El Real Valladolid Promesas llegaba a la jornada 15 de Segunda Federación contra el Rayo Cantabria la intención de mejorar el papel del equipo en los últimos partidos, sobre todo en casa, pero este empate a uno vuelve a reafirmar las malas sensaciones.
En Los Anexos, el equipo de Javi Baraja recibía a otro de los equipos de la categoría que lo está pasando mal en la tabla, pero el resultado no fue el deseado en un nuevo partido que se le escapa al filial blanquivioleta una vez más, en el que es ya el séptimo duelo sin ganar y el cuarto en casa.
Una realidad que sigue colocando demasiado abajo al filial del Real Valladolid, que está viendo demasiadas veces cómo los partidos y los puntos se le escapan por errores demasiado recurrentes. En el último duelo en Los Anexos antes de cerrar 2025, al Valladolid Promesas se le volvió a presentar el fantasma de las navidades pasadas para sufrir, un día más y además del frío, la desesperación de no ganar.
Buenas sensaciones con errores imperdonables
La primera parte comenzó con ganas de ambos equipos, que se asomaron con intensidad a la portería rival aunque las llegadas no tuvieron mucho que rascar. Un ritmo que anticipaba la intensidad que buscaba el partido de unos y otros pero en el que el RV Promesas lideró en juego. El Rayo Cantabria comenzó avisando, con varias conexiones que resultaron en varios acercamientos a través de Chino, muy vertical e insistente en banda derecha, e Izan, el más peligroso en zona interior, llegando desde atrás. Ya mejor, sin embargo, llegó a través de Santi Franco, que tuvo la primera gran ocasión del partido, malograda por un Álvaro de Pablo seguro bajo palos en toda la primera mitad.

El acomodo de los de Javi Baraja iría llegando con el pasar de los minutos, a través de una presión bien entendida en campo contrario que obligaba a los cántabros a arriesgarse demasiado y perder muchos balones por dentro. En esa buena lectura de las posesiones rivales y la idea de cómo interrumpirlas, llegaron las mejores ocasiones de un Promesas que fue creciendo en ataque.
La mejor, hasta ese momento, llegaría del lado pucelano por medio de un disparo de Carvajal al larguero, en una muy buena jugada tras un gran pase al hueco de Ivorra. Un preludio de lo que sería la dominancia de los locales en la primera parte y que desembocaría en un penalti cometido por Cacigal sobre Ivorra y que Carvajal cruzaría de más bajo la atenta mirada de Álvaro Jiménez, que no tuvo que intervenir bajo palos.
No tuvo que esperar mucho el Real Valladolid Promesas para resarcirse del error desde los once metros, pues en el 31 llegaría el primero del Valladolid. Una gran jugada tras recuperación desde campo propio en la que Rulo pone un balón largo para la carrera de un Xavi Moreno que sabe encontrar la línea de fondo y en el que el remate final de Carvajal permite un rechace final que Riki consigue finalizar al segundo palo.

El gol no logró amilanar a un Valladolid Promesas que no bajó la intensidad. De hecho, se encontró otra acción con opciones para aumentar la ventaja en un segundo penal, esta vez muy claro, cometido por Calera sobre Xavi Moreno. En una nueva jugada en profundidad, el extremo del Real Valladolid Promesas acabó por ser derribado tras un empujón claro que debió ser más que una amarilla.
La suerte, sin embargo, no estuvo del lado del Valladolid, que volvió a ver cómo el gol fue esquivo, con un toque de Álvaro al lanzamiento flojo de Xavi Moreno desde los once metros que fue suficiente para desviar el balón al palo. Una acción que fue definitiva para que el descanso llegara con un 1-0 que acabó por saber a poco.
Equilibrio en el marcador y demasiados nervios
La segunda parte no pudo empezar peor. El Rayo Cantabria conseguía hacer un gol nada más comenzar, por mediación de un Diego Díaz que logró encontrar el camino tras un disparