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Ángeles o demonios

por Jesús Domínguez
22 de enero de 2010

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El juego del gallego6Cuatro de octubre de 2009. Real Valladolid y Athletic de Bilbao empatan a dos con el colegiado valenciano Mateu Lahoz como testigo. Fernando Llorente y Sisi se retiran lesionados. Iker Muniain y Nivaldo finalizan el encuentro caracterizados como héroe el uno y como villano el otro.

El central brasileño fue gravemente criticado por propios y extraños después de un fuerte encontronado con Fernando Llorente en el primer cuarto de hora de partido, tras el cual el punta navarro terminó en el hospital. El resultado, un leve traumatismo craneoencefálico con pérdida de consciencia que le hizo permanecer ingresado hasta el día siguiente.

En el tiempo que este ingreso perduraba, muchos eran los que acusaban de salvaje a Nivaldo por un lance más del juego, en el que si bien es cierto que arrolla al león, no tiene intencionalidad alguna de hacer daño a quien a la salida del Río Hortega demostró más bien ser un lindo gatito a quien la semejanza de Nivaldo con el canario Silvestre sorprendió… o no.

Y es que antes de volver a Bilbao, Fernando Llorente realizó unas incendiarias declaraciones que no hacían sino avivar el fuego ya iniciado por la prensa, diciendo sobre el blanquivioleta que “no creo que fuera fortuita como él dice. Llega tarde, sin medir distancias y a lo loco. Debe tener más cuidado en estas jugadas porque podía haber causado una desgracia. Espero que le sirva para reflexionar”.

Dicen las malas lenguas que más de uno en su entorno quiso recordarle al llegar luego a La Catedral que la primera piedra debe arrojarla quien esté libre de todo pecado, pero desistió por creerlo todavía conmocionado, pues sólo así se explica que un jugador que años ha hizo trizas el costillar de Fabián Ayala de un codazo acusara a Nivaldo de actuar de forma premeditada y con reiteración, ya que prosiguió su desacertadas declaraciones recordando que el brasileño ya la había tenido antes con El Rifle Pandiani.

Dando por válida la premisa de que sus palabras viniesen provocadas por los efectos secundarios de algún tipo de calmante, podría concurrir en el delantero una eximente que en ningún caso podrá aplicarse siquiera como atenuante en los medios de comunicación local.

Acepta este humilde escribiente que es difícil ejercer de abogado de un diablo vestido de ‘Puma’, pero siquiera podrían haber apelado los comunicadores encargados de cubrir al Real Valladolid a aquello de quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón o, cuanto menos, no reeditar en una versión de andar por casa un libro de reciente publicación bajo el título de “Periodistas Sometidos. Los perros de Madrid”.

(Nota: Siente quien les escribe que alguien pueda sentirse aludido, pero sólo parafraseando la obra de Francisco Rubiales puede encontrar los motivos del acoso y derribo que Nivaldo sufrió incluso por quien recientemente le ha entrevistado)

Ese no es hoy el tema, dirán. Y acertarán. La cuestión hoy pasa por una lesión, la de Sisi, que fue provocada por Iker Muniain el mismo día en que el pájaro arrolló al gato, y que sin embargo en ningún momento ha estado en boca de Madrid.

Perdónenme que con los antecedentes insista. También yo recuerdo las palabras de Sabina en uno de sus sonetos. Lo malo del después son los despojos. Que mantienen a Sisi en el dique seco, me permitiría añadir. Sin embargo, no se entienden éstos sin que todo sobre aquella semana se diga.

Digo esto como preámbulo de una apelación a sus memorias. Les pido que recuerden si a lo largo de la semana siguiente a la tarde de autos escucharon ustedes a “Los Manolos” hablar de la fisura en el peroné de Sisinio. ¿Nada? ¿Ni siquiera a Manu Carreño? ¿Y qué me dicen de otros periodistas cercanos a la blanca y violeta, de su misma empresa u otras?

Todos ahora se rasgan en mayor o menor medida las vestiduras, cuando hace tiempo que la bata de quirófano de nuestro extremo lleva preparada. Más o menos, desde que un niño puesto bajo la tutela del meta Armando y ‘Jokim’ Caparrós demostró ser genio y figura celebrando su gol junto al desafiante Aitor Ocio frente a nuestra afición.

Aquel día todos pensaban que Dan Brown se había inspirado en Iker El Travieso (como titulaba la crónica del partido de un medio deportivo de difusión nacional) y Nivaldo para escribir “Ángeles y Demonios”. Nadie apostaba por un best-seller en el que el travieso fuese algo más que eso, ni el pobre diablo carioca más que un carnicero qatarí.

Ficción aparte, la ciencia ha determinado que debe Sisinio pasar por quirófano. Lo hará hoy, en el Sagrado Corazón de Valladolid, y estará otras ocho semanas de baja. Sumará así un total de cinco meses y medio. ¡Cinco meses y medio, amigos del gremio!

Ángeles y demonios. ¿Quién es quién en esta historia? Llorente ha repetido lloros, y el niño ya no es tan estrella. Nivaldo se asienta y, lástima, Sisi no revienta. Aún así, hoy será noticia. Ya se sabe, a toro pasado, todos somos Manolete…

Hagan autocrítica, señores comunicadores. Luego informen, pero recuerden por aquel entonces qué debieran haber hecho. Y no olviden que, lo atroz de la lesión es cuando no pasa. Cuando, sin punto final de los finales, no hay dos micrófonos amigos.

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