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Castri debuta con el Promesas; Maroto, con el División de Honor

por Jesús Domínguez
9 de septiembre de 2019
Castrillejo 1

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El delantero se estrenó en Segunda B con apenas dieciséis años, mientras que el mediocentro hizo lo propio en la máxima categoría juvenil con tan solo quince

 

Castrillejo
Castrillejo, ante el Leioa || Foto: Real Valladolid

De un tiempo a esta parte, la ciudad de Valladolid parece haber recuperado una factoría que durante años pareció durmiente. Los Anexos, lugar donde habitan los sueños de alcanzar el primer equipo del Real Valladolid, fue en tiempos no tan lejanos algo bastante más alejado del José Zorrilla de lo que en realidad está. Sin embargo, hoy en día vuelven a estar cerca. De un tiempo a esta parte, del trabajo vuelve a brotar el talento, que es recompensado con saltos de categoría, o cuanto menos debuts, como dos que se vivieron este fin de semana.

El más rutilante, por su contexto, fue el de Guillermo Castrillejo con el Promesas, en el encuentro que enfrentó al filial con el Leioa en el césped natural de Los Anexos. Comenzó a calentar en la primera mitad, después de que Óscar recibiera un golpe al tratar de alcanzar un centro lateral, y saltó al inicio del segundo periodo, que jugó íntegro.

Con dieciséis años y once meses –cumple los diecisiete el uno de octubre– se convirtió en el debutante más precoz del siglo XXI, superando a Juan Iglesias, actual jugador del Getafe B, que se estrenó con diecisiete años y un mes a las órdenes de Rubén Albés. El azulón superó entonces a Sergio Asenjo, que se estrenó en Segunda B con diecisiete años y dos meses, mientras que otros dos militantes en el Promesas actual como Apa y Miguel lo hicieron con diecisiete años y cinco y seis meses, respectivamente.

Para Javi Baraja, como él mismo recordaba, no es un jugador ni mucho menos desconocido. “Lo tuve en el Cadete Regional y el año pasado debutó con nosotros en División de Honor. Creo que está preparado, aunque le falta un escalón para saber lo que es la alta competición”, afirmó sobre el palentino, que se vio en tres ocasiones en disposición de encarar a su par y disparó a puerta en una ocasión, bloqueada por un zaguero.

Ese mayor conocimiento “solo se consigue con minutos”, que el entrenador vallisoletano le seguirá dando siempre que sea necesario, pues cree que “puede aportar cosas, que las tiene”, y confía “que las va a dar”, bien sea jugando como extremo o como delantero, las dos posiciones en las que se desenvolvió y en las que está hecho a actuar. En una o en otra pone en liza su verticalidad y descaro –cercenado el primer día por los lógicos nervios del debut–, así como su sacrificio en labores defensivas y su capacidad goleadora; no en vano, marcó 13 goles el año pasado partiendo desde el lado derecho por los 31 de hace dos temporadas como punta.

 

Maroto a las órdenes de Ricardo

Castri, como es conocido el atacante, debutó en División de Honor con dieciséis años y catorce días, en octubre del pasado 2018. Antes que él lo ha hecho otro jugador que viene avanzando etapas a una velocidad de vértigo, Mario Maroto. El centrocampista hizo su estreno en la máxima categoría juvenil con solamente quince años, al entrar en el minuto 65 en el lugar de Camilo.

La situación no es nueva, puesto que la pasada campaña jugó en Liga Nacional, en la que se estrenó con solo catorce años generando una situación lógicamente no deseada: la normativa impide que jugadores de esa edad puedan disputar la categoría, por lo que el equipo incurrió en una alineación indebida sancionada con tres puntos (a la postre decisivos para el título del Burgos CF) y que le ‘obligó’ a jugar con su generación hasta su cumpleaños.

Aquel infortunio no detuvo la progresión de un centrocampista del cual lo que más sorprende es su madurez. Pese a su juventud, es inteligente con y sin balón, y no rehúsa ser protagonista cuando su equipo es el poseedor del cuero, sabe utilizar el cuerpo para protegerlo y está en continuo contacto con él, siempre próximo a la jugada y certero en el pase.

A pesar de la competencia feroz que se prevé en el centro del campo del conjunto de Ricardo López, debido –entre otros– a la presencia de Cerro o Prada y los recién llegados Matallana, Javi Díez y Roberto Laurel, existe una total confianza en sus posibilidades y, pese a ser juvenil de primer año, está previsto que compita con ellos durante todo el curso. Como dijo este mismo domingo Javier Baraja, la intención es que el Divi esté lo más próximo que sea posible del Promesas. Como ha quedado demostrado este fin de semana, esto no será una barrera para nadie. El que crezca y eleve el nivel tendrá su lugar. Aunque sus pasos parezcan agigantados.

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