Juan Carlos Alonso explica la norma del fuera de juego y qué debe hacer un árbitro asistente cuando no tiene la certeza de que un jugador está en posición antirreglamentaria.
 En el entorno del fútbol, con respecto a las decisiones arbitrales, una de las incorrecciones más veces escuchadas cada fin de semana es que, ante la duda, en el fuera de juego el reglamento dice que se debe dejar seguir, máxima que es incierta, pues el reglamento no sugiere tal acción ni en su Regla VI (árbitros asistentes) ni en la XI (fuera de juego).
En el entorno del fútbol, con respecto a las decisiones arbitrales, una de las incorrecciones más veces escuchadas cada fin de semana es que, ante la duda, en el fuera de juego el reglamento dice que se debe dejar seguir, máxima que es incierta, pues el reglamento no sugiere tal acción ni en su Regla VI (árbitros asistentes) ni en la XI (fuera de juego).
Esta frase es una recomendación desde el Comité Técnico de Árbitros (organismo cuyo integrantes vienen a ser los entrenadores de los árbitros): Ante jugadas de fuera de juego muy justos se sugiere que se debe permitir que la jugada termine, debido a que, actuando así, el acierto se da en un mayor número de casos. Para hacernos una idea, en la última Eurocopa el porcentaje total de aciertos fue de un 92%.
Estas instrucciones, en cualquier caso, pueden crear confusiones, ya que el asistente se puede equivocar, pero no como fruto de la duda, sino del error en la ejecución de los pasos que el asistente debe realizar.
En primer lugar, la colocación en la banda. Ésta debe ser con el penúltimo defensor, que será quien marque parte de la regla. Este defensor, en disposiciones en línea -en la actualidad son la mayoría- va cambiando, por lo que unas veces será un central y otras un lateral el hombre más retrasado, lo que nos da una idea de la dificultad del trabajo. Así, se debe estar continuamente mirando esta posición, pues resultará determinante.
La segunda cuestión que tendremos en cuenta es el toque del balón por parte del equipo que ataca. Es ese el momento que se juzga en las posiciones de fuera de juego, cuando se produce el pase. Ante él, rápidamente el ojo humano actúa como una máquina de fotos, captando en movimiento un número muy alto de imágenes. El asistente manda ipso facto estas ‘fotos’ a su base de datos, cargada con infinidad de jugadas semejantes, que son producto de la experiencia y el haber estudiado muchas situaciones parecidas, ante las que rápidamente el cerebro manda el resultado.
Si encuentra un jugador atacante más adelantado que el penúltimo defensor (el concepto en línea no existe en el reglamento), se activan las alarmas. Se esperará a ver qué interferencia tiene en el juego el jugador que está en posición de fuera de juego, según marcan los diferentes supuestos. En caso de que participe, se ha de levantar la bandera para avisar al principal de la necesidad de sancionar la jugada.
Explicado así parece un proceso lento y complejo, pero en un partido de fútbol esta operación se realiza en un corto espacio de tiempo y en multitud de ocasiones.
La televisión ha sido clave para aumentar el número de jugadas que un asistente puede tener en su base de datos, por eso, si hacemos un ejercicio y vemos los primeros partidos retransmitidos por Canal+, vemos cómo se sancionaban fueras de juego que en la actualidad serían impensables. Aunque, como excepción, los errores también suceden en ocasiones por despiste o falta de concentración del asistente.
Por todo esto, desde mi experiencia como árbitro asistente durante años, les digo como en su día dije a mis entrenadores de arbitraje: que cuando se levanta la bandera después del proceso explicado es por que no se tiene ninguna duda.
 
			