Cuando un aficionado blanquivioleta escucha el nombre de José Antonio Aramayo, es imposible que alguien tenga algo negativo hacia él.
El Pibe lleva desde 1979 al servicio del Real Valladolid como masajista después de que en 1971 firmara como futbolista en el equipo que dirigía en su día, Héctor Martín, “Torini”. Llegó procedente del Mirandés para disputarle el puesto a Manolo Llacer y a Benjamín.
Estuvo durante dos temporadas en el club, ambas en Segunda División, debutando tal día como un 5 de septiembre de 1971 ante el Hércules.
El choque final reflejó un 3-1 favorable con tantos de Fede, Manolo Álvarez y Lizarralde. Su último partido como blanquivioleta fue ante la Cultural en un choque que pese a que ganaron los leoneses, acabarían descendiendo de categoría. En total, disputó 39 partidos en el Real Valladolid y encajando 42 goles.
Posteriormente jugó en el Almería y en el Rayo, y al acabar su contrato, se trasladó a Madrid donde aprendió el oficio de masajista casi por casualidad ya que su idea era regresar a Argentina. Estando en el Almería, algunos de sus compañeros iban a darse masajes a Sevilla y él, que ya tenía alguna idea de aquello, empezó a dárselos él mismo.
Después de llegar a prueba al Deportivo como masajista, Gonzalo Alonso lo fichó para el Real Valladolid. Desde entonces, toda una vida por y para la entidad blanquivioleta hasta el próximo mes de mayo, momento en que se jubilará.
Será imposible reemplazarle pero desde aquí queremos desearle lo mejor a partir de ahora y que siga con ese ritmo en las venas tocando la percusión.