Puede que últimamente hayas notado que, aunque te acuestes temprano, duermas más, etc., cuando te levantas sientes que no has descansado y, aunque no te lo creas, puede ser por lo que hayas cenado. Y es que la composición, cantidad y hora de la última comida del día influyen directamente en la calidad del sueño, ya que un exceso de alimentos pesados o difíciles de digerir antes de ir a la cama puede mantener tu sistema digestivo activo, dificultando que consigas un sueño profundo y reparador.
Es por ello que, aunque esa posible pregunta que nos hacemos de “¿por qué duermo mal?”, la respuesta se va a encontrar justo en lo que hayamos cenado, algo que ha sido confirmado por la propia doctora Rybel Wix, especialista en Neurofisiología Clínica de la Unidad del Sueño de HM Hospitales, la cual explica que la digestión y el sueño compiten por los mismos recursos del cuerpo.
Todo esto se debe a que si tu cena es copiosa, grasienta o muy condimentada, el intestino tiene que trabajar más, desviando energía que tu cuerpo debería dedicar al descanso, lo que deriva en un sueño fragmentado y menos reparador de lo esperado, a pesar de que nos hayamos acostado a nuestra hora. Pero veamos un poco más en detalle qué puedes hacer (y comer) para evitar que, cuando llegue el momento en el que el despertador suene, sigas tan cansado como cuando te metiste en la cama.
Cómo debe ser tu cena para dormir mejor
Los expertos han dado con la clave gracias a la cual vas a poder tener un descanso profundo, y es cenar ligero y con al menos dos o tres horas de antelación antes de acostarte. Pero insisten en que la cuestión no es pasar hambre, sino que debemos escoger una serie de alimentos que sean de fácil digestión, facilitando la misma y haciendo que no se sobrecargue nuestro organismo, algo que podemos conseguir priorizando las verduras de hoja verde.
Entre estas nos encontramos con las espinacas, el kale o la lechuga, a lo que podemos sumarle espárragos, zanahorias y brócoli, los cuales aportan magnesio y ácido, compuestos que nos ayudan a relajar nuestro sistema nervioso, algo que es muy bueno si queremos tener un sueño más profundo.
Por otro lado, tenemos las frutas, entre las que debemos destacar los plátanos, las cerezas, los kiwis y las granadas, alimentos que contienen triptófano y melatonina natural que nos van a permitir regular nuestro sueño y lo hacen mucho más continuo. Es por ello que, incluirlos en nuestras cenas nos ayudará a que nuestro descanso sea más reparador y se reduzca el riesgo a que nos despertemos en mitad de la noche.
Todo esto también es aplicable a los frutos secos, los huevos, los cereales integrales y el pescado, siendo que estos alimentos sn ricos en nutrientes como el omega-3 y la vitamina D, los cuales también contribuyen a mejorar la calidad de nuestro sueño, justo lo que estamos buscando ahora mismo.
Todos los alimentos que debemos evitar en la cena
Hay alimentos que conviene evitar en la última comida del día si quieres dormir bien, como lo son los lácteos, los dulces y los productos picantes, los cuales son muchas veces los culpables de sueños agitados e, incluso, de pesadillas. La doctora Wix señala que los lácteos pueden causar hinchazón o gases, especialmente en personas con intolerancia a la lactosa, interrumpiendo el sueño y promoviendo sueños desagradables; mientras que los productos picantes aumentan nuestra temperatura corporal y estimulan el metabolismo, factores que hacen más difícil que conciliemos el sueño y pueden provocar hasta pesadillas.
 
			