladolid ha de hacer del mito placebo y no confiarse. Seguir líder, y a la larga lograr ascender, pasa por no hacerlo; por tratar igual al Mirandés o al Sabadell –próximo rival– que al Girona. Si para luchar, ganar y subir ha de creerse en leyendas, benditas meigas, conxuros e ‘Infantes’.
Curiosidad de la jornada: Como el Real Valladolid, el Mirandés se ha visto obligado a utilizar a tres porteros, Razak, Imanol Elías y el canterano Sergio Pérez; unas veces por lesión, otra por la sanción del ghanés y alguna porque este ha estado con su selección. Han disputado cinco, tres y cuatro partidos, respectivamente.
