El jugador valenciano es pieza clave en el cuadro alfarero
Mientras veía la clasificación para la Liga de Campeones del Valencia, me rondaba por la cabeza cuándo empezó la locura en el lateral izquierdo en Paterna. Sí, esa locura que nos lleva a que, ahora mismo, tres productos allí macerados se hayan convertido de forma consecutiva en los dueños del carril izquierdo en equipos como el FC Barcelona, Bayern de Múnich o el propio Valencia; por supuesto, me refiero a Jordi Alba, Juan Bernat y, por último, a Gayá.
¿Es Valencia la mejor cantera de laterales izquierdos del mundo hoy en día? Yo diría que sí, a tenor de lo que ha llegado y de lo está aún por llegar, como es el caso de Salva Ruiz, lateral izquierdo por el que preguntó Braulio en su día, ya titular con el Granada en esta primera jornada de la Liga BBVA y que fue expulsado en el minuto 56 del encuentro frente al Eibar.
Sabemos lo que hay ahora, que es espectacular, pero… ¿y lo que hubo? No siempre los productos alcanzaron tan alta alcurnia, pero sí un rendimiento suficiente en el fútbol profesional. En este ámbito encontramos a Carlos Bellvís, predecesor de los Alba, Bernat, Gayá y compañía.
El jugador valenciano de treinta años milita actualmente en el Alcorcón, próximo rival del Real Valladolid. En el conjunto alfarero es indiscutible en el lateral izquierdo (ya lo fue la temporada pasada donde sumó más de 3.000 minutos, once amonestaciones y un gol). Sin embargo, no siempre su carrera ha estado tan asentada.
Su primera salida, en cambio, fue triunfal. En el Elche, cuajó dos excepcionales temporadas, con titularidades y goles, lo que valió para que en la temporada 2008/09 fichara por el Numancia y debutara en Primera División con veintitrés años. En Soria se presumía una temporada complicada y así fue. El equipo descendió y el bueno de Bellvís no logró ser titular en la mayoría de encuentros, pero sí que logró su único tanto en Primera.
No queriendo abandonar la mejor liga del mundo, recaló en el Tenerife a la temporada siguiente, donde cosechó un bagaje similar al obtenido en Soria: descenso y titularidad no garantizada.
Así pues, puso rumbo a Vigo, donde le esperaba un proyecto con serias aspiraciones de ascenso. Este se produjo, sin que Bellvís aportara demasiado, y trajo consigo la segunda travesía del carrilero valencianista por Primera División. Sin embargo, en las dos temporadas siguientes, no llegaría a sumar ni 900 minutos en total.
Por ello, buscó una nueva salida ya en Segunda. Con veintiocho años no podía seguir esperando oportunidades, con lo que Ponferrada fue su destino. Si bien no jugó todo lo que esperaba, al menos volvió a sentirse importante. En el verano pasado, la llamada del Alcorcón volvió a hacer que Bellvís cambiara de equipo, lo que hasta ahora se ha demostrado como positivo si tenemos en cuenta sus minutos y su rendimiento.
La historia de Carlos Bellvís es la de tantos profesionales del mundo de fútbol que buscan asentarse en el mismo e ir progresando gradualmente. Esto último para el valenciano quizás haya terminado debido a su edad, pero es un buen argumento para poner en valor lo que gente como Jordi Alba, Bernat o Gayá están haciendo. Futbolistas del lateral izquierdo, amos de la banda siniestra, de los que un día fue precursor Carlos Bellvís, próximo rival blanquivioleta.