Dicen que el amor no entiende a razones, y tampoco lo hace cuando de por medio hay unos colores. Por más que uno trate de racionalizarlo, los blanquivioletas se llevan en la piel, como si fueran la sangre misma, haya nacido donde haya nacido uno o provenga de donde provenga. Quienes no lo crean así, que se lo pregunten a Diego Chiaramoni y a Martin Devlin, dos aficionados de los que se dicen virales, que han visibilizado en redes sociales su pasión por el Real Valladolid. Una que este mismo verano les movilizará desde sus países para verlo jugar en directo.
Lo de Devlin viene de mucho tiempo atrás, de cuando Twitter Pucela aún no era (este) Twitter Pucela. Fue al principio de los tiempos cuando, después de que el Real Valladolid realizase una pretemporada en Escocia, en la que se enfrentó al Inverness Caledonian Thistle, cuando Martin Devlin se enamoró. “Los vi jugar en mi ciudad y supe que serían el equipo que quería apoyar”, decía en el lejano 2011, en una entrevista en Blanquivioletas, este escocés que un buen día se hizo del Pucela. Se hizo para siempre e hizo también a su familia: en su cuenta en X ha mostrado a veces a su hijo Cameron ataviado con la blanquivioleta.
Basta con echar un simple vistazo a dicha cuenta para encontrarse no solo al pequeño Cameron con la camiseta del Real Valladolid, sino al mismo Martin mostrando su cariño tanto al club como a la ciudad: gestionó un podcast en inglés sobre actualidad del Pucela, ha dado cuenta en más de una ocasión de esas equipaciones que fue adquiriendo, de algunos de sus proyectos como calzado deportivo personalizado con el escudo fundacional o con Don Vicente Cantatore o, en junio de 2018, de su primera visita a Valladolid, en la que contó con varios anfitriones que a demostraron que eso de que los pucelanos son fríos se les puede añadir un “comparado con qué”.
Pues bien. Ahora el bueno de Martin Devlin volverá a viajar para ver a su equipo -porque lo es- jugando en directo, siguiendo ese ejemplo (querido por algunos y por otros no tanto) de Rubén Mayo y el resto de los componentes del ‘Komando Ibiza’. En su caso, el escocés viajará hasta Bristol para ver al Pucela jugar contra el equipo local, el Bristol City, en el amistoso del sábado 2 de agosto. Seis años después, “por primera vez desde 2019”, como él mismo ha confirmado, volverá a sentir de cerca el blanquivioleta tras más de nueve horas de viaje (y antes de otras tantas de vuelta).
Feliz lunes Blanquivioletas
Esta semana veré jugar a mi @realvalladolid por primera vez desde 2019
Un viaje largo para ver mi Pucela ante el @BristolCity pero tantos kilómetros merece la pena.
¡Tengo muchas ganas! El equipo de mi alma, nos vemos pronto
¡AÚPA PUCELA! pic.twitter.com/vBx1c1P5Vl— Martin Devlin (@MartiRVCF) July 28, 2025
Chiaramoni, de Argentina a Valladolid y Chile
El amor de Diego Chiaramoni se conoce desde hace menos, pero es, igualmente, incondicional. Tanto que este argentino castellanizado hasta la médula ha estado en Santiago de Chile viendo al Real Valladolid disputar el segundo de los amistosos que ha disputado el conjunto de Guillermo Almada en el país andino. “Si el amor exige explicación, no es amor”, tuiteaba justo antes de emprender rumbo a la ciudad chilena, otro más que se suma a los que ha realizado a la capital del Pisuerga para disfrutar del blanquivioleta (y, en estos viajes, no solo de eso).
Lo de Chiaramoni, si se le permite la expresión al arriba firmante, es la leche. Es tal el amor que profesa a Castilla que tal pareciera que nació en uno de sus amarillos campos o en uno de esos pueblos en los que ubicaba sus narraciones su adorado Miguel Delibes. Cada una de sus vistas le ha colmado de afecto y en cada una de ellas se ha encargado -anfitriones mediante- de descubrir aquello que para tantos parece invisible a sus ojos. Refleja, con ese verbo tan argentino pero con esa lealtad tan propia del castellano, el sentir de una tierra y de su equipo.
Diego Chiaramoni, inconfundible aficionado del @realvalladolid, deja flores en la estatua de David Arellano situada a la entrada del estadio Monumental que lleva su nombre#CENTENAR100
Rubén García pic.twitter.com/PNStEpAMjg
— Canal Pucela (@canalpucela) July 26, 2025
En este transcurrir que han sido los últimos años, en los que un loco argentino ha profesado semejante pasión -dirá alguno que así son ashá-, Diego Chiaramoni se ha dado también baños de afecto cada vez que ha pisado Zorrilla, ha concedido más de una entrevista -Diego: en Blanquivioletas la tienes pendiente- y ha pasado ser un generador de opinión más, allende los mares, al intervenir en más de una tertulia sobre la actualidad del Real Valladolid en La Jornada de La 8 Valladolid. Así de intenso ha sido, y es, su latir por Valladolid.
“Si dos veces hice más de 10.000 para verte… ¿Cómo no voy a hacer 1500 teniéndote en Sudamérica?”, decía días antes de emprender ese último viaje para ver al Pucela en Chile. El último de los que ha realizado hasta ahora, que, seguro, no el último que hará. De su último paseo por la ribera del Pisuerga hace dos meses y dice que ya lo extraña. Quién sabe cuándo decidirá Chiaramoni volver a cruzar el charco y a dejarse invadir por el aire de los campos castellanos. Ojalá, cuando lo haga, sea, al menos, emprendiendo rumbo a Primera. Y, puestos a soñar, qué bonito sería verle fundirse con Martin Devlin en un abrazo. En uno muy blanquivioleta.
