Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Y como suele decirse en el circo, a por el más difícil todavía. Después de una balsámica victoria ante el Sporting de Gijón, ahora es el turno de agarrar el autobús para dar una vuelta de tuerca a la clasificación del Real Valladolid. No cabe duda de que el regreso a los puestos de ascenso directo, aunque sea por detrás de Las Palmas y a la par que Girona y Sporting es todo un consuelo, pero no es momento de relajarse.
Enfrente espera un Betis rabioso, con ganas de dar un golpe sobre la mesa. Gran parte de las posibilidades de acabar la temporada en uno de los dos primeros puestos de la tabla pasan por el trascendental partido de este domingo.
Tras el 0-0 de la ida, el vencedor se llevará mucho más que tres puntos en juego. El goal average, además de un espaldarazo de moral, son los premios para aquel que sea capaz de imponerse en el Benito Villamarín.
Coloso verdiblanco
Y ahí está precisamente una de las grandes complicaciones para los pupilos de Rubi. El hecho de tener que trasladarse hasta Sevilla para deshacerse de un contrincante por los puestos de ascenso se trata de uno de los mayores hándicaps para el Pucela, que pierde enteros lejos de Zorrilla. Por si fuera poco, espera un Betis que tras un comienzo dubitativo en Liga ha aprendido a sacarse las castañas del fuego.
Bien recordarán los aficionados blanquivioletas la última visita de su equipo al Villamarín. En la penúltima jornada de la pasada Liga, ante un Betis ya descendido, los de Juan Ignacio Martínez necesitaban, como mínimo, un empate para tener opciones de salvarse. Un doloroso 4-3 sobre la bocina dejaba prácticamente visto para sentencia el funeral, cosa que se confirmaría apenas una semana después.
Pero ahora la situación es otra. Con los dos equipos juntos de la mano a la categoría de plata, está claro que el objetivo en el horizonte al comienzo del año no podía ser otro que volver a coger el ascensor a la máxima categoría. El convenio de acreedores no evita que el Betis sea uno de los equipos más inversores de Segunda, con un presupuesto de casi veintidós millones de euros, si bien las cosas no empezaron como podría esperarse.
El desembarco de Julio Velázquez en el banquillo tras una excepcional temporada en Murcia, donde firmó un cuarto puesto, no comenzó según lo establecido. El técnico apenas duró catorce jornadas tras ‘solo’ cosechar seis victorias, tres empates y cinco derrotas, con palos tan duros como un 4-1 frente a la Ponferradina, un 0-1 ante el Albacete o un 1-0 en casa del Leganés. El equipo necesitaba un golpe de timón y el presidente Manuel Domínguez le dio colocando a Juan Merino como técnico interino, mientras un regular quinto puesto hacía mirar con recelo el ascenso directo.
Y a partir de ahí, el Betis se convirtió en un cohete. Hasta el regreso de Pepe Mel, el tan querido Pepe Mel, Merino firmó un póker de victorias en cuatro partidos que ya dejaron alisado el terreno al nuevo entrenador. Desde aquella decimocuarta jornada en la que los verdiblancos hincaron la rodilla ante el Alavés por 1-2 y que supuso el despido de Velázquez, lo cierto es que no se ha vuelto a conocer la derrota. Un detalle que se traduce en trece partidos ligueros invicto, que se dice pronto.
Plantilla compensada

Por supuesto, semejantes números no son casualidad. Vamos con un análisis rápido. Quinto en la tabla con 50 puntos, a solo uno del propio Real Valladolid, Girona y Sporting, además de a dos del líder Las Palmas.
Treinta y siete goles a favor por veinticuatro en contra en estas veintisiete jornadas acumuladas de campeonato. Como local, nueve victorias, dos empates y apenas dos derrotas. Queda claro que la cosa está difícil, pero no imposible, para los blanquivioletas.
Y es que ver la plantilla de los béticos es para echarse a temblar. Rubén Castro –si bien es cierto que el delantero pasa una mala racha con apenas un gol en siete partidos-, Álvaro Cejudo, Jorge Molina, Jordi Figueras, Perquis, Adán en portería… Todo un elenco por el que bien se pegarían varios equipos de Primera División.
Bien es cierto que con Pepe Mel el juego ha cambiado, de manera que el equipo sevillano crea más peligro y ocasiones pero le sigue costando materializarlas. Sin ir más lejos, los verdiblancos escaparon vivos con un 0-0 hace una semana de Anduva, donde tocó dar la peor cara ante un Mirandés que se quedó con las ganas de destrozar la imbatibilidad bética. Pero este domingo, como en todas las grandes ocasiones, la predisposición será otra.
Curiosidad del rival de esta jornada: Lo han vuelto a hacer. Cuando el Betis cayó a Segunda en la temporada 2008/2009, comenzó la siguiente con más socios en la categoría de plata. Una historia que se ha repetido en esta ocasión. El club presidido por Manuel Domínguez contaba el año pasado con unos 34.000 abonados, un número que fue superado hace semanas y que sobrepasa los 36.000.
