El técnico serbio ha hecho debutar en lo que va de temporada a cuatro jugadores del filial, además de contar en diversos entrenamientos con varios canteranos más y de haber dado ya minutos a Felipe y Javi Navas, debutantes con Antonio Gómez.
Poco importa que sus veinticinco fichas estén cubiertas. Tener a su disposición a veintisiete hombres en sus entrenamientos no es excesivamente relevante. O por lo menos no lo suficiente como para que Miroslav Djukic deje de mirar a la cantera. Ese mensaje parece transmitir el técnico serbio, acostumbrado a contar en sus sesiones de trabajo con jugadores originarios del Promesas.
En lo que va de temporada, son ya cuatro los jugadores que ha hecho debutar a sus órdenes. Tekio, Jordi, Víctor Mongil y Ochoa son ya conscientes de qué es representar al Real Valladolid en el escalafón más alto del profesionalismo, llámese segunda división o Copa del Rey. Con ellos, en esta última, ha vuelto a verse también a Javi Navas, extremo que debutó la pasada campaña de la mano de Antonio Gómez.
Dado que el primer equipo acostumbra a jugar en los últimos tiempos un día antes de que el Real Valladolid Promesas lo haga en casa, no es poco habitual ver a Miroslav Djukic pendiente de las evoluciones del conjunto que dirige Javier Torres Gómez. Aunque habitualmente el inicio de sus encuentros en Los Anexos coincide con parte de la sesión que comanda el almirante, éste siempre tiene tiempo para ver siquiera la mitad del partido que se juega al otro lado del campo.
El pasado domingo, sin ir más lejos, en cuanto envió a sus jugadores a las duchas cruzó el terreno de césped natural en dirección a la valla metálica que separa el pasillo de vestuarios del campo de hierba artificial en el que el filial luchó con fiereza en busca de unos tres puntos que se complicaron con la expulsión de Tekio, pero que finalmente se sumaron gracias a dos acciones a balón parado.
Djukic no pudo ver la mano que puso punto final a la participación de uno de sus infantes en el partido, pero sí el gol de otro de ellos, Jordi. El alicantino, de diecinueve años, debutó ante el Nàstic de Tarragona en Copa del Rey en competición oficial vistiendo la casaca blanquivioleta, aunque Antonio Gómez ya lo había tenido en cuenta en la pasada Copa Castilla y León.
Su primera vez con Djukic se dio este verano, cuando completó la parte final de la preparación con el primer equipo debido a la la acuciante falta de efectivos en el flanco izquierdo de la zaga, zona en la que él se desenvuelve con soltura tanto en la posición de central como en el lateral izquierdo.
No es un jugador especialmente alto, pero sí potente físicamente. A pesar de su 1’81, es un cerrojo por alto y un experto a balón parado, gracias a su gran potencia de salto. Acude bien al corte y a las ayudas al lateral, si bien en ocasiones confía en exceso en su fuerza y su velocidad, algo que ya le ha costado algún disgusto esta campaña, como el penalty cometido ante el Bembibre.

Su depurada salida de balón es un gran valor para el equipo que dirige Torres Gómez, en el que es uno de los pilares. Es uno de los canteranos sobre los que hay más número de miras puestas, máxime teniendo en cuenta su versatilidad, ya que además de como central o lateral izquierdo, su despliegue físico y su buen lanzamiento exterior le permiten actuar con solvencia en el centro del campo.
En éste, en el filial, suelen ser habituales el cordobés Francisco Ochoa y el burgalés Jorge Pesca, jugadores que han conocido en estos primeros meses de competición las exigencias de Miroslav Djukic, toda vez que el primero ha debutado en Copa del Rey ante el Celta de Vigo y el segundo ha participado ya en varias de sus sesiones.
Ochoa lleva siendo desde la pasada temporada un jugador esencial en el entramado del filial. Mediocentro creador, acostumbra a llegar en segunda jugada a posiciones de gol, algo que su actual técnico parece haberle pedido de forma encarecida, tal y como muestra el hecho de que haya anotado ya dos tantos.
Jorge Pesca, mientras tanto, es el centrocampista bisagra. Como diría Joaquín Sabina, es un jugador válido para un roto y un descuido, ya que por sus características es capaz de ser el pulmón recuperador, el corazón que espolea a los demás o el cerebro que hace llegar el cuero a sus compañeros.
No obstante, no es la faceta creativa en la que más destaca, sino -como Jordi- por su despliegue físico. Ocupa mucho terreno de juego gracias a su seguridad por alto y su fuerza y resistencia. Ha logrado ya varios goles gracias a su buen hacer por alto, tanto ofensivo como defensivo, y a su buena incorporación desde atrás.
