El madrileño ha experimentado una clara evolución desde el principio de la temporada y es uno de los jugadores más beneficiados por el cambio de sistema

Ya lo dijo el arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe: menos es más. Y menos es más porque haciendo las cosas fáciles y sin complicaciones es como salen mejor. Álex Pérez es un buen ejemplo de ello y ya se ha convertido en uno de los fijos en el once de Herrera desde hace tiempo pese a tener el cartel de ‘cuarto central’ cuando se confirmó su fichaje. Con veinticinco años ha demostrado tener el temple de un zaguero veterano en una temporada que ha servido para confirmar que hay jugador para rato.
La evolución del madrileño es clara desde que empezó a disfrutar de minutos hasta ahora. Pese a que es el central con más minutos de la plantilla, la mejoría y el aprendizaje los ha adquirido con el paso de los partidos y sumando minutos sobre el césped, que es donde mejor se asimilan los conceptos. Pero si algo le ha venido bien a Álex Pérez ha sido el cambio de sistema.
El Real Valladolid ha pasado a jugar con un 4-2-3-1 y esto hace que la defensa juegue más arropada. El cambio ha traído aparejado también que esté más cerca de la portería y, a la vez, los medios más cerca de la zaga. Esto ha potenciado las virtudes de Álex Pérez y disimulado sus defectos, por lo que todo el mundo sale ganando. Y si de algo puede presumir el madrileño es que es un jugador expeditivo, que no se complica; menos es más.
Y si hay una faceta que domina muy bien esa es la del juego aéreo y los balones frontales. Quedó más que demostrado el pasado sábado ante el Getafe, donde repelió balones por alto a diestro y siniestro en uno de sus mejores partidos con la elástica blanquivioleta más allá de haber logrado su primer gol con el Real Valladolid. Su físico y su corpulencia son un punto a su favor en este aspecto, del que se ve beneficiado el equipo a la hora de ser contundentes, característica necesaria a estas alturas de la liga.
Su cierta falta de rapidez o explosividad la cubre con solvencia y temple, y aprovecha su altura para ayudar al equipo los envíos directos del rival y en las jugadas a balón parado a la hora de atacar; el gol es el vivo ejemplo de ello. Si hay una carencia que quizá destaque un poco por encima del resto es la de jugar en el suelo. Al contrario que en los balones aéreos, Álex Pérez sufre en los giros y no maneja 100% el tackling, por lo que el otro sistema, que le hacía estar más expuesto, le perjudicaba más.
Tanto con Lichnovsky como con Guitián, jugador con el que más minutos ha coincidido en el centro de la zaga, se ha entendido y complementado perfectamente. Con sus defectos, pero sobre todo con sus virtudes, se ha ganado un puesto en el once titular de Paco Herrera. Acumula 2.639 minutos y es el séptimo jugador más utilizado de la plantilla. Además, es el segundo defensa que logra un gol esta campaña. Un bastión en el juego aéreo que le sirvió para lograr un tanto importantísimo para un Real Valladolid que sueña y cree que ascender a Primera es más real que nunca y para el propio jugador una renovación.
