El delantero gallego salió del Real Betis por la puerta de atrás después de varios desencuentros con el técnico

No se puede negar que el partido que disputarán el Real Betis Balompié y el Real Valladolid este domingo tendrá su morbillo, teniendo en cuenta el funesto recuerdo del último duelo que disputaron en el Benito Villamarín los blanquivioletas, que supuso la última palada en el hoyo que derivó en un descenso.
Por si fuera poca la sola imagen, el encuentro viene precedido por la investigación a la que está siendo sometida Osasuna por una presunta compra de partidos, que podría afectar a aquel. Y no es moco de pavo, teniendo en cuenta que en ese Betis estaba Chica, hoy en el Pucela, y que uno de los principales señalados es Jordi Figueras, un ex.
Respetando siempre –o no– la presunción de inocencia, más de un aficionado vallisoletano pensará que la mujer del César no solo ha de ser honrada, sino que también ha de parecerlo. Dicho de otra manera: la victoria verdiblanca generó, y genera, muchas dudas.
Dejando esta cuestión a un lado, otro aliciente pondrá picante al asunto: el reencuentro de Jonathan Pereira con Pepe Mel, aquel que le ‘echó’ en su día del Betis. O eso más o menos vino a decir en su día el menudo atacante gallego; que le vendió para dejarlo como “el malo” de la película. Y el caso es que le salió bien, ya que Rubén Castro, Dorlan Pabón y Jorge Molina, a la larga, rindieron mejor que él y el equipo fue a Europa.
Corría la temporada 2012/13, y la jornada doce, tras caer por cinco goles a uno en el Sánchez Pizjuán ante su máximo rival, sería la última en la que vestiría la zamarra de las trece barras. Desde entonces, un calvario, relatado a su salida en una carta dirigida a la que era su afición, en la que acusaba al técnico, sin decir su nombre, de intentar humillarle con frases como “no te quieren gratis ni en tu casa”.
¿Qué pasó antes?

Antes de esa salida, forzada en busca de los minutos que en Heliópolis se le negaban, lo cierto es que Jonathan Pereira había rendido bien, sin llegar nunca a explotar, en parte, por la dura competencia que tenía. En sus ochenta partidos con la remera verdiblanca marcó dieciséis goles y dio ocho asistencias, pero siempre tuvo por delante, como mínimo a Rubén Castro y a Jorge Molina.
En este contexto, era más un revulsivo que un jugador con continuidad, aunque al cabo del año acabase sumando un buen puñado de minutos y algunos goles. Así, fue importante en su primer año, en Segunda, tras llegar en el mercado invernal, redujo su influencia la campaña siguiente y, en la tercera, acabó siendo el eterno suplente.
Ilustrativo es el siguiente dato: de sus 80 partidos como jugador bético, 58 fueron con Pepe Mel en el banco, en los que sumó solo 24 titularidades y siete partidos completos. Vaya, que aunque esta semana el entrenador madrileño se haya referido a la ‘Hormiga Atómica’ como un “magnífico delantero”, cuando estaba en sus filas lo tenía en menor consideración.
Cumplida la sanción, ¿vuelta al once?
Con todo, no será la primera vez que Jonathan Pereira se enfrente a Pepe Mel desde su salida del Real Betis Balompié, pues ya lo hizo el curso pasado con el Villarreal. Sin embargo, el ‘submarino amarillo’ cayó por uno a cero y él poco pudo hacer en los 56 minutos de que dispuso, algo que espera revertir este domingo, si Rubi tiene a bien.

Foto: Raquel Gómez
Una vez cumplida su sanción, después de ser expulsado en Tenerife, el atacante vigués volverá previsiblemente a una citación, con la duda de si volverá a ser de la partida. Sin él, el equipo volvió a un dibujo con tres centrocampistas en el que parecen no tener cabida simultánea Pereira y Óscar, a tenor de lo visto hasta ahora, y lo que es más importante, volvió a vencer con claridad a un rival directo por el ascenso.
Por lo tanto, existen varias alternativas. La primera, no tocar lo que funcionó y que espere su oportunidad en el banco, aun cuando hasta la fecha ha ofrecido un alto rendimiento –cuatro goles en siete partidos–. La segunda, aparentemente más lógica, viendo los precedentes, volver al habitual 4-2-3-1 con él como punta de lanza. Y una tercera vía, hasta ahora sin explorar: que actúe como falso extremo, en el lado izquierdo, ese que contra el Sporting ocupó Óscar Díaz.
Sea como fuere, no es descabellado esperar en él cierto aire de revancha. Así pues, el morbo está servido.
