Si después de tomar el sol notas que tu piel tiene ampollas, un enrojecimiento que no desaparece con el paso de las horas o, incluso, si al rozar la zona ves que la piel se desprende con facilidad, es muy importante que acudas al médico sin esperar un segundo. Así lo advierten especialistas en dermatología, recordando que estos signos pueden indicar quemaduras solares graves, capaces de dejar secuelas en tu piel o incluso abrir la puerta a futuras complicaciones.
Es verdad que con la llegada del buen tiempo a todos nos apetece tomar el sol, disfrutar de un paseo por la playa, de un rato en la piscina o de la tranquilidad de una terraza, pero es precisamente en estos escenarios relajados donde solemos bajar la guardia, olvidando lo peligroso que puede ser exponerse a la radiación solar sin la protección adecuada. Por eso, en este artículo te vamos a dar una serie de consejos para que nunca tengas que preocuparte por este tema y que puedas tomar el sol tranquilamente, pero con cabeza.
El peligro de tomar el sol sin protección
A menudo pensamos que solo corremos riesgos si nos pasamos horas tumbados al sol, pero la realidad es que basta con unos minutos de exposición intensa para que la radiación ultravioleta pueda crearnos algún problema grave en nuestra piel. Al tomar el sol sin un protector adecuado, el primer aviso pueden ser las clásicas manchas rojas, conocidas como eritemas solares, las cuales, según explican los expertos, aparecen porque los vasos sanguíneos de la piel se dilatan debido al calor, provocando un enrojecimiento temporal que, en principio, no suele doler y desaparece solo.
Sin embargo, si tras tomar el sol sientes ardor, picor fuerte, la piel duele al mínimo roce o ves que empiezan a salir ampollas, debes prestar mucha atención, ya que el doctor José Luis Ramírez Bellver, dermatólogo del IMR, ha señalado que cuando la piel se ampolla o se desprende tras un leve contacto, estaríamos hablando de una quemadura solar que requiere que nos revise un médico. En estos casos, la barrera cutánea está seriamente alterada y hay riesgo de infección o de complicaciones muy graves en el futuro más inmediato.
Por eso, aunque parezca repetitivo y a veces algo molesto, debes aplicar un buen protector solar cada vez que vayas a tomar el sol, ya que esto no es un mero capricho, sino la única forma de protegerte de este tipo de daños. El experto aclara que da igual si se usa en crema, en bruma o en aceite, ya que lo importante es que tenga un factor de protección suficiente y se adapte a tu tipo de piel, eso sí, hay que tratar de evitar productos demasiado grasos en personas con tendencia al acné.
Hay que tomar el sol con cabeza para evitar sustos
Podríamos decir que la cultura de tomar el sol ha cambiado mucho en los últimos años, ya que antes se veía casi como un símbolo de salud estar moreno, pero hoy sabemos que ese tono bronceado es, en realidad, una reacción defensiva de la piel frente al daño solar. Dicho de otro modo, ponerse moreno significa que la piel está intentando protegerse del sol y de sus efectos.
Para evitar sustos, no solo vale con aplicarte el protector solar y olvidarte de él, sino que debes seguir una serie de consejos para propiciar que este funcione correctamente, como por ejemplo echártelo media hora antes de tomar el sol y volver a hacerlo cada dos horas como mínimo. Aunque lo siguiente es lógico y siempre nos lo repiten en la televisión todos los veranos, no debemos hacer esto en las horas centrales del día ya que es el momento en el que la radiación ultravioleta es mucho más intensa; además de que tenemos que usar una gorra o sombrero y siempre es recomendable tener las gafas de sol a mano.
 
			