Caye Quintana ayudó a acercar al Recre a la salvación con cuatro goles que supusieron diez puntos; sin embargo, pesó más el pobre nivel general de un equipo que sufrió impagos
Un club llamado ‘decano’ solo puede ser considerado historia. Que una entidad de 126 años sufra es lastimero para el fútbol, por lo menos para esos románticos que anteponen las vivencias sobre el dinero. Aunque este influye, claro. Y en gran medida por eso anda así el Recreativo de Huelva; salvado aparentemente de la desaparición, pero hundido en la Segunda División B.
A pesar del descenso, se podría decir que no todo fue malo. En esa traumática temporada pasada, alumbró en el Nuevo Colombino un canterano que, para desgracia de la grada, no será más el faro del ataque onubense; algo en lo que prometía convertirse de manera definitiva el tercer fichaje del Real Valladolid Promesas para el nuevo curso.
Caye Quintana, que así se llama, eclosionó en un año difícil, y pese al interés de la dirección deportiva blanquiazul porque siguiera en la categoría de bronce, vuela del nido para seguir siendo un goleador rentable allende los lindes de Andalucía, como blanquivioleta durante dos años.
Esa expresión, la de goleador rentable, parece ser una de tantas que se dicen cuando un jugador llega a un nuevo club, aunque en este caso viene validada la afirmación por sus números. Lucía a las espaldas el dorsal ’33’, seña de su condición de canterano y juventud –tiene veintiún años–, lo que no le impidió contar con minutos de la mano de Oltra, de Pavón y de Domínguez.
De la mano del primero tuvo su debut en la primera jornada –jugó siete minutos contra el Real Zaragoza– y no volvió a aparecer hasta veinte fechas después. Entretanto, disputó con el filial diecinueve partidos, en los que marcó tres goles. Luego, durante la segunda vuelta, sin llegar a ser titular indiscutible, apareció en el once diez veces y jugó dieciocho (en total diecinueve, con el primer partido).
La incidencia de su fútbol se percibe no solo en el número de participaciones y en que fueron tres los técnicos que apostaron por él, sino también y principalmente en lo que fue capaz de aportar, y es que sus cuatro goles permitieron al Recre sumar diez puntos y soñar con la permanencia. Al Racing le marcó en el 85′, tras entrar en el 78′. Su tanto ante el Tenerife neutralizó el inicial chicharrero. En Los Pajaritos entró en el 67′ y dio tres puntos en el 78′. Y, por último, contra el ‘Lega’ hizo lo propio a falta de un cuarto de hora para el final.
Su promedio en Segunda fue de un gol cada 262 minutos; por tanto, casi uno cada tres partidos, media sin parangón en el conjunto recreativista. La proyección puede no ser elevada, pero cabe destacar que Caye no es un nueve de área, sino uno líquido, de acompañamiento, como da cuenta su pasado como mediapunta. Ahí jugaba, por ejemplo, antes de la llegada a su ya anterior club, en el Isla Cristina, con diecisiete años, en la Primera Andaluza.
El buen hacer en el equipo de su localidad le valió para ir con la selección andaluza sub 18 y para firmar por El Decano, con quien tuvo protagonismo desde la temporada 2011/12, en la que alternó primer juvenily filial o en la 2012/13, en la que marcó seis goles en veintiséis partidos en Tercera.
El curso siguiente lo comenzó en esta misma categoría, perforando cuatro veces la red rival en quince apariciones con el Recre B, desde donde recaló en invierno en el Écija en calidad de cedido. Al conjunto sevillano no lo pudo salvar, pero en nueve partidos pudo hacer dos goles.
Y entonces le llegó su ocasión, antes relatada, en el primer equipo de Onuba, después de verse obligado a sobrellevar impagos en el Écija, a pesar de los cuales no denunció. En una situación semejante se ha encontrado la pasada temporada, con un equipo que no cobraba y que trataba de escapar del descenso; en un plantel necesitado de calidad en el que aparentemente iba a ser actor secundario, casi extra, y en el que como ya se ha dicho acabó siendo protagonista.
Pero, ¿dónde estuvo su fortaleza? Pues no solo en los goles. Es un delantero móvil, buen asistente, fajador con las defensas rivales y no solo técnico, sino entregado, guerrero, que empatiza con la grada. Así lo hizo al menos con la del Colombino, aunque no era para menos: 10 de los 41 puntos del equipo llevaron su rúbrica. El niño que casi fue milagro aportó actitud en un entorno difícil y una jovial aptitud en Segunda que invita a pensar en él como un refuerzo prometedor.
Ante este escenario, no es de extrañar que el Recreativo le quisiera renovar. Aparentemente el isleño quería continuar en Onuba, pero siempre que recibiera garantías de poder medrar, que fuera valorado en lo deportivo y lo económico, si buen, según publica ‘albiazules’, la oferta que recibió no pasó de los 20.000€.
Aunque no han trascendido cifras de su nuevo contrato del Real Valladolid, como es habitual, la apuesta deportiva parece clara; tanto que nada más llegar a Pucela empezará a trabajar a las órdenes de Gaizka Garitano. Como en cada caso particular, en su mano estará el convencerle y ganarse una confianza a largo plazo. Lo haga o no de inicio, por todo lo anterior, su firma, y más por dos años, parece un buen negocio.