Hay fichajes que pasan de puntillas hasta que se hacen imprescindibles y eso es más o menos lo que ha pasado con Carlos Vicente. Extremo nacido en Zaragoza hace 25 años, su fútbol y su entrega encarna a la perfección ese perfil de futbolista que no necesita el calor de las pancartas, aunque se las gane casi cada semana cada vez que tiene oportunidad de mostrar su fútbol.
Llegó a Vitoria en enero de 2024 sin cifras desorbitadas, pero con merecimiento, tras mostrar en el Racing de Ferrol que su fútbol estaba para mucho más. Por mérito propio, ha ido ganando nombre y reconocimiento en una liga en la que ya se sabe lo que es y lo que puede dar. Carlos Vicente personifica el recorrido largo en banda y en la vida. Futbolista que viene del fútbol de barro sin marcharse. Afiliado a un trabajo callado que hace mucho ruido. Le ha bastado poco más de un año para que su nombre sea uno de los fijos en las alineaciones del Deportivo Alavés.
La banda como oficio
Son pocas las veces donde un jugador tan de base logra reconocerse de manera tan clara en el rol y en el hábitat. La banda derecha del Alavés parece hecha para este maño de 26 años, que entiende su rol como una forma de vida. Carlos Vicente sabe que su tarea no siempre es brillar, aunque la banda sea ese espacio en el que los artistas pintan sus cuadros.
En un equipo como el de Vitoria, sufrir es habitual y, como cosa de todos, se lo reparten. Por eso no le importa a Carlos Vicente repetir el esfuerzo defensivo o asumir metros de más en cada transición. Es parte de su tarea. El carril no es suyo y alquilarlo tiene sus derechos y también sus deberes. De ahí que no se desentienda jamás de la jugada y de las exigencias.
¡Qué tres puntazos para seguir peleando por nuestro objetivo! ⚪️#GoazenGlorioso @Alaves pic.twitter.com/gK0aZ8AZJT
— Carlos Vicente (@carlosvcnt_) April 6, 2025
Si hay que bajar a cubrir al lateral, lo hace. Si hay que encarar una y otra vez hasta romper al marcador, trata siempre de dejar su marca. Y si hay que centrar con precisión, es un especialista. En este Alavés, que no tiene más remedio que vivir de lo que le dan sus mejores jugadores, Carlos Vicente ha encontrado un espacio donde le quieren y en el que se siente cómodo.
Y no lo hace a base de fogonazos. En el Alavés ha completado más del 94% de los minutos posibles esta temporada. Ni se esconde, ni baja el nivel. Carlos Vicente ha sido un perfil de seguridad que casa perfectamente con la exigencia de un cuerpo técnico que no ha tenido la regularidad deseada pero que siempre ha podido contar con el de Zaragoza. Él bien sabe lo que es esperar su oportunidad, y ya no la quiere dejar escapar.
Carlos Vicente, su futuro en manos del presente
No es extraño que agentes y club empiecen ya a escuchar cantos de sirena en torno a su nombre. La cláusula de rescisión de Carlos Vicente ronda los 20 millones de euros y algunos clubes han preguntado ya por su situación, sabiendo que la calidad del jugador zaragozano no es fácil de encontrar, aunque el futbolista sigue centrado. El día a día manda y él tiene todavía mucho que hacer y mucho que contar en este final de LaLiga donde el Alavés sigue jugándose el pan para quedarse en la élite del fútbol español.
Casi mano a mano con el Leganés, la posición de los vascos no es ni mucho menos tranquila. “No pienso en nada que no sea seguir ayudando al equipo”, comentaba hace unas semanas. Y se nota. Cuatro asistencias y un gol en 2025 (de seis y cuatro asistencias y goles que lleva en todo el curso). En Vitoria parece que tienen claro que no quieren vender y que el maño es importante. Clave. Él vale por lo que da. Y por todo lo que aún puede dar.
