El remozado Real Valladolid del almirante Miroslav Djukic dará por fin comienzo a la competición frente al Nàstic de Tarragona, después de que la dichosa huelga impidiese la disputa del encuentro que debía enfrentarse en el Nuevo José Zorrilla frente a un recién ascendido, el Alcoyano.
Lo hará sin dos de sus puntales de la pasada temporada, Javi Guerra y Nauzet Alemán. Pese a los rumores existentes en torno a ambos, hasta la fecha nadie ha desembolsado las cantidades solicitadas por un club blanquivioleta que ha perdido a Javi Jiménez y Jordi Figueras, otras dos piezas clave del resurgir pucelano en la segunda mitad de la pasada segunda división.
Mientras el mediapunta canario se queda en su casa – en la pucelana, no en la canaria, como él quisiera – por encontrarse sancionado, tras ser expulsado en el último envite del play-off frente al Elche, el punta malacitano no viajará a tierras catalanas debido a una tendinitis en su rodilla derecha que le ha impedido siquiera saltar al césped en la última sesión de la semana.
La inoportuna lesión no ha dejado indiferente a nadie a orillas del Pisuerga, pues después de declaraciones varias solicitando veladamente su firma por un primera sigue hablándose de la posibilidad de que el que fuera máximo goleador del equipo en su vuelta a la división de plata salga en dirección a un club de la máxima categoría en los días que restan de mercado.
Sea la lesión real o se haya borrado Guerra, su ausencia obligará a Djukic a confeccionar un primer once sin una referencia ofensiva clara, toda vez que las características de los puntas que viajan parecen más propias de acompañantes de un nueve puro, brillante en este caso por su ausencia.
Bien Daniel Aquino o bien Alberto Bueno serán lo encargados de poner el gol en un equipo que presentará varias novedades con respecto a los once de Resino. Jaime y Rueda sustituirán a Javi Jiménez y Jordi bajo palos y acompañando en la zaga a Peña, Juanito y Barragán, respectivamente.
Álvaro Rubio volverá a ser fundamental en la media, previsiblemente acompañado de un Mehdi Nafti que parece vivir en Valladolid una segunda juventud. Por delante, la magia de Óscar González, la brega de Sisi y una sorpresa, la de Marquitos.
Después de realizar una pretemporada a un altísimo nivel, el de Ibiza ha terminado por ganarse una plaza en el equipo a pesar de ser uno de los favoritos para salir a principios de verano, después de su discreta etapa en Villarreal.
Caso similar es el del citado Bueno, jugador de gran calidad y frialdad cuyos altos emolumentos invitaban a pensar en una nueva cesión o en un traspaso definitivo antes de que la casi nula actividad del mercado terminase convirtiéndolo en una de las estrellas del Real Valladolid en la preparación.
Con un único fichaje en el once, pero con dos hombres que vuelven tras un año fuera del equipo y otros dos cuya participación reciente es escasa, se presentarán los blanquivioletas en un estadio en el que cayó la pasada temporada por un tanto a cero.
Se sentarán en el banquillo otros cuatro recién llegados, Dani Hernández, Balenziaga, Víctor Pérez y ‘Torito’ Aquino, y tres hombres que vestían la blanca y violeta antes de que Miroslav Djukic firmase para las tres próximas temporadas.
Buscará el serbio ser más bielsista que ‘El Loco’, con un dibujo bastante abstracto, semejante de partida a una 4-2-3-1 y más parecida en diversas fases del encuentro a una 4-3-3 o dos dibujos muy del nuevo técnico león, 3-3-1-3 o incluso 3-1-3-3.
Las premisas, bien claras. Presionar la salida de balón rival en busca de un robo y una vertiginosa contra o masticar desde atrás la jugada con la paciencia y el tiento suficientes para adormecer al rival antes de golpearlo.
Enfrente, un rival cuya línea es continuista. La de un equipo rocoso, incómodo, y que ha cambiado la veteranía de Rubén Navarro por la de Roberto Peragón como acompañante del holandés Powell y ha encontrado en Longás al acompañante perfecto para hombres como Tuni, Fernando Morán o los jóvenes talentos Álvaro Rey o Eloy Gila.