El Real Valladolid cae ante la Unión Deportiva Las Palmas por un gol a cero después de perdonar la vida a su rival, que anotó en el único fallo de los blanquivioletas en el encuentro.
Un cuarto de siglo y cinco añitos más. Seis lustros. Tres décadas. Treinta añazos. Ni uno menos. Ojalá, tampoco uno más. Bien porque a final de temporada se celebre un ascenso o porque el próximo año sí se logre ganar, por fin, a la Unión Deportiva Las Palmas en su feudo, cosa que en esta ocasión no han podido hacer los hombres de Miroslav Djukic.
Desde la temporada 1980/81, en la que los amarillos disputaban sus envites como locales en el Estadio Insular, y no en el Estadio Gran Canaria, el Real Valladolid no logra volverse con tres puntos favorables de sus enfrentamientos ante los canariones. En esta ocasión, después de cosechar tres empates y una derrota en la última década, otra vez tocó perder.
Una victoria, dado el pinchazo del Sabadell, habría provocado que el conjunto blanquivioleta pasase una semana en puestos de ascenso directo, lugares en los que ya durmió una noche esta pasada semana. Pero no pudo ser, por más que durante setenta minutos desplegó un juego mejor del llevado a cabo por su rival, completamente empequeñecido.
Pero así es el fútbol. En el instante en que mejor tu equipo juega, en ese preciso instante, es en el que recibe el tanto justiciero, anotado en esta ocasión por Jonathan Viera después de buena una jugada de estrategia de la UD Las Palmas, en el que es el tercer gol que recibe el equipo de Djukic de falta en lo que va de temporada.
Víctor Mongil -jugador del filial, pero cada día más asentado en el once inicial de la primera plantilla-, Sisi y Javi Guerra dispusieron de las mejores ocasiones albivioletas, pero el central marró una oportunidad y vio como un zaguero sacaba de debajo de los palos otra, el albaceteño disparó al palo y Guerra… Guerra siguió con su lucha por reencontrarse consigo mismo en alguna esquina.
A partir del minuto veinte del primer periodo, Guerra y sus compañeros en batalla lograron imponer su fútbol a un rival que apenas inquietó la meta defendida por Jaime. Portillo se erigió protagonista de las acometidas canarias, pero una y otra vez se topaba con una zaga segura que mantenía a raya a Vitolo y Jonathan Viera, los amarillos más peligrosos.
Con el monopolio del balón el Real Valladolid buscaba sin éxito el gol. Lo hacía con insistencia pero sin acierto. Un acierto que sí tuvo Jonathan Viera a la salida de una falta, que sería magistralmente culminada después de llevar a cabo una jugada de estrategia salida de la libreta de Juan Manuel Rodríguez.
Como frente al Numancia, Miroslav Djukic decidió utilizar el ‘Plan B’ de urgencia, ése que abre campo con Jofre y busca por el centro a Manucho. Otra vez el angoleño estuvo muy activo, pero al contrario de lo que ocurriera ante los sorianos, no tuvo la suerte de cara bien para igualar la contienda o para ayudar a sus compañeros a hacerlo.
Así, con mucha fe y bastante juego, terminaba un encuentro que el Real Valladolid no debió perder. Un partido en el que lo hizo todo bien, salvo defender la dichosa jugada que le arrebató tres puntos que, en cualquier caso, pudo haberse llevado de no haberse mostrado tan desacertado de cara a puerta.