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Con la mentalidad de Charlie Sheen

por Jorge Martín
7 de abril de 2015
TribunaOeste

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La plantilla del Real Valladolid vive ajena a la realidad. Muchos deciden no asumir responsabilidades y dejan que, un año más, la culpa caiga sobre el entrenador

 

Charlie Sheen || Foto: seriesadictos.com
Charlie Sheen || Foto: seriesadictos.com

Ha llegado la hora de asumir que estamos en un interminable capítulo de ‘Dos hombres y medio’. El Pucela es una especie de comedia en la que incluso las situaciones más dramáticas son tratadas con alarmante desenfado. Y en todas aparece Charlie Sheen encarnado en la piel de la mayoría de nuestros futbolistas.

Los jugadores nunca tienen la culpa de nada. La realidad no existe y la responsabilidad es una palabra que inventó la RAE para rellenar diccionarios. Hay un excelente capítulo de ‘Dos hombres y medio’ en el que son los propios amigos de Charlie Sheen los que le hacen ver que sus reuniones son una especie de grupo de apoyo cuando él tenía en mente que eran noches de alcohol, puros y conversaciones subidas de tono. Lo malo es que, a orillas del Pisuerga, los amigos vitorean y protegen.

Aquí lo fácil es descargar de culpa a los jugadores. La culpa es de Abel Resino, Mendilibar, JIM, Rubi, Antonio Gómez… Ya es mala suerte que a casi ningún técnico le vaya bien aquí. Cierto es que algún citado lo hizo peor de lo que lo haría un escocés amante del rugby si aterrizase por error en España y decidiese entrenar al Valladolid para así comer cada día. Pero que todos estén equivocados…

Un altísimo porcentaje de la ciudad pide a día de hoy la destitución de Rubi. Sería lógico si no fuera porque eso pasa con demasiada frecuencia en Zorrilla. Nadie señala nunca a Charlie Sheen. Y él, que cree que todo lo hace bien y observa que su entorno –salvo alguna excepción– lo aplaude, mantiene su desenfrenada vida con la obligación escondida en alguna bronca que le echaron sus padres cuando era niño.

Supongamos que el Valladolid cae contra el Mirandés –ojalá no– y Carlos Suárez decida, casi por presión popular, echar a Rubi. ¿Todo solucionado? No. Al revés. Más poder para los que realmente deberían asomar la cabeza y asumir responsabilidades. ¿Y si viene otro y tampoco creen en él? ¿A la calle también? ¿Y si después de ese fichamos a otro y no se sienten cómodos con él? ¿Al paro a hacer cola? Quizá sea más fácil decirle a Charlie Sheen que madure, que sea profesional. Aunque, bien pensado, eso jamás pasará. Se vive mejor dando la palmadita que haciendo caso a tu conciencia. Al menos con la palmadita te aseguras que Charlie te guiñe el ojo al pasar.

 

PD: Incluso en ‘Dos hombres y medio’ el personaje de Charlie Sheen acabó por desaparecer. Cuidado porque nada es eterno, ni siquiera cuando funciona.

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