El dolor de espalda y el trabajo. Ese binomio que se cree en muchas ocasiones que es inseparable pero que realmente está en nuestras manos conseguir romper. Millones de personas en todo el mundo pasan diariamente seis, ocho o incluso diez horas sentadas en una silla en sus puestos de trabajo o de estudio y viven en sus propias carnes los efectos de una mala postura, un asiento inadecuado o unas prácticas nocivas para su salud.
Pese a que se suele repetir de forma habitual que lo más importante es sentarse bien, la cuestión no es tan sencilla y sentarse de forma recta o en una silla adaptada no es la panacea a los dolores dorsales y al sufrimiento de la espalda. No existe una solución universal para erradicar todos los males, sin embargo encontramos algunos consejos claves para evitar el dolor de espalda si trabajas muchas horas sentado frente a un ordenador o una pantalla.
¿Existe la postura perfecta para estar sentado?
La respuesta es clara y contundente: no. Lo cierto es que no existe una postura perfecta y válida para todo el mundo. Cada ser humano es diferente al otro, con una complexión corporal distinta y unos hábitos particulares. Las proporciones desempeñan un papel fundamental para saber cuál postura es más adecuada y cuál no. Lo que para una persona puede resultar cómodo, para otra puede ser todo lo contrario y desencadenar en molestias y tensión muscular.
Eso sí, algo que se puede aplicar en la totalidad de la población es el hecho de evitar estar sentados con una rectitud total. Una posición tan erguida es contraproducente por su falta de naturalidad. El cuerpo humano está dispuesto para estar en movimiento, cambiar de postura y dejar de lado la inmovilidad.
Aunque no exista un postura perfecta para todos, la ciencia sí que contempla una serie de principios globales que pueden ayudar. Mantener las curvas naturales de la columna, apoyar ambos pies en el suelo, evitar encorvar los hombros o forzar el cuello hacia adelante, son algunas de las recomendaciones a seguir. No obstante, lo vital es comprender que debe haber movimiento de vez en cuando, no estar siempre sentado y quieto. Se entiende una buena postura como aquella que es dinámica, flexible y adaptativa. Permanecer demasiado tiempo en la misma postura puede ser el gran causante de los problemas de espalda.
Evitar costumbres perjudiciales e incómodas
Algunas costumbres que repetimos a lo largo del tiempo no ayudan a descargar la zona dorsal y lumbar, es más, empeoran nuestra salud. El gesto de cruzar las piernas afecta la circulación y provoca desequilibrios pélvicos; no apoyar los pies en el suelo o mantenerlos sobre la base de la silla carga las lumbares y, por ejemplo, las sillas ergonómicas, que deberían ser nuestras aliadas en la lucha contra el dolor de espalda, muchas veces no se utilizan correctamente y no sirven de nada.
La medicina lo tiene claro, la mala postura no solo causa incomodidad. A largo plazo, puede derivar en lesiones graves, problemas musculares y vertebrales o incluso dolor de cabeza crónico. Lo más preocupante es que estas dolencias no aparecen de la noche a la mañana, sino que es un desgaste paulatino e invisible.
Algunas recomendaciones
Ciertos hábitos pueden mejorar tu experiencia en la silla y hacer más llevaderas tus horas sentado en el trabajo. Es importante levantarse cada 45 minutos para estirar los brazos, girar el cuello o caminar un poco para dotar de movilidad al cuerpo. También puede ayudar mucho fortalecer la musculatura que sostiene la postura (abdomen, espalda baja y pelvis, principalmente).
Otro punto clave es la pantalla del ordenador, la cual debe estar a la altura de los ojos, de forma que no tengas que agachar ni levantar el cuello. Y por último, y no por ello menos importante, la luz. Verifica que tu escritorio esté bien iluminado y libre de obstáculos.
