Manuel Retamero analiza la victoria por la mínima del Real Valladolid ante el Villarreal B.
Pese a que el juego ofrecido en la ciudad deportiva del Villarreal no fue el que vimos en otras tardes, el equipo saco adelante tres puntos más ante un rival complicado, con una trayectoria muy positiva, muy buena racha de resultados, y lo que es más importante, un equipo ordenado, trabajado y que nos había estudiado muy bien. De ahí que lo que consiguió el Real Valladolid fue muy importante y muy a tener en cuenta, sobre todo que ahora, la presión la tienen otros.
Buen planteamiento del rival, pero con fisuras
El partido comenzaba con dos equipos muy parecidos, o por lo menos con la propuesta de querer jugar al fútbol teniendo el balón, con orden y muy bien trabajado para poder aplicar todo esto con criterio. Veíamos del Villarreal B todo lo anterior pero, ¿ocasiones de gol?
Sólo alguna intervención de Lucas Porcar que, de la misma manera y ya conociendo sus cualidades, intentaba finalizar con golpeo desde la frontal del área de penalty, una conducción bien llevada con regate incluido que Jaime intercepto con acierto.
Nada más de un Villarreal B al que tras todo ese gran trabajo le faltaba la pegada que tenía el Real Valladolid, que la dejaba patente en las numerosas ocasiones que tenía, ya en la primera parte con Javi Guerra a la cabeza, Óscar, Bueno y Nauzet.
Cómo no destacar -aunque fuera del equipo rival- al portero Mariño, pues de no haber sido por su actuación al descanso estaríamos contando, más que las ocasiones que tuvimos, los varios goles encajados en la portería castellonense.
Gran actuación la suya, que con las de Lucas Porcar, Jaume Costa y la voluntad de Juanto fueron de lo más destacado de un mini-submarino amarillo que echó de menos a Joselu, que no estuvo muy participativo. Y, por supuesto, hay destacar en el banquillo el trabajo que hizo en el planteamiento Julio Velázquez.
No obstante, es cierto que se le vio alguna fisura, y es que desde el inicio fuimos viendo que aunque también quería tener la pelota, veíamos una defensa muy adelantada que provocaba buscar desmarques de ruptura al espacio dejado a las espaldas de los defensores rivales y provocar así mas de una ocasión a las que acertaba muy bien Mariño o que nuestros jugadores no estuvieron acertados en la toma de decisión.
Sobre todo en las primeras ocasiones en las que tanto Javi Guerra como Óscar González y después Alberto Bueno no acertaban a sobrepasar el último rival y buscaban finalizar a la primera.
Gol justo
Después de todo lo anterior se me antoja muy justo que el Real Valladolid se fuera al descanso y faltando pocos minutos con el resultado favorable y tras sacar un córner Nauzet, se producían varios rechaces en los que uno de esos se lo llevaba tocándolo al fondo de la red Javi Guerra.
Así hacia el gol que nos daría la victoria. No era la manera más bonita, y más viendo las ocasiones anteriores de las que disfruto el Pucela, pero valía mucho, y antes estos rivales más aún.
El equilibrio defensivo para mantener el resultado favorable

De la segunda parte hay destacar que el Real Valladolid ha encontrado el equilibrio dentro del buen funcionamiento del equipo, añadiendo el trabajo y la fe en todo esto, hace que salga a la luz o -mejor dicho- se vea reflejado en lo que los espectadores vemos semana tras semana.
Es un equipo que está llegando muy bien al final, con paso firme, y sobre todo con muy pero que muy pocos errores defensivos. En Villarreal se vio una segunda parte que tuvo mucho control en el medio del campo pero que no se reflejo en ocasiones peligrosas del rival.
El equipo llega a su tramo final con nota muy alta esperemos que esto tenga el mejor de los premios y eso no es otro que el gordo. En definitiva, el ascenso directo que todos deseamos.
