Se acabaron las mofas cuando, en una mesa con amigos, alguien pide agua con gas. Es completamente cierto que la moda del agua con gas ha tenido a su alrededor cierta sorna y suspicacia, bien por desconocimiento o bien por ser una costumbre poco arraigada al global del territorio español. El agua con gas, de gran consumo en el norte y este de Europa, parece haber alcanzado en España un nivel de apego que, además, poco a poco va descubriendo que su consumo va más allá de la preferencia, sino también a una mejor salud.
Se ha demostrado ya con creces que el agua con gas no solo hidrata igual que el agua sin gas, sino que, además, tiene ciertas propiedades interesantes para cuidar nuestro organismo, por lo que cabe destacar sus habilidades para potenciar su presencia cada vez mayor en la realidad del consumidor español, que busca un refresco saludable y sin azúcar que, además, nos ayuda a estar más sanos. Sí, has leído bien.
¿Mismas propiedades que el agua sin gas?
Aunque es cierto que no todas las aguas tienen el mismo aporte de sales minerales como el magnesio, el calcio, el potasio o el sodio, es cierto que ambas cumplen con el propósito esencial del agua en todas sus formas: hidratar. Esa capacidad de hidratación tiene el mismo efecto en el agua con gas y en el agua sin gas, con una única diferencia a ese respecto, que es básicamente la presencia de ese ácido carbónico que crea las burbujas.
Esas burbujas, además, encierran un beneficio inesperado, pues la distensión abdominal de ese gas en el agua tiene efectos saciantes que pueden ser saludables, facilitando, además, que sea un gran sustituto de los refrescos habituales, generalmente muy azucarados y más perjudiciales para la salud, además de favorecer la digestión y reducir molestias digestivas. Esa realidad convierte un producto acostumbrado a la ignominia a ser uno de los ejemplos de consumición favorita para muchos tras estos últimos hallazgos, que seguro que harán las delicias de aquellos que le han declarado la guerra a los azúcares.
La digestión… ¿mejor con gas?
Parece que sí, aunque suene raro, pero el agua carbonatada, básicamente agua con gas, tiene beneficiosos efectos para favorecer la digestión, así como reducir la aparición de dolores y molestias de carácter digestivo como la dispepsia, el estreñimiento o la hinchazón, facilitando, además, el tránsito intestinal y un mejor funcionamiento de nuestros órganos digestivos. Ese aumento de la motilidad gástrica, además de favorecer esa sensación de saciedad, puede llegar a facilitar la evolución de los procesos gástricos tras las comidas.
Nada es perfecto, pero el agua con gas la verdad es que queda cerca de serlo. Además de ayudarnos en todas estas cuestiones más referentes a lo gástrico, es un esencial para regatear bebidas con azúcar o alcohol en cualquier momento del día. Y apenas tiene pegas, pero lo cierto es que, más allá de las posibles flatulencias que pueda provocar el ácido carbónico, sí hay cuestiones que pueden hacerte pensar dos veces beber agua con gas. Si sufres reflujo gastroesofágico, no está recomendada, aunque es cierto que ya se ha demostrado su viabilidad para consumir para que la consuman personas hipertensas o embarazadas.
Lo que está claro es que estamos ante una revolución en lo que acontece alrededor de un producto algo olvidado en España y que representa una opción saludable, barata e incluso con propiedades positivas para tenerlo muy en cuenta y despedirnos de las bebidas carbonatadas habituales. Y, aunque todo en exceso siempre entraña un riesgo, lo cierto es que parece que en el caso del agua con gas, podemos beber sin miedo.
