De todos es sabido que la realidad en cuestión de infraestructura para los nuevos vehículos eléctricos no es la mejor. Aumentar la autonomía es un paso clave para que la opción eléctrica crezca y empiece a ser considerada seriamente por marcas y particulares. Una realidad que, de momento, parece no tan avanzada como se quiere y que puede encontrar en Francia, cerca de París, una respuesta realmente interesante. Si nuestros coches “repostaran” automáticamente, ¿hasta dónde podríamos llegar?
Esta es la clave de la nueva idea que se ha desarrollado en el país vecino, donde la Universidad Gustave Eiffel y la empresa de caucho y neumáticos, Hutchinson, se han dado la mano para desarrollar un tramo de autopista que es capaz de recargar vehículos eléctricos. Sí, sí, has leído bien. La fantasía ha sido ya probada y la realidad es que es uno de los avances más interesantes hasta el momento en el campo de la alimentación de vehículos de carga eléctrica para favorecer su autonomía y prolongar su capacidad. Un paso importante para seguir convenciendo a los indecisos.
Una autopista ya en pruebas
No es ciencia ficción. Al contrario, es muy real. De hecho, ya está en funcionamiento y está completamente abierto al paso de vehículos, eléctricos o no. Este proyecto, con socios de importancia como VINCI Autoroutes o Electreon ya está sacando datos muy interesantes en este tramo de 1.5 km en la A10, al suroeste de París. Con picos de potencia cercanos a los 300 kW y una media sostenida de 200 kW, de momento las pruebas no pueden ser más interesantes.
La tecnología se basa en la inducción, que es la que consigue trasladar la energía recogida en la vía para transferirla a los vehículos eléctricos equipados por receptores compatibles. Esto podría gestionarse, además, por una suscripción mensual o un pago por uso abierto a particulares y también a flotas de transporte por carretera, lo que afianzaría un aliado fuerte para apostar por un método más sencillo y sostenible de desplazarnos.
Además, este avance tiene más objetivos que aumentar la autonomía de forma automática, sino que puede suponer una serie de ventajas que favorecen, sin duda, la movilidad eléctrica. Para empezar, las paradas para recargar se eliminarían o, como poco, se reducirían mucho, pues este sistema aboga por la recarga directa, con solo circular. Y, por si fuera poco, parece que esto conllevaría, con el tiempo, una reducción significativa del tamaño de las baterías, al no ser tan necesaria una carga máxima potente sino una batería optimizada para este sistema de recarga. En un mundo ideal con carreteras que repliquen esta tecnología, el transporte es más limpio, más silencioso y más eficiente.
Una mirada al futuro de los vehículos eléctricos
Un avance que no solo puede ser un hito en este desafío energético de cargar vehículos eléctricos, sino también expandir y afianzar un modelo de transporte mucho más respetuoso con el medio ambiente. La idea de Francia es extender esta tecnología por otros puntos estratégicos para tratar de expandir la idea y escalar miles de kilómetros por toda Europa, pero que seguro que consigue expandirse aún más, mientras que en Italia, Suecia o Alemania ya están intentando poner en marcha sistemas parecidos.
De hecho, ya hay numerosos países lejos de Europa como China, Estados Unidos o Corea del Sur que están implementando sistemas que pueden asemejarse al que ya está en marcha en este pequeño espacio de la red viaria francesa. El primer paso en suelo francés, a pocos kilómetros de la capital gala es un gran salto para crear nuevas vías de esperanza para generar mejores sinergias a la hora de operativizar el transporte eléctrico y encontrar fórmulas que animen a los particulares a elegir el coche eléctrico.
