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Vidas cruzadas

por Jesús Domínguez
17 de noviembre de 2011
en Noticias
Djukic tras penalty

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Miroslav Djukic y José Francisco Molina se enfrentarán por primera vez este sábado como técnicos después de seguir caminos semejantes en sus etapas como jugadores.

 

MolinaAños después de su último enfrentamiento sobre un terreno de juego, José Francisco Molina y Miroslav Djukic volverán a verse las caras en un partido de fútbol. En esta ocasión no será vestidos de corto, sino con la libreta debajo del brazo en su primer encuentro como técnicos.

Antes, como futbolistas, sus caminos llegaron a cruzarse en varias ocasiones, si bien jamás llegaron a estrecharse tanto como para verse obligados a transitar juntos. Sí lo hicieron, de forma separada, en dos plazas bien distintas y alejadas, las dos que Miroslav Djukic mejor conoció como jugador: Valencia y A Coruña.

Originario de la ciudad del Turia, José Francisco Molina, cinco años más joven que el serbio, fue reclutado por los ojeadores del Valencia CF en 1991, a donde llegó procedente del Alzira. Después de dos temporadas a la sombra de Ochotorena y José Manuel Sempere, a sus veintitres años, salió cedido en dirección a Villarreal.

Por aquel entonces en la localidad castellonense no habían siquiera imaginado tener a su equipo en una cumbre que Miroslav Djukic podría haber hollado ante el equipo al que Molina seguía perteneciendo de no haber marrado aquella pena máxima que le persiguirá hasta el fin de sus días.

El entonces internacional yugoslavo pudo sacarse la espinita un año más tarde, alzando el primer título oficial de la historia del Deportivo de La Coruña: la Copa del Rey de la temporada 1994/95. En Liga, en cambio, el conjunto deportivista tuvo que conformarse con una más que digna segunda posición.

Los coruñeses, dirigidos entonces por Arsenio Iglesias, llegaron a la última jornada sin posibilidadades de hacerse con el título, a siete puntos del Real Madrid. Sin embargo, el hecho de no jugarse nada -el Betis se encontraba cinco puntos por detrás en una competición que daba aún dos puntos por partido ganado- no restó un ápice de competitividad a los Liaño, Donato, Manjarín, Fran, José Ramón o Salinas.

Los coruñeses cerraron la competición venciendo a domicilio por dos goles a ocho al Albacete Balompié en el Estadio Carlos Belmonte. Un Albacete Balompié en cuya portería se encontraba un tal José Francisco Molina. A pesar de lo abultado del resultado final, aquel encuentro estuvo igualado hasta los setenta minutos, en que los blanquiazules, en un mágico arreón, anotaron cuatro goles en seis minutos.

Si en el primer encuentro en Riazor los de Iglesias se habían impuesto gracias a los goles de Nando y Bebeto, en esta ocasión los goleadores fueron Javier Manjarín -por partida doble-, Julio Salinas -que hizo un hat-trick-, José Ramón, Donato… y Miroslav Djukic, que abrió la cuenta en el minuto siete de partido en su segundo enfrentamiento con Molina.

Aquel año el entonces central fue el jugador que más minutos disputó en las filas deportivistas e hizo dos goles. Molina, por contra, recibió treinta y dos goles en los veintitrés partidos que defendió los palos, cifra nada desdeñable si se tiene en cuenta que ocho de los tantos llegaron en ese último partido y que el Albacete cerró la temporada al filo del descenso, en la decimoséptima plaza.

Molina campe%C3%B3nSu buena temporada le sirvió para ser firmado por el Atlético de Madrid, donde disputó al año siguiente los cuarenta y dos partidos de ‘La Liga de los veintidós’. En el conjunto colchonero, en aquella temporada, se convirtió en el meta menos goleado, y lo que es más importante: en campeón de Liga.

