El certamen organizado por la Asociación Cultural Free Media recibe un setenta por ciento más de relatos que en su primera edición, varios de ellos procedentes de Hispanoamérica
No va más. El plazo de presentación de obras del II Concurso Literario Blanquivioletras, que organiza la Asociación Cultural Free Media a través de este portal web, y en colaboración con la Cátedra Miguel Delibes de la Univ. de Valladolid, se ha cerrado este domingo a las doce de la noche.
Y lo ha hecho de la mejor manera posible, ya que la organización del certamen ha recibido un setenta por ciento más de relatos que los que optaron al premio en su primera edición, logrando superar la treintena de obras presentadas.
Por si esto fuera poco, el esta segunda edición, el concurso literario, único existente con el Real Valladolid como temática principal, ha contado con una importante participación en Hispanoamérica. Así, han llegado, por ejemplo, cuatro relatos procedentes de Argentina, tres de Perú, tres de Chile, uno de México o incluso uno de Brasil.
En las próximas semanas se procederá a la valoración de las obras y al dictamen del jurado. A falta de confirmación de un quinto miembro, este estará compuesto por Jesús Domínguez, presidente de Free Media y director de Blanquivioletas, Jesús A. Zalama, jefe de edición y organizador, Carmen Morán, coordinadora de la Cátedra Miguel Delibes, y el periodista Antonio Muñiz, director del magazine cultural ‘Aún sin nombre’, que se emite en AQUÍ en la Radio.
Hay que recordar que el concurso tendrá un único ganador, que recibirá como premio 150 euros en puntos de la plataforma Club Fidelis, a través de la tarjeta Pasión Blanquivioleta, un lote de libros donados por la Cátedra Miguel Delibes y el correspondiente diploma acreditativo.
En su primera edición, el Concurso Literario Blanquivioletras contó con diecinueve participantes, de los cuales dieciséis se ajustaron a las bases. El ganador fue David Rodríguez Gómez, con la obra ‘Voz blanquivioleta’, un relato de infidelidad y desamor que tiene como protagonistas a una pareja y un periodista y está ambientado en rincones emblemáticos de la ciudad como el Herminios o, cómo no, el Nuevo José Zorrilla.