No sé si te habrá pasado. Pero espero que sea algo común. Lo de estar frente a una nevera del supermercado mirando las latas de cerveza y pensando: ¿Qué tendrán de diferente las latas verdes y las rojas?. De una misma marca, pero unas verdes y otras rojas. La mayoría dará por hecho que es un capricho de marketing, que podría ser; o una forma de distinguir la normal de una edición especial, que tampoco sería raro; o, simplemente, una cuestión de gusto de cada marca, que no me convencería. Pero no. Lo cierto es que no es nada de eso. Hay una razón y, si te quedas por aquí, te la cuento.
Resulta que detrás de esos colores hay un motivo mucho más serio y necesario, casi burocrático incluso. Pues hay un ingrediente clave que decide de qué color será tu próxima cerveza, por lo que tiene mucha más importancia de la que explicaría algunas de las posibles razones que hemos comentado antes. La explicación no la sabía yo, lo admito. Nos la ha regalado un experto cervecero que se ha hecho viral en redes sociales gracias a desgranar este secreto. El divulgador cervecil se hace llamar @cervecero_miguel y, más allá de su nombre, lo suyo es pura devoción por la cerveza.
En un vídeo que ya acumula miles de reproducciones, se ha encargado de contar el eterno secreto de las latas rojas y verdes con una mezcla de humor, claridad y algo de pedagogía sobre los componentes de una bebida súper integrada en nuestras vidas. Su pregunta inicial para dar comienzo al tema era bien directa: “¿Sabes cuál es la diferencia entre la Mahou verde y la Mahou roja?”. Y a partir de ahí, comenzó a tirar del hilo de una historia que, sorprendentemente, tiene mucho más que ver con la ley que con los gustos de unos u otros. Atento, que está la cosa interesante.
Con la ley se ha topado la cerveza
No, la palabra “especial” que adorna esas latas rojas no nació en un despacho de publicistas con hambre de originalidad y para vender más, sino que está ahí porque la ley lo exige. Así de sencillo, sin adornos ni giros en el último momento. En España, la normativa obliga a que las cervezas se clasifiquen correctamente según la concentración del líquido antes de fermentar, un dato que los entendidos llaman extracto seco primitivo. Vamos, lo que es el mosto antes de que las levaduras hagan la magia.
El propio Miguel lo explica con una imagen que es más fácil de entender: “Imagina que el mosto de la cerveza es como un caldo de cereales y cuanto más concentrado esté, más alimento tiene para que las levaduras trabajen y produzcan alcohol y sabor”. Y sí, ahí está la clave. Si el caldo es ligerito, con un extracto que esté entre el 7% y el 11%, estamos ante una cerveza más suave y ligera, de las que entran bien para beber en verano. Esas son las que suelen ir de verde.
Pero cuando ese mosto viene más potente, con lecturas entre el 11% y el 15%, la cosa cambia radicalmente, pues ya no vale con ponerle ese color esperanza ni llamarla igual, pues la ley ordena etiquetarla como “especial”, lo que se traduce en una cerveza con algo más de cuerpo, sabor y alcohol. Algo que decoran, además, con latas de color rojo, que muchos asocian con cervezas más fuertes o más sabrosas.
Así que, la próxima vez que alguien tenga la duda, acuérdate de recordarle que no debe pensar en sesudas estrategias de marca ni en campañas para vender más en verano, pues tienes la respuesta para impresionar. Y acuérdate de cómo lo resume Miguel de forma brillante: “La palabra ‘especial’, en este caso, no es un adorno, pues es un término legal que depende de la fabricación de la cerveza”. Y sí, hasta en el mundo de las cervezas, cada color tiene su significado.
