2008, Anuar Tuhami ha vestido con orgullo la camiseta blanquivioleta. El canterano, capitán y jugador del Real Valladolid hasta final de temporada, se despidió de su afición tras un merecido homenaje que se vio empañado por la derrota ante el Alavés. Se marcha del club con un “sabor agridulce” por los buenos momentos que ha vivido, pero con el dolor de dejar al equipo en LaLiga Hypermotion.
“Al final yo creo que la vida son etapas y la que yo he vivido aquí ha sido maravillosa. Me llevo todo el cariño de la afición, el Real Valladolid es mi casa, Valladolid es mi casa. Me voy con el sabor agridulce de acabar así mi trayectoria, pero me quedo con lo bueno que ha sido defender así el escudo del Real Valladolid y eso me hace muy muy feliz”, declaró Anuar al término del encuentro.
El fin de ciclo de Anuar
El balance que hace de la temporada es, evidentemente, negativo, pero Anuar no duda en que el Real Valladolid volverá a la máxima categoría del fútbol español “más pronto que tarde”. “No hemos dado con la tecla para saber quedarnos en Primera División, es una categoría que te exige mucho. Hemos ido perdiendo confianza partido tras partido, a pesar que lo hemos intentado toda la temporada, pero derrota tras derrota nos hacían daño. Si hemos descendido es porque hemos hecho las cosas mal, hay que aprender de los errores y tratar de volver cuanto antes porque este es un grandísimo club”, añade el ceutí.
En cuanto a los motivos de su despedida, prefirió no dar demasiados detalles, pero afirmó que “es el momento ideal” para marcharse. “Creo que son ciclos y los ciclos se acaban. Hasta mi ultimo día lo he dado todo, por el escudo y prefiero irme con la cabeza alta y orgulloso de cada segundo que defendí esta camiseta. Creo que el respeto me lo he ganado”, sentenció en los micrófonos de DAZN, nada más acabar el encuentro.
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Rechazó una oferta para seguir
Más en frío, en rueda de prensa, Anuar Tuhami insistió en el análisis, en que “la vida son etapas” y él sentía desde hacía tiempo que la suya en el Real Valladolid “se estaba acabando”. Así, confesó que había tenido “una propuesta seria” por parte del club para continuar, “una prueba” de lo querido que es y de que la idea que había en las oficinas era que continuase siendo un referente dentro de la caseta, aunque desestimó hacerlo al entender que había llegado la hora de buscar nuevos retos lejos de la que ha sido su casa todo este tiempo.
Así lo ha sido y así lo será, aunque la despedida haya sido un tanto descafeinada -cosa que no dijo él- por faltar tanta gente (fueron 14.000 personas a Zorrilla, al menos un millar, aficionados del Alavés). Igualmente, vivió “un momento muy especial y emotivo” al recibir la Insignia de Oro del Real Valladolid. “No pensaba que se me fueran a saltar las lágimas. Estos días lo venía pensando, que no iba a llorar, que soy muy fuerte, pero son muchos años vistiendo esta camiseta, he visto fotos en las que era un niño…”, recordó Anuar, con un nudo en la garganta.
No en vano, hay que recordar que el ceutí llegó con trece años y llegó a ejercer de recogepelotas en el ascenso de 2012, cuando todavía era cadete. Más tarde ha vivido varios él; primero, uno con el Real Valladolid Promesas en 2014, siendo todavía juvenil, y, más tarde, tres a esa Primera División que ahora abandona con el primer equipo, en 2018, 2022 y 2024. Demasiadas cosas vividas por un Anuar que siempre será blanquivioleta.
