El Real Valladolid tiene que hacer frente a un partido ante el Elche donde tiene poco que ganar y mucho que perder
No seré yo la que venga aquí a descubrir nada nuevo. Y menos a sentar cátedra, líbreme Dios. Casi todo está inventado. Fijaos hasta qué punto, que alguien, algún día, supongo que por la mañana temprano, se le ocurrió inventar las eliminatorias a doble partido en la Copa del Rey.
No contento con eso, decidió que lo mejor para la competición era emparejar a los equipos de Tercera División y a los de Segunda B con los equipos que juegan en Europa. Por esto de igualar las cosas, nótese la ironía. El resumen es que los grandes, quienes no necesitan ningún tipo de ayuda, se ven beneficiados para llegar como mínimo a cuartos y a semifinales. Un título más en bandeja de plata. Por estas razones, entre muchas otras, el Real Valladolid debería decir adiós a la Copa este jueves. Con dignidad, eso sí. En esta competición, visto lo visto, tiene mucho que perder y poco que ganar.
En primer lugar, y tras la dolorosa derrota en El Sadar, el Pucela debería centrarse en la Liga si no quiere ver las orejas al lobo. Es hora de evitar distracciones innecesarias y digan lo que digan, un partido entre semana cuyo rédito va a ser nulo, lo es. No solo no trastoca los planes del técnico a la hora de confeccionar el calendario semanal, sino que los desplazamientos afectan al rendimiento de la plantilla y a la economía del club.
Todo para saber que el equipo, seamos realistas, no llegará a cuartos de final en caso de ganar el jueves. Un partido de estas características solo hace que los jugadores disputen más minutos y carguen sus piernas innecesariamente. Una plantilla corta como es la de este Real Valladolid no puede permitirse el lujo de perder a ni uno solo de sus jugadores. Aumentar el número de inquilinos de la enfermería no haría más que agravar la situación.
El objetivo es el ascenso, preferiblemente por la vía directa, por lo que es necesario que todos estén al 100% y aporten cuando realmente se les necesita, que es el Liga. Además de todo esto, los partidos de Copa no harían ningún bien a la afición. Me explico, el partido del jueves y otros dos a mayores en caso de pasar, podría caldear los ánimos si la imagen que se da es pobre.
En los últimos encuentros, el equipo no ha mostrado su mejor cara y algunos jugadores han quedado retratados. El argumento de que los partidos coperos sirven para rodar a los jugadores con menos minutos no me sirve. Rubi, como está visto, no se casa con nadie y utiliza a todos sus jugadores. Ahí están las veinte alineaciones diferentes que ha hecho hasta el momento, cada una de ellas por diferentes razones.
En resumen, y sin dar ningún tipo de consejo, pues no soy quién, más le valdría al Real Valladolid centrarse realmente en el objetivo que es el ascenso. La Copa, hoy por hoy, y hasta que no cambien las normas, no está hecha para los clubes pequeños y modestos. Está hecha para que los grandes acaparen más de lo que tienen, que parece ser que es poco.