Ha dado el salto esta temporada al segundo equipo procedente del División de Honor, donde solía actuar en la media acompañado de Jordi o, en alguna ocasión, en el centro de la zaga acompañado del propio jugador alicantino. En esa posición, por exigencias del guión, terminó actuando ante el Salmantino, si bien como defensa se desenvuelve con menor soltura.
En alguna ocasión, en ese primer equipo juvenil, compartieron once con Felipe, ‘El Infante Verde’. Aún juvenil, pasa por ser una de las mayores promesas de la cantera vallisoletana, sino la mayor. Debutó en Copa del Rey ante el Espanyol la pasada temporada, de la mano de Antonio Gómez, si bien ésta apuntaba a ser la de su confirmación como algo más que un jugador con potencial.
Comenzó la precampaña con la primera plantilla, aunque con el paso de las sesiones Djukic decidió apostar por Tekio, jugador que considera más hecho especialmente en labores ofensivas. Es, Pipe, un lateral derecho de depurada técnica y con gran protección ofensiva.
Acostumbrado al sube-baja, debe mejorar sus incorporaciones en estático y en la cobertura de los pasillos interiores defensivos. Si lo hace, puede llegar a ser el lateral escandaloso que en él se intuye, aunque para ello necesitará una apuesta definitiva bien por parte del Real Valladolid o de otro club, ya que termina contrato el próximo treinta de junio.

En una situación similar se encuentra Víctor Mongil, si bien la continuidad de éste parece más próxima. Más maduro -futbolísticamente hablando- que su compañero y amigo, no ha desentonado lo más mínimo en las diferentes ocasiones que ha salido al campo. Destacan algunos, como excepción, aquel encuentro frente al Murcia en el que actuó como lateral derecho.
Valiente, con carácter y jerarquía, es pegajoso en la marca y seguro por alto. Con Jordi, cuando Javi Torres puede alinearlo, forma una pareja de muchos kilates que con paciencia y tiento, en unos años, bien podría ser la coreada por la megafonía del Nuevo José Zorrilla.
Otro jugador ya conocido por la afición del templo vallisoletano y que podría terminar acostumbrándose a ver su foto en el videomarcador es Javi Navas, otro de los canteranos a los que Miroslav Djukic más mira y mima, como demostró con su alineación durante el segundo periodo en Vigo y su convocatoria para Huesca.
Extremo diestro, se desenvuelve a pie cambiado sin bajar su nivel de juego, actualmente muy alto. Dado el nivel de fútbol que viene ofreciendo, la sensación latente en Los Anexos es que sólo la gran cantidad de efectivos con los que el almirante Miroslav cuenta en la zona de tres cuartos le impide ser un habitual en sus listas.
La pasada campaña no le respetaron las lesiones. Su estado anímico, cuando se recuperó, no fue el mejor, lo que le hizo perder la titularidad en el Promesas. En la vigente, es el capitán del equipo de Torres Gómez, un jugador que debe continuar erigiéndose protagonista.
Con menor asiduidad y oportunidades, otros como Ion Villanueva o Leo Novo en las últimas fechas también lo han sido. El meta completa un gran número de entrenamientos con el primer equipo, a pesar de contar éste con Jaime, Dani Hernández y José Salcedo. El segundo, extremo izquierdo, apenas ha podido disputar un partido por unos problemas con su permiso de residencia. Sin embargo, llama la atención por su velocidad y habilidad en el regate.
Cuando pueda entrar, probablemente se encuentre con el problema de una competencia que no es único del primer equipo. El hecho de que Javi Navas o Toni -que también ha saboreado las mieles del primer equipo- actúen en su puesto juega en su contra por tratarse de dos de las más firmes esperanzas de la cantera.
Algo similar le ha ocurrido al sevillano Fran No, llegado en el pasado mercado estival con la mira puesta en cabalgar entre la primera plantilla y el filial. No terminó de convencer a Djukic, por lo que terminó la pretemporada a las órdenes de Torres Gómez, con quien trabaja a diario. Con Mongil y Jordi por delante de él, tendrá difícil volver a ver el foco de atención puesto sobre su cabeza.
Otros como Lolo, Nacho, Pelayo o Ruba, han de seguir esperando en sus respectivos equipos, formándose y destacando. Si lo hacen, como hasta ahora, sin duda a la larga se convertirán, también, en infantes del almirante Miroslav.
