Si sueles comprar productos veganos que imitan a los de origen animal, como unas “salchichas vegetales” o unos “muslitos de soja”, es posible que muy pronto dejes de ver esas palabras en las etiquetas, ya que la Comisión Europea ha propuesto una normativa que busca prohibir el uso de hasta 29 términos tradicionalmente asociados a la carne en productos veganos. El motivo oficial es, según explican, “garantizar la transparencia y evitar confusión en los consumidores”, aunque lo cierto es que detrás de esta decisión hay un debate mucho más profundo que trata temas que van desde la tradición, los intereses económicos hasta motivos de salud y medioambientales.
La medida, que forma parte de la revisión del Reglamento de la Organización Común de Mercados, busca que palabras como “cerdo”, “pollo”, “ternera”, “costillas” o “muslitos” se reserven exclusivamente para productos cárnicos, aunque estos términos se hayan estado usando durante años en versiones vegetales claramente etiquetadas. La Comisión justifica esta censura en la necesidad de proteger el valor histórico y cultural de la carne en Europa, aunque para muchas organizaciones se trata, simplemente, de poner trabas al desarrollo de los productos veganos en un momento en el que cada vez más personas los consumen.
¿Proteger al consumidor o frenar la innovación en productos veganos?
La Unión Vegetariana Europea (EVU) ha mostrado su rechazo a esta propuesta, ya que según su responsable de políticas públicas, Rafael Pinto, “los consumidores no se están confundiendo con el uso de esos términos”. De hecho, la experiencia en varios países de la UE demuestra que nadie cree que un “filete de tofu” contenga carne real por el simple hecho de que aparezca la palabra “filete” en su nombre, la cual solo sirve para describir el producto y que nos hagamos una idea del formato en el que viene al emplear un término tan extendido y conocido como ese.
La propuesta llega además poco después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea tumbara una medida similar en Francia, afirmando que la legislación actual ya garantiza de sobra la transparencia en el etiquetado de los productos veganos. La EVU denuncia que estamos ante una vuelta atrás, un freno a la sostenibilidad, la innovación y la libertad empresarial, ya que solo sirven para poner obstáculos a este tipo de alimentos en un momento en el que se promueve el cambio hacia modelos de consumo más sostenibles.
Lo curioso es que la propuesta de la Comisión no contempla términos como “hamburguesa”, “salchicha” o “filete”, aunque una propuesta parlamentaria impulsada por la eurodiputada Celina Imart también busca vetar esas palabras en los productos veganos, lo que podría endurecer aún más las restricciones. De aprobarse ambas, habría un nuevo marco normativo en Europa en el que los alimentos vegetales tendrían prohibido parecerse siquiera en nombre a los productos cárnicos de los que se presentan como alternativa.
El “queso vegetal” y el conflicto que tiene abierto en España
Si se está al día con la actualidad de este tipo de temas, seguro que sabemos que este conflicto no es ajeno a España, ya que algunas empresas como Mommus, la cual está especializada en fermentados vegetales, han tenido que quitar el término “queso” de sus etiquetas aunque en la misma se especificara claramente que es un producto vegano, decisión que ha afectado en gran medida a ciertas pequeñas y medianas empresas de este sector, las cuales a partir de ahora van a tener que cambiar toda su estrategia de comunicación y la manera en la que estaban presentando unos productos ya consolidados en el mercado, con el sobrecoste económico que esto les va a suponer.
El presidente de la Unión Vegetariana Española, David Román, ha criticado esta medida ya que la considera innecesaria y que afecta muy negativamente a un sector que solo busca reducir el impacto medioambiental que tiene nuestra alimentación, ya que “numerosos estudios demuestran que los ciudadanos entienden perfectamente lo que están comprando”.
 
			