El otrora delantero del Real Valladolid, hoy médico del club, recibe la insignia de la agrupación de La Pilarica en un acto que culmina la semana cultural de la peña blanquivioleta.
Alberto López Moreno, otrora delantero del Real Valladolid y actualmente médico del club, recibió este viernes la insignia de la Peña Cultural y Deportiva Nuria, una de las agrupaciones más longevas y activas de todas las que integran la Federación de Peñas vallisoletana, en un homenaje celebrado en el Centro Cívico del barrio de La Pilarica.
Alberto estuvo acompañado en el sentido acto por su familia y por amigos y ex compañeros de vestuario como los hoy entrenadores Juan Carlos Rodríguez y Javier Torres Gómez; Luis Mariano Minguela, actual alcalde de Laguna de Duero; el doctor Noriega, antiguo médico del Real Valladolid; o Luismi, ex utilero del club blanquivioleta.
El acto sirvió para poner punto y final a la VIII Semana Cultural de la peña de La Pilarica, iniciada el pasado viernes con la inauguración de una exposición de imágenes y recuerdos del Real Valladolid, que estuvo presidida por el máximo dirigente de la entidad, Carlos Suárez.
Alejandro Romero, periodista vallisoletano de Onda Cero, fue el encargado de presentar un evento amenizado con la música del dúo local El Hombre del Traje. En él se hizo un repaso a los más de setenta goles anotados por ‘Tomba’ con la casaca blanquivioleta y a sus mil y una experiencias vividas en sus más de doscientos cincuenta encuentros oficiales vistiendo la blanca y morada.
Recordó, por ejemplo, cómo fue su fichaje por el Real Valladolid, después de hacer sesenta y cinco goles en una temporada y media en el Moscardó, conjunto de la tercera división madrileña, o cómo vivió sus primeros pasos en el profesionalismo. Una de las anécdotas que más sorprendieron a los asistentes fue cómo dribló durante un tiempo la prohibición de jugar al fútbol fuera del profesionalismo, mientras estudiaba medicina en la Universidad de Valladolid.
Entonces, con ‘Pacho’ Maturana en el banquillo, disputó sin autorización de su entrenador el Trofeo Rector con el equipo de su residencia, la Menéndez Pelayo, hasta llegar a la final. Apelando al valor que el técnico colombiano otorgaba a los estudios universitarios, le explicó que debía que jugar un partido de fútbol en la universidad y recibió su autorización para disputar el envite, en el que caería ante Empresariales por penalties.
Concienciado con la legalidad -López Moreno fue directivo de la AFE-, Alberto no quiso hacer mención alguna a posibles primas a terceros recibidas como jugador profesional, aunque sí reconoció como cosa del fútbol pactos de no agresión como el firmado con un Celta de Vigo en el que Patxi Salinas, como sus propios compañeros anteriormente, se sorprendió por cómo el macedonio Ilija Najdoski lanzaba los libres directos.
El actual médico del Valladolid relató cómo, ya en las filas del Racing de Santander, sorprendió Vicente Miera con una invitación para su boda al día siguiente de ser sustituido a los veinte minutos de partido, o cómo amenazaba con no entrenar cuando don Vicente Cantatore (quien, según el doctor Fonseca, lo veía como potencial delantero de la Selección Española) deseaba llevárselo al Sevilla CF para, al instante siguiente, salir al campo y ejercitarse con la profesionalidad que le caracteriza.
El que para muchos es el mejor entrenador de la historia del Real Valladolid quiso que le acompañase en su nuevo destino después de dejarle fuera de aquella histórica final copera de 1989, en la que no disputó un solo minuto a pesar de ir por debajo en el marcador después de derrumbarse en el vestuario al saber que no sería titular.
Ése y la lesión producida en el encuentro ante el Marbella, en segunda división, fueron algunos de sus peores momentos como futbolista. Entre los mejores, López Moreno destacó en su homenaje sus dos goles en Estocolmo, en la Recopa; su primer gol como profesional, anotado en Zorrilla ante el Athletic de Bilbao; los dos tantos a Dassaev en el Sánchez Pizjuán o su gol ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
Al finalizar el acto no tuvo rubor, ante la petición del presentador, en destacar a los diez hombres de mejor cree que le han rodeado en su carrera como futbolista profesional. Su particular once tendría como entrenadores a José Luis Laso y Vicente Cantatore, y formaría con Manolo Llacer bajo palos, Torres Gómez y Juan Carlos como laterales, Cuaresma y Quique Moreno como centrales, Javi Jiménez y Minguela como medios, escoltados por las bandas por Jorge y Onésimo y Fonseca o Alen Peternac como acompañante en la punta de ataque.
Recuerdos, en fin, de un hombre de quien todos sus compañeros destacan su carácter bonachón, entregado e implicado para cualquier causa en la que se sumerja, como la Asociación de Veteranos del Real Valladolid. Valores todos ellos que, pese a los cambios que ha sufrido el fútbol y que él mismo relataba, como las primas por victorias o los mayores cobros en función del estadio civil, Alberto López Moreno mantiene desde que colgó su camiseta de ‘Habilidoso’ y se enfundó su bata con el mismo sobrenombre.
Valores todos ellos que llevaron a la Peña Nuria a imponerle su particular insignia y entregarle un trofeo en agradecimiento por todo lo que ha dado y da diariamente al Real Valladolid.