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La Pizarra de Blanquivioletas | AD Ceuta FC

Una mirada al Ceuta de José Juan Romero, rival de la primera jornada de LaLiga Hypermotion para el Real Valladolid en el José Zorrilla

por Miguel Ruiz
14 de agosto de 2025
Pizarra BV Ceuta

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El regreso de la AD Ceuta al fútbol profesional tras cuarenta y cinco años es una historia de las que alimentan la emoción de los aficionados, especialmente de los que alientan y viven las gestas del equipo caballa. La ciudad autónoma llevaba décadas soñando con ver de nuevo a su equipo en el escaparate grande, lográndolo a base de paciencia, trabajo de club y una comunión total entre vestuario y grada.

El 15 de agosto está marcado en rojo en el calendario del Ceuta. El estreno en LaLiga Hypermotion será especial y se hará efectivo en el José Zorrilla ante un Real Valladolid que parte como uno de los aspirantes a pelear por el ascenso. El choque supone un reencuentro histórico entre dos ciudades que apenas se han medido en el pasado, pero que ahora llegan a la cita con argumentos muy distintos y la misma necesidad de arrancar con buen pie con un ideario que pueda servirle a los de José Juan Romero para competir en Segunda División.

Los cimientos de la pizarra de José Juan Romero

El AD Ceuta ha edificado este salto en la figura de José Juan Romero, un entrenador que ha entendido el contexto en el que debería moverse el conjunto caballa para poder competir por los objetivos que se ha ido encontrando desde que cogió el banquillo en 2022. El técnico sevillano asumió el reto de competir y crecer en Primera RFEF y, desde entonces, ha construido un equipo reconocible que le permite defender una idea clara para buscar el camino. Un compromiso colectivo que se ha mantenido incluso en los momentos de mayor exigencia durante la temporada pasada y que, se supone, tratará de conservar en estos primeros meses de la temporada 25/26.

Ceuta Segunda
Tras uno de los entrenamientos | Foto: AD Ceuta FC

En fase defensiva, el bloque mostró un comportamiento ordenado, partiendo de un 1-4-2-3-1, un dibujo que se repliega de forma compacta y reduce espacios por dentro, para obligar al rival a jugar por fuera. La presión ha sido selectiva, pues no se ha buscado una presión alta constante, sino que se han activado momentos de presión específicos para activarse tras pérdida en campo rival. Los laterales han cerrado bien por dentro cuando el balón estaba en el costado opuesto, evitando rupturas interiores, y los mediocentros han mantenido la altura suficiente para cortar líneas de pase y proteger la frontal.

En salida de balón, el Ceuta ha apostado por iniciar desde atrás con los centrales abiertos y uno de los pivotes incrustándose para formar una línea de tres. Esto ha permitido atraer presión y generar espacios a la espalda de la primera línea rival. El equipo no ha tenido reparos en alternar la salida corta con desplazamientos largos hacia extremos o delantero, sobre todo cuando el rival ajustaba bien las marcas en campo propio.

En ataque posicional, la circulación ha sido paciente, buscando fijar por fuera para abrir pasillos interiores. Los extremos han jugado un papel determinante: uno de ellos suele mantener amplitud para estirar la defensa, mientras que el del lado opuesto tiende a ir hacia dentro para generar superioridad en la mediapunta y dejar el carril libre al lateral.

Las llegadas al área se han producido tanto con centros laterales como con combinaciones rápidas por dentro, priorizando la ocupación del segundo palo y la frontal. De hecho, la transición ofensiva ha sido uno de los puntos fuertes. Tras robo, el equipo ha mostrado verticalidad, buscando a Aquino o a los hombres de banda con balones al espacio. Estas acciones han sido especialmente peligrosas cuando el rival estaba desordenado, y han permitido generar ocasiones sin necesidad de grandes secuencias de pase.

El Ceuta de la 25/26: bloque, fichajes e ilusión

El ascenso logrado el curso pasado no fue fruto de una racha aislada, sino la culminación de un proyecto que ha ido creciendo en cada fase, con una plantilla que entendió el plan y lo ejecutó con fidelidad. La final de Primera Federación, con victoria y un rendimiento impecable, fue la guinda a una temporada en la que el equipo mostró madurez, equilibrio y un estilo que combina agresividad sin balón y capacidad para manejar la posesión cuando es necesario.

El salto de categoría ha traído consigo cambios inevitables. El club ha mantenido el núcleo que le dio éxito, pero lo ha reforzado con futbolistas que aportan experiencia y recursos para competir en Segunda. La llegada de Anuar, canterano del Valladolid y caballa de nacimiento, añade músculo, lectura táctica y un vínculo emocional que no se compra en el mercado. También se han incorporado perfiles como el central Diego González o el mediocentro Bodiger, hombres con bagaje en categorías superiores capaces de aportar solidez y oficio.

Ceuta
La presentación de las nuevas camisetas del equipo caballa | Foto: AD Ceuta

Todo ello se ha hecho sin perder de vista la identidad que ha llevado al Ceuta hasta aquí: un equipo solidario, que defiende en bloque y que sabe golpear en el momento justo. Ceuta llega a este partido con la serenidad de quien conoce su papel. Sabe que su objetivo prioritario es la permanencia y que cada punto sumado fuera de casa tiene un valor doble. La fortaleza mental que el equipo ha demostrado en fases de presión es uno de sus activos más valiosos.

Romero insistirá en mantener la estructura defensiva, cerrar líneas de pase interiores y aprovechar las transiciones para sorprender. El balón parado, tanto ofensivo como defensivo, será otro de los recursos clave: en el ascenso, el equipo mostró eficacia en estas situaciones y en Segunda pueden ser determinantes para equilibrar partidos que, a priori, parten con el rival como favorito. El encuentro también tiene un componente simbólico.

¿Por qué el Ceuta podría sorprender al Valladolid?

El choque es un cruce de estilos y de realidades muy distintas. El Real Valladolid, recién descendido, con aspiraciones de retorno inmediato a Primera y con un bloque distinto que evolucionar, buscará imponer su ritmo y aprovechar el empuje de su afición, mientras que el AD Ceuta, con la humildad del recién llegado, intentará llevar el partido a su terreno, obligando al rival a sentir incomodidad y aprovechando cualquier oportunidad que se presente para activar esa transición ofensiva que les funcionó en Primera RFEF con jugadores adaptados a la categoría y perfiles muy llamativos.

Bassinga Ceuta
Bassinga, en un entrenamiento con el Ceuta | Foto: AD Ceuta

Si físicamente el Ceuta tiene capacidad para medirse a nivel ofensivo, la realidad es que esa velocidad para llevar el balón rápidamente al área rival se puede convertir en un problema para los de Almada, especialmente en esa incapacidad para sostener las contras que ha ido mostrando en una pretemporada con muchas sombras y pocos claros.

Sea cual sea el resultado, para la ciudad autónoma el solo hecho de estar en esa cita ya es una victoria en sí misma. Pero el equipo no viaja a Valladolid para hacer turismo, sino que viaja para competir y, si es posible, sorprender y sumar los primeros puntos ceutíes en Segunda División. Un debut que marcará el inicio de una temporada larga y exigente en la que el Ceuta deberá combinar el aprendizaje y la adaptación con la necesaria capacidad para puntuar.

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