El reciente fichaje del Real Valladolid se enfrentará este sábado a sus antiguos compañeros con la obligación de convencer al nuevo técnico y de mejorar el nivel mostrado en su debut
Mucho ha cambiado la vida para Cotán en apenas unas semanas. Todavía sin haberse despegado del recuerdo de su Sevilla natal y sin conocer lo que se siente al pasar un gélido invierno en Zorrilla, el futbolista regresa a casa, esta vez, vestido de blanquivioleta.
Lo hará con la obligación de demostrar a Luis Cesar Sampedro la valía de su fichaje y también de refrendar las palabras de compromiso pronunciadas durante su presentación. Como si fuera cosa del destino, el gran examen para el mediocentro llegará este sábado ante sus excompañeros, los mismos que el año pasado clavaron la estaca en el bombeante corazón vallisoletano cuando el Real Valladolid se trajo un 6-2 de su visita a Andalucía.
La primera bala de Cotán se disparó el anterior sábado, cuando el técnico gallego decidió ponerle de inicio ante el Barcelona B. No fue un tiro certero, pues no brilló como se esperaba –mas cierto es que todo el Real Valladolid titubeó– y hasta tropezó en los primeros minutos de debut, quizás bloqueado en exceso por la presión que supone un comienzo.
Los 45 minutos de los que gozó en su estreno no fueron suficientes para vislumbrar el talento de un joven del que Miguel Ángel Gómez anuncia maravillas. Fue sustituido al descanso, Luismi ocupó su lugar en el campo, impidiéndosele participar en la segunda parte, así como en la considerable mejora del equipo.
Y por mucho que sea la segunda jornada liguera, los jugadores saben que en esto del fútbol las oportunidades no tienen naturaleza indefinida. Por este motivo, cualquier momento es clave para ganarse un puesto en el once titular. Entendible entonces que su objetivo sea cuajar un buen partido en la siguiente fecha.
El que fuera el cerebro del filial sevillista ahora deberá pelear por hacerse dueño y señor de la medular blanquiioleta, una que aún está en formación y que necesitará de la pausa del hispalense para evitar el frenesí visto en el primer encuentro en casa. De hecho, él mismo aseguró este martes que su actuación, al igual que la del resto de compañeros, no estuvo a la altura, al menos en los primeros compases de juego.
Y es que a Cotán, a diferencia de otros a los que el balón a veces les quema, le gusta eso de tener la pelota. Pese a su juventud el dirigir no le pesa en exceso, por lo que no duda en ponerse el mono de trabajo y agarrar la batuta de director si la ocasión lo merece.
De esta manera, y según afirmó en su última comparecencia, el principal problema de no ver su verdadero perfil el pasado encuentro se debió al descontrol y a la falta de rigor ofensivo, algo que espera solucionar en la próxima cita: la primera salida del conjunto castellano.
Aunque lleva poco tiempo compartiendo vestuario con sus nuevos aliados, el de Olivares habrá respirado el sentimiento de revancha que estos días inunda Pucela. Porque aquella derrota, la del 6- 2, fue muy dolorosa y abrió una brecha difícil de cerrar el pasado curso.
La nueva campaña ha cambiado las tornas y los goles que ahora cuentan llevan color blanco y violeta. Esos serán los que el futbolista tendrá que celebrar, aunque sea guardando las formas, como suele ser habitual en jugadores que regresan al campo donde crecieron.
Sin embargo, el hándicap emocional que supone el tener que darlo todo ante los antiguos amigos lo compensa la ventaja de conocer de primera mano al próximo enemigo. De esa baza tendrá que tirar el centrocampista sevillano para vencer y, sobre todo, convencer a su nueva hinchada.
Escenario conocido, pero con tonos diferentes. “Partido especial”, como él mismo ha confirmado, que marcará un antes y un después en su calendario. Probablemente, antes de saltar al campo, Antonio Jesús Cotán Pérez se extrañe al ver la hilera de jugadores sevillistas sin él formando parte. Su sitio estará al otro lado, donde busca ganarse un hueco. Quizás el volver a casa le dé fuerzas para conseguirlo. El regreso a Nervión podrá ser determinante o simplemente otro bello recuerdo.