El duelo de filiales se saldó con un empate a cero, pese a las ocasiones, debido a que fue de más a menos en cuanto a belleza en el juego

El Real Valladolid Promesas y el Real Club Celta B sumaron un punto en un partido de brega y de un alto nivel de compromiso defensivo, que comenzó siendo típico entre filiales, puesto que de inicio los dos equipos quisieron tener para sí el balón y ofrecieron una primera media hora abierta, pero a la postre deslucido por la necesidad de ambos; de los unos de acabar con los siete partidos que llevaban sin ganar y de los otros por vencer por primera vez a domicilio este curso.
El Promesas salió tan intenso que rozó el gol en el primer tercio del primer tiempo. Presionando la salida de balón del Celta B y evitando que Rai Marchán se sintiera cómodo, consiguió ahogar la posesión de los vigueses, lo que permitió recuperar varios balones en la mitad del campo rival, a lo que se le añadía la buena disposición y correcto manejo cuando el cuero era blanquivioleta.
Waldo, a los cinco minutos, hizo un breve eslalon que le llevó al pasillo interior izquierdo, desde el cual pegó un latigazo que despejó Jero a córner a mano cambiada. En otro saque de esquina terminó la siguiente acción peligrosa, una galopada de Corral que acabó con un tiro que golpeó en un zaguero y se fue desviado.
Fueron las dos únicas acciones peligrosas de una primera mitad inteligente, en la que después de ese arreón el Real Valladolid B bajó las líneas de presión pero no la intensidad. Las atenciones de Kike Pérez y Javi Pérez sobre Rai pasaron a darse en campo propio, lo que favoreció que el ex del Promesas tuviera más el balón, aunque no encontró a menudo líneas de pase con los mediapuntas.
Como a partir del ecuador tuvo más la posesión, creció el Celta B, aunque le costó profundizar por lo bien plantado que estaba el conjunto de Miguel Rivera. Así, sus dos ocasiones, también muy claras, vinieron en dos chispazos. En el primero, Rai dibujó un pase vertical que encontró por primera y casi única vez sinergias en zona de tres cuartos, donde dos toques dejaron a Iban Salvador solo delante de Samu Pérez, que hizo un paradón. El segundo provino de un envío directo de Jero, de una disputa ganada y de otro disparo del pequeño guerrero africano, que de nuevo evitó el portero andaluz.
El partido, abierto de inicio y discutido, cayó en la indeterminación en los minutos previos al descanso, por mor del parón provocado por la lesión del lateral vigués Diego Pampín y por varias pequeñas refriegas protagonizadas por Carrascal y Salvador, que se las tuvieron tiesas por el seguimiento que el centrocampista hacía al delantero, para evitar que se encontrara cómodo en intermedias. Justo antes del entretiempo, el andaluz vio la amarilla.
El Real Valladolid B volvió a intentar ganar terreno y pisar el rival elevando de nuevo la presión en los primeros instantes de la reanudación. De la querencia de la tenencia de balón de ambos llegaron imprecisiones en ambas mitades del campo e hicieron el juego trabado. En estas, y como los ataques estaban pasando inadvertidos, Rivera dio entrada a Pedrosa y Albés a Eckert, con el fin de ganar presencia arriba.
Pero, como atacar con más hombres no es sinónimo de atacar mejor, el envite se afeó, porque la pelea es digna, pero no embellece, los envíos fueron cada vez más frontales y continuaron siendo de muy poco tino. Fueron más numerosas por parte de un Real Club Celta B que se dio de bruces con una zaga firme y que no concedió oportunidades, más allá de una de Eckert que tapó Samu Pérez tras dudar en primera instancia.
En el fragor de la batalla –honesta, sin dureza, pero siempre intensa–, el filial celtiña tuvo durante un rato metido a su homólogo en su área, o por lo menos en sus inmediaciones. También los de Miguel Rivera tuvieron un último arreón, con varias acometidas por la izquierda de las cuales la única que concluyó en ocasión y paradón de Jero fue en respuesta a un disparo de Pedrosa tras un saque de esquina ensayado.
Fue la última aproximación a una portería de cierta relevancia, prácticamente con el tiempo cumplido. El silbatazo final puede dejar a ambos técnicos satisfechos con el compromiso de sus jugadores, innegable, pero no con el juego, porque fue malo el querer y la intensidad ganó al fútbol; la pelea ganó a la capacidad de dominio de Rai y Kike, dos mediocentros desorientados entre tanto sinsentido con balón. Así, a fuerza de que la necesidad imperase sobre la virtud, el empate fue justo; el fútbol, escaso.
Real Club Celta B: Jero; Farrando, Ros, Diego Alende, Diego Pampín (Riki Mangana, min. 37); Rai Marchán, Jacobo; Dani Molina, Iban Salvador, Pastrana (Dennis Eckert, min. 63); y Solís (Aarón Rey, min. 79).
Real Valladolid Promesas: Samu Pérez; Apa (Abel Pascual, min. 77), Mario Robles, Raúl Navarro, Corral; Carrascal; Kuki Zalazar, Kike Pérez, Javi Pérez (Pedrosa, min. 60), Waldo; y Miguel (Alberto Gil, min. 82).
Árbitro: Albert Ávalos Martos, del colegio catalán. Amonestó al local Dani Molina y a los visitantes Kike Pérez, Carrascal, Javi Pérez, Raúl Navarro y Pedrosa.
Incidencias: Decimotercera jornada del Grupo I de la Segunda División B. Partido disputado en el Municipal de Barreiro (Vigo).
