Cada día los intentos de estafa son más y más diversos. Y la familia de la influencer vasca Belén Santo (conocida en redes sociales como Belu) ha sido objeto de un intento descarnado, de esos en los que quien intentó llevarlo a cabo demuestran tener poco corazón -como si lo tuviera cualquiera que lo intenta…-.
Así lo ha narrado a través de sus perfiles públicos Santo, que ha intentado de alertar a sus seguidores: más de 400.000 en Instagram y más de 1,2 millones en TikTok. “Han intentado estafar a mi madre con un tema muy, muy, muy delicado. Hace unos días desapareció el perro de mi hermano, Max, y, después de publicarlo en redes sociales a mi madre le llegó un mensaje”, comienza a explicar.
En ese mensaje, alguien que decía ser camionero “dijo que lo había encontrado en Francia”, cuando la familia de Belu, ahora afincada en Madrid, vive en el País Vasco, pero, habida cuenta de la situación desesperada, sus padres y su hermano “estaban como locos intentando quedar con él” para que les devolviera a su mascota.
Sucedió que “el señor decía que no podía estar mucho tiempo parado”, se supone, que por su presunto trabajo, y además, se excusaba de que, “como era francés, por eso daba largas y contestaba cosas raras”. Hasta que, de repente, y tras ser esquivo respecto a un encuentro, ofreció una alternativa: enviar a Max a través de “una agencia”.
Una negativa que acabó en petición de dinero
Los aitas (padres) de Belén Santo “le pedían que parar medio segundo en Bilbao” para darles a Max, pero nada, no hubo manera. Esa agencia, presuntamente, iba a devolver a la mascota sana y salva… pero, claro, generaría un gasto, o eso decía quien decía ser camionero. “Intentó estafarles diciéndoles que, como él no se podía parar, lo mandaba así y pedía 200 euros. Mi madre, gracias a Dios, tiene una hija de 15 años, otra de 30 y otro de 32, y le dijimos ‘mamá, no: es una estafa‘. Si no nos llega a tener a nosotros, lo mismo les manda el dinero”, indica la influencer.
No solo por el evidente cariño a Max la madre de Belén Santo dudó y llegó a plantearse pagar para que su amigo canino volviera a casa. También lo hizo porque la persona que estaba al otro lado, el presunto estafador, tenía una foto suya. Una tan detallada en la que se le veían marcas propias suyas, que podían dar pie a pensar que sí, que lo tenía, que el camionero podía gestionar ese viaje y la historia acabar con final feliz.
Pero era una foto falsa. “Mi madre tiene 56 años y no tiene por qué darse cuenta de que es una imagen hecha con IA. Yo la vi 17 veces y dudé mucho”, confiesa Santo, poniendo en solfa una circunstancia que a veces entra en juego cuando se trata de estafas, como es el uso de la Inteligencia Artificial para generar confusión.
La advertencia (y el enfado) de Santo
Belu lamenta en el vídeo publicado en sus canales públicos que alguien “estaba intentando aprovecharse de una situación de desesperación” y que haya gente “muy mala”, además de hacer hincapié en esa circunstancia, que hay quien puede no percibir el engaño como ella y sus hermanos hicieron. “Este vídeo es para avisaros de lo que puede pasar y para pediros que no confiéis en la gente que no manda fotos ni vídeos y os pide dinero”, señala (en realidad, en su caso sí recibieron fotos… pero después de muchos vaivenes y respuestas esquivas).
Desgraciadamente, esta historia, que podría parecer que tuvo un buen final, porque lo cierto es que la familia Santo evitó ser estafada, no puede decirse que tuviera feliz, puesto que, según confirma Belén al final del vídeo, Max fue finalmente hallado sin vida, después de ser atropellado “al final de la calle”.
