El Real Valladolid ha hecho con Guille Bueno otra apuesta coherente, en la línea de fichajes de gente joven y con proyección del club. El lateral izquierdo gallego, de 22 años, ha firmado con el equipo blanquivioleta tras abandonar el Borussia Dortmund y cerrando un contrato de largo recorrido hasta 2028. En un Valladolid que ha vivido, en los últimos años, una crisis con el lateral zurdo, será capaz de comenzar la temporada con tres.
Nacido un 18 de septiembre de 2002 en Vigo, Guille Bueno dio sus primeros pasos en el fútbol en su Galicia natal y junto a su hermano gemelo, Hugo, primero en el Gondomar y más tarde en el CD Areosa, uno de los viveros habituales del fútbol gallego. Ese trampolín inicial le hizo llegar a la cantera del Deportivo de la Coruña, donde destacó en el juvenil y en el filial blanquiazul e incluso coincidió con Trilli, nuevo compañero en el Pucela. Su proyección en el Fabril le abrió la posibilidad de dar el salto al filial del Borussia Dortmund, donde disputó un total de 64 partidos oficiales, en los que sumó más de 4500 minutos y repartió tres asistencias.
La pasada campaña 24/25 dio un gran salto hacia la 2.Bundesliga, en una división que le puso por delante un reto mayor en su cesión al Darmstadt 98. Durante la temporada pasada, ha logrado jugar más de 1300 minutos, todos ellos repartidos en 24 encuentros, 13 de ellos como titular. A pesar de haber hecho una buena campaña, Guille Bueno quiso salir del Borussia Dortmund, que lo soltó a cambio de una cifra cercana a los 200000 euros.
Rasgos fundamentales de Guille Bueno
Una de las principales características de Guille Bueno es, precisamente, entender su posición como lateral desde su capacidad de desafío en el uno contra uno y sin ignorar un buen trato del balón a nivel técnico. Esa capacidad para combinar ambas realidades le hace ser un perfil de lateral que puede encontrar acomodo en varios roles, explorados en su trayectoria en España y Alemania. Bien actuando como carrilero con línea de tres atrás o como lateral profundo o invertido en línea de cuatro, el jugador gallego es una pieza que siempre suele encajar.
Sin mostrar un gran derroche físico en defensa, sí tiene capacidad para medirse por su agilidad y velocidad, controlando bien su agresividad, midiendo los tiempos para tratar de actuar con limpieza y dar continuidad a la jugada. En la etapa en Dortmund, la superioridad del equipo y su presencia ofensiva facilitaba que su rango de acción defensivo fuera menos intenso, pero sí le incorporó la naturaleza de la presión alta. Siendo un lateral rápido, debe pulir el control de las transiciones para dominar del todo la repetición de esfuerzos.
Ofensivamente sí muestra una alta capacidad en cuanto a recursos para entenderse en zona ofensiva. Profundo, rápido, capaz de desbordar y, a la vez, saber asociarse con precisión. Es un jugador al que la agilidad y el cambio de ritmo le da la opción para dominar rivales y, sobre todo, profundizar con peligro. Sin ser un gran asistente, sabe buscar destino a los balones desde la banda zurda o tratar de encontrar vías de oportunidad en el carril interior, con pases filtrados a los atacantes o buscando una pared en la frontal.
Encaje en el Valladolid de Almada
Habiendo actuado ya en varias posiciones y roles a lo largo de su carrera, la pieza de Guille Bueno se ve interesante en la plantilla de un Pucela con ese tinte juvenil que están construyendo Víctor Orta y su staff. Lo más importante de su encaje es que, sea cual sea la elección de Almada en banda en cuanto al perfil de Guille Bueno, casi siempre será acertada. Ya sea porque quiere un lateral corrector, pendiente de activarse defensivamente en los carriles interiores, o un lateral más activo ofensivamente, el técnico charrúa tendrá en el gallego un elemento que se sabrá adaptar a las circunstancias.
Esa fórmula le vendrá bien en cualquiera de los marcos que parecen más esperables por parte de Almada, desde el 1-4-4-2 mostrado ante el Pafos como en el 1-4-2-3-1 más típico del entrenador uruguayo e incluso en el 1-4-3-3 que se puede llegar a formar en fase ofensiva. Siendo este el escenario, Almada tiene lateral para cualquier de estas situaciones, sirviendo bien por dentro y por fuera y con los deberes de ser aún más intenso de lo que se ha podido ver en ese ida y vuelta constante que parece querer Almada.
¿Por qué creo que lo han fichado?
Para un equipo como el Real Valladolid, fichar un lateral izquierdo en propiedad es un motivo de alegría. Tras una época en la que la reconversión de laterales diestros o centrales fue un parche para poder cubrir el rol, Almada cuenta ya con tres efectivos entre los que elegir para formar en esa banda zurda. La llegada de Guille Bueno es, por un lado, movimiento necesario y, por otro, un refuerzo de calidad en edad competitiva para el primer equipo para competir con Iván Garriel.
No parece, ni mucho menos, un capricho, sino una forma de aproximar las opciones disponibles de Almada a las garantías competitivas de una plantilla fija de 19 jugadores que, con toda seguridad, debía beber del mercado para reforzar las bandas defensivas. Una vez llegados Trilli y Bueno, parece que, ese punto del itinerario, puede marcarse como realizado.

