El pasado verano, Eray Cömert se convirtió en el primer fichaje de Domingo Catoira para el ‘nuevo’ Real Valladolid. El helvético de origen turco recaló en Zorrilla en contra de la opinión de Paulo Pezzolano, quien entonces dirigía al equipo, seguramente bajo esa premisa lógica, en parte, de que los futbolistas son militantes del club, no -o no siempre- del entrenador. Posiblemente hubiera unas razones parecidas para firmar meses después a Cenk Özkacar, otro jugador sin consenso y alejado de las pretensiones del técnico para un zaguero.
Los cedidos por el Valencia fueron el primer y el último jugador que llegaron en ese periodo estival. Y desde entonces, han compartido escena en cuatro partidos, en los que al Real Valladolid no le podía haber ido peor. Perdió los cuatro, pero, además, de qué manera: por 7-0 frente al Barcelona (si bien es cierto que en Montjuic el otomano solo jugó dos minutos), por 3-1 en Vigo contra el Celta (hasta el minuto 64) y por 0-4 contra el Getafe en Liga (hasta el 60′). Ante el Ourense, en Copa del Rey, fue el único partido en el que estuvieron de principio a fin.
El desastre copero ante un Primera RFEF alejó -más si cabe- a Cenk del terreno de juego, puesto que no fue, por decirlo de algún modo, su mejor actuación como profesional la perpetrada. Si para entonces llevaba mes y medio ‘out’, aquello terminó de marcarle y pudo (y debió) salir en el mercado invernal, aunque finalmente no lo hizo, presuntamente, por una lesión que sí le tuvo apartado de la dinámica del equipo, pero durante poco tiempo.
Fueron apenas dos semanas fuera, pero las suficientes para truncar una marcha que se antojaba necesaria, dado que ni había sido protagonista ni parecía ir a serlo, después de encadenar errores groseros incluso en aquel contexto, a priori, menos competitivo. Tampoco es que por el camino le fuera mucho mejor a Cömert, cuyo mejor partido de la temporada fue con su selección, curiosamente, en el duelo contra España. El clamor respecto a su bajo rendimiento incluso se convirtió en mofa el fin de semana, cuando muchos señalaron que su mejor defensa fue la que hizo a Luis Pérez para que dejara, cuanto menos, de increpar a Latasa. Al menos que no falte el humor…
El gafe de Cenk
Cenk y Cömert han jugado juntos 216 minutos, el equivalente a poco más de dos partidos, un tiempo en el que el Real Valladolid ha recibido ocho goles; esto es, un tanto cada 27. A estas alturas del curso, y prórroga contra el Real Ávila mediante, el conjunto blanquivioleta ha jugado 3.000 minutos, en los que ha recibido la friolera de 75 goles. Hecha la media, sale uno cada 40, 13 minutos más que cuando los dos centrales cedidos juegan juntos.
No es que el dato anterior sea gran cosa, ni la sangría es solo culpa de ambos, si bien hay otro, quizás más anecdótico, que habla del desempeño que están teniendo; sobre todo el turco. Pocos, pero con Cömert en el verde el Real Valladolid ha ganado algún partido. Con Cenk, ninguno de los siete en los que ha participado, y solo ha sido capaz de puntuar ante la Real Sociedad, en la que fue su penúltima titularidad y contra quien se lesionó.
Mejor en el Valencia
Cuando estuvieron juntos en el Valencia, durante la temporada 2022/23, les fue algo mejor en cuanto a resultados. En el equipo al que sigue perteneciendo su pase compartieron formación en diez partidos y sacaron 13 puntos de 30, con una proyección de 49,4 puntos que, como blanquivioletas, ya no puede alcanzar (el imposible de las ocho victorias llevaría al Pucela a los 40). 594 minutos son los que alcanzaron juntos, y encajaron ocho goles, una cifra y un promedio mucho menores a las de aquí, con un tanto recibido cada 74,25 minutos. No sirvió, no obstante, a Cömert para quedarse, puesto que la campaña pasada fue cedido al Nantes, mientras a Cenk le iban pasando por la derecha jóvenes talentos como Mosquera, Yarek o Tárrega, en último término.