Miroslav Djukic aquella campaña tuvo que conformarse con una discreta novena plaza. En esta ocasión, en sus enfrentamientos con Molina tuvo menos suerte, ya que en el Vicente Calderón cayó por uno a cero en la primera vuelta y, en la segunda, en un encuentro que finalizó con empate a dos, sufrió una de las seis únicas expulsiones que sufrió en sus catorce años como profesional en España.

En la temporada 1996/97, la defensa deportivista sucedería a la rojiblanca como la mejor de la competición gracias a la irrupción de  Noureddine Naybet como compañero de fatigas de Donato y un Djukic que perdió presencia aquella temporada, con ‘apenas’ veintinueve partidos disputados.

El Atlético de Madrid pasó de ser campeón a bajar a la quinta posición -una por detrás del Deportivo- y de recibir 32 goles a encajar nada menos que 64, dos de ellos del conjunto coruñés en el partido de ida en el Vicente Calderón. El de vuelta, el de la jornada 24, se saldó con un empate a cero y Djukic debió ser sustituido en el minuto 33 por problemas físicos.

En la campaña 1997/98, los enfrentamientos entre el serbio y el valenciano se saldaron con una victoria para cada uno, por cuatro goles a uno para el primero y por tres a uno para el segundo, con dos diferencias con respecto a los anteriores envites:  Molina volvía a ver a Miroslav Djukic por encima del hombro y éste había pasado de deportivista a valencianista.

Al año siguiente volvieron a cambiar las tornas y volvió a ser el balcánico quien se vio por encima y triunfador en los dos partidos en que se enfrentaron sus clubes, si bien en el primero, el que inauguraba la competición liguera, Claudio Ranieri decidió no alinear a Djukic.

Con Héctor Cúper en el banquillo, volvió a ser de la partida en los dos encuentros ante el Atlético de Madrid en la 1999/00, una temporada maldita para José Francisco Molina, pues había pasado de saborear la miel de los títulos a caer al infierno como colchonero en la última de sus campañas en el Calderón.

Para él, sin embargo, el descenso no fue más que un mal sueño, una estación de paso. De cara a la temporada 2000/01 firmó por un equipo que había logrado sin Miroslav Djukic aquel sueño que lastró un maldito penalty: la consecución del título liguero.

Molina desbancó de la titularidad a Jacques Songo’o casi sin que el camerunés se diese cuenta, ya en la Supercopa de España. El valenciano llegó, vio y venció al Espanyol de Barcelona… y al Valencia del hoy entrenador blanquivioleta en las dos ocasiones en que se enfrentaron -otra vez, una de ellas sin el almirante Miroslav en el césped-.

Djukic ValenciaSi en esa campaña fue el Real Madrid quien le privó de reeditar el título, sería precisamente el Valencia quien obligase de nuevo al Deportivo a conformarse con la segunda plaza la temporada siguiente. A pesar de que su presencia en el equipo había pasado a ser casi testimonial, Rafa Benítez tuvo a bien alinear a Miroslav Djukic en los dos encuentros, en Mestalla como titular (1-0) y en Riazor como hombre de recambio (también con resultado de 1-0).

Si apenas jugó en la temporada 2001/02, menos aún lo hizo en la 2002/03, la última en las filas valencianistas. No obstante, fue titular en A Coruña, no así en Valencia. Quien faltó esta vez en ambas citas fue Molina, y no precisamente por los motivos técnicos que habían hecho a Djukic ausentarse.

En octubre de 2002, José Francisco Molina anunció que padecía un cáncer testicular que le obligó a apartar los guantes hasta enero de 2003. La campaña siguiente, físicamente recuperado, volvió a ocupar la meta deportivista, aunque ya para entonces no pudo volver a enfrentarse a un Miroslav Djukic que había decidido disputar su última campaña en el Tenerife, en segunda división.

El guardameta, cinco años más joven que el actual míster blanquivioleta, alargaría su carrera debajo de los palos hasta 2007, época en que su rival del próximo sábado había dado ya sus primeros pasos como entrenador. Este sábado, después de cruzarse sus caminos en múltiples ocasiones como futbolistas, se enfrentarán por primera vez desde que cambiaron botas por banquillos.

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