El técnico blanquivioleta compareció en la sala de prensa de Palamós después de que su equipo cayera por 3-1 y volviera a jugar un mal partido
De mal en peor. Así está el Real Valladolid. Deambulando por Segunda División sin rumbo o peor aún, con un rumbo descendente, a Segunda B concretamente. Después del 3-1 cosechado en Palamós, Gaizka Garitano atendió a los medios de comunicación con cara de pocos amigos. Dicen que la cara es el espejo del alma y el técnico de Derio no está pasando por su mejor momento profesional, como es evidente.
Garitano confiaba durante toda la semana en poder sacar algo positivo de la visita al Llagostera, pero todas sus esperanzas se diluyeron cual azucarillo y el equipo cae a puestos de descenso a Segunda B. “No contaba con la derrota. A pesar de que hemos empezado con ese gol encajado, después hemos dominado hasta que conseguimos el empate”, comentó el míster pucelano.
“En ese momento no pensaba en la derrota, pero después hemos acabado con malas sensaciones y el final ha ensombrecido todo lo que había hecho el equipo”, analizó con respecto a lo visto sobre el césped.
El entrenador blanquivioleta no puso paños calientes sobre lo acontecido y tildó la derrota de “muy dolorosa”, sobre todo por el momento en el que ha sucedido, cuando el equipo está inmerso en una espiral de malos resultados. A pesar de que todo se ve de un gris muy oscuro, Garitano quiere ver un rayo de esperanza en todo esto, eso sí, desde una perspectiva realista. “Hay que ser optimistas, el pesimismo no conduce a nada. La situación, evidentemente, no es buena. No estoy preocupado por mí, sino por la situación del equipo que no está bien. Eso es lo único importante”, finalizó.