Relato participante en el II Concurso Literario Blanquivioletras, obra de Javier Baglietto (Madrid)
En los comienzos de su carrera Hierro firmo por el Real Valladolid. Jugador enérgico, de una talla impropia de aquellos años, unió su valentía a la inteligencia y la ambición le hicieron más tarde recalar en el Real Madrid, donde exploto todas sus bondades, igual que en la Selección.
Me cuentan los amigos de Valladolid, donde viví unos siete años, precisamente coincidiendo con la estancia en el equipo de Hierro, que los ojeadores del Barça se fijaron en Fernando, y se equivocaron al fichar a su hermano Manolo. Es posible, siempre he vivido alrededor con un país de chapuzas, esta pudo ser una de tantas.
Hay grandes profesionales en esta tierra que nos vio nacer, pero es cierto que es un país donde todo el mundo sabe hacer de todo, así nos va, en mi época de empresario en el sector de sanidad, los médicos son unos señores muy preparados en medicina e investigación, pero son malos gestores. Arruinan las empresas con sus decisiones hipócritas, forman fundaciones para pagar menos a hacienda, no se les ocurre que las instituciones sin ánimo de lucro, no deben competir con las compañías que se preparan para tener beneficios y pagar por ello.
Les he visto ser empresarios, abogados, organizadores de eventos, titiriteros y toda clase de profesiones sin tener la menor preparación profesional en otros campos fuera de la suya, como otros chapuzas en acción.
Hierro en aquella época vivía en Valladolid era un atleta, seguía las ordenes de sus entrenadores, los nutricionistas, así como cualquier cargo que estuviera para mejorar su técnica o su condición física.
Una mañana encontró en su viaje a las instalaciones, a un chico que había tenido un accidente con la moto, inmediatamente lo llevo al hospital más cercano, y espero a saber cómo estaba. Los facultativos le dieron las gracias y le informaron que el traumatismo había sido grande, pero se encontraba en vigilancia. Les pidió el teléfono del hospital y los nombres de los médicos que le atendían y se fue a su entrenamiento.
El entrenador le llamó la atención por su retraso pero el solicito disculpas y no contó nada. Por la tarde llamó al hospital y le pasaron con el doctor, la situación continuaba estable. La mujer de Fernando, le vio un poco intranquilo, pero pensó que no había tenido un buen día. Después de cenar se fueron tranquilos a la cama, y siguió encontrándole un poco preocupado. Ella sabía que si él no hablaba era mejor dejarle tranquilo. Hierro durmió mal, dio muchas vueltas en el colchón, al final cayó derrotado por el cansancio.
Por la mañana nada más despertar marco el teléfono del hospital, el médico de guardia había dejado una nota, la situación había empeorado, pero era consciente de que siguiendo el tratamiento podía mejorar. Fernando llamó al entrenador y le comentó que no se encontraba bien y se fue al hospital.
Al llegar las noticias habían variado Samuel como así se llamaba el chico se recuperaba lento, pero la mejoría era efectiva, la novia del chico estaba a la espera.
Hierro hablo con ella y le dijo que podía contar con él para lo que necesitase, y estuvieron hablando de sus cosas, le comento que ese año se casarían y que Samuel era socio del Real Valladolid y un admirador de su juego. Fernando le comentó a Laura, no será tanto, en el equipo hay muchos jugadores con más experiencia que él. Laura insistió, pero el jugador con más futuro dentro del Real Valladolid, Samuel decía que era él.
Le agradeció las palabras y le prometió que iría a su boda. Poco a poco se fueron abriendo a sus ambiciones, expectativas de futuro, cuántos hijos iban a tener, en fin aquello que cuenta la gente cuando tiene empatía con alguien. Fernando terminó por irse, besó a Laura y se despidieron, tenía que llevar a su mujer al ginecólogo. Ese domingo jugaron contra el Sevilla y lo pasaron tan mal como Samuel en el Hospital. Al lunes la mejoría siguió y a los diez días salió del Hospital. Fernando y su mujer fueron a comer a casa de Samuel y Laura.
Se estableció una gran amistad entre las parejas y quedaron para verse en el partido que jugaban contra el Real Madrid. Aquella tarde el Valladolid gano 2-1 al imperial Madrid, Hierro marco el segundo gol, dando la victoria al equipo. Samuel saltaba abrazado a Laura. Bajaron con Sonia la mujer de Hierro y abrazaron al campeón.
En Junio Laura y Samuel, se casaron y el padrino de bodas fue Fernando, mi padre no me lo perdona, pero quien mejor que el mejor jugador para mí de la historia del Valladolid y del Madrid. ¡Ah!, y también de la Selección, así somos los amigos.