En los días previos a la celebración de la AfterTuit Cup, Alejandro de Paz, uno de sus organizadores, afirmaba a quien escribe que una de las claves del torneo de abonados que se disputaba este sábado en el estadio José Zorrilla era que todo pareciera espontáneo, cuando no lo es. No lo fue en esta cuarta edición; todo tenía un sentido, una explicación, y sobre todo, una motivación: disfrutar de una jornada para muchos histórica, por lo que supone cumplir el sueño de jugar allí donde siempre quiso y donde se reúne para animar al Real Valladolid.
Como la magia, parece fácil, pero no lo es. Alguien de la organización decía que los principales benefactores de la gran reunión de Twitter Pucela habían dormido solamente dos horas para ultimar los preparativos. Los nervios se transformaron en ilusión y, todavía, en mucho trabajo, en el que De Paz, Sergio Hernando y Simón Asensio hacían breaks para jugar con sus equipos (dos de ellos alcanzaron las dos finales). A su alrededor, más de 300 abonados de un Real Valladolid encantado con la iniciativa, como confesaba Jorge Santiago, portavoz del club, que no se perdió la fiesta.
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La construcción de un equipo
Uno de los valores de la AfterTuit Cup es que la gran mayoría de los jugadores de cada plantel no se conocen entre sí, lo que fomenta que durante la jornada se cree un equipo, en el sentido más amplio del término. Lo que en el primer turno de partidos es un “tú de qué juegas” y la esperanza de que el de al lado sea igual o mejor que tú acaba transformándose en una organización creciente y -a menudo, o esa es la idea de los organizadores y de la gran mayoría de participantes- en un reparto equitativo de los minutos de juego en cada partido.
Hay quien se conoce más, quien tiene la suerte de haber coincidido en otros torneos o que ha sido ‘fichado’ (cada capitán o presidente puede elegir hasta cinco conocidos), pero también, como en Blanquivioleters, el equipo que representó a este portal, darse el caso de que nadie haya jugado antes con sus compañeros. Esto, que a primera hora parece fomentar el caos, acaba traduciéndose en que a cada intervalo entre partidos, a cada pase, a cada gol, los lazos se estrechen. Y ya si encima vas ganando… miel sobre hojuelas.
La @AfterTuitCup no es solo un torneo, es mucho más que eso.
En mi opinión, uno de los pilares fundamentales de este torneo, dejando a un lado lo deportivo, es el trato que te llevas con la gente, ya no solo el cariño, sino las relaciones que surjan tras este torneo
— Simón “AfterTuit” Asensio ️⭐️ (@SaimonAsensio) June 8, 2025
Sentimientos a flor de piel en la AfterTuit Cup
Efectivamente: tal y como es deseo de la AfterTuit Cup, el objetivo es pasárselo bien, y la gente este sábado lo hizo desde primera hora hasta la más canalla, en la fiesta posterior. Hubo quien acudió ataviado en traje, con un modelito parecido al del eurovisivo Tommy Cash -sí, el del espresso machiatto machiatto corleone, mi amore-. También quien se llevó a la familia para hacerse fotos con ella a pie de césped y familias que se incorporaron con el avance de la jornada y (sorprendentemente) de las rondas. ¿Que hubo competitividad? Pues sí, un poquito sí, pero, principalmente, fue una jornada para vivirla, única incluso para quienes repetían experiencia.
Uno podría creer que Serki -sí, el de los videítos generados por la IA en Twitter– pensará distinto, puesto que se lesionó en el codo durante la matinal (gajes del oficio), pero fue salir del hospital y, con el brazo inmovilizado, volver para estar junto a su equipo y disfrutar un rato más. Y es que tiene esta cita un componente de familia tal que hubo más de una sorpresa por parte de la organización, como la camiseta que regalaron a Alberto Cuesta para su hija Naia, nacida hace apenas unos meses… y que el orgulloso padre no dudó en ponerle a la primera oportunidad que tuvo. Fueron, las suyas -aunque no solo- algunas de las lágrimas de emoción que tuvo esta cuarta edición de ‘La Twitter’.
@AfterTuitCup pic.twitter.com/LVmoKfztMQ
— Rosa M. (@Rosa29MI) June 7, 2025
Larga vida al torneo
Pisaron el césped del estadio José Zorrilla en esta AfterTuit Cup algunas jugadoras del Real Valladolid Simancas como Noelia o Claudia, que este año no pudieron hacerlo en competición oficial, o como Álvaro Planas, canterano blanquivioleta que juega hoy en Estados Unidos, y quien recogió como capitán de su equipo el trofeo de la fase de consolación. También a ellos, a jugadores de la Liga Nacional Juvenil o de otras categorías amateur, va destinada una cita que si tuviera una masificación de este perfil de futbolistas podría trascender de sus objetivos, pero no fue, desde luego, el caso. Sucede que a nadie le amarga un dulce, y viendo los derroteros de esta cita, raro será el que no quiera vivirla…
Así lo vivió el arriba firmante; primero como un “a ver de qué va esto” y más tarde como un “pues esto está muy bien; esta gente se lo ha currado”. Un sentimiento que es independiente de cualquier triunfo, puesto que de lo que se trataba era de ganar al #SomosValladolid de Cuesta y no lo hicimos de romper la cuarta pared de las redes sociales y pasar un día divertido y distendido, tanto con conocidos como con los que no lo son. Ahí, decían quienes lo habían vivido ya, está la magia de la AfterTuit Cup. Y efectivamente, ahí está. Larga vida a ello y enhorabuena a los organizadores.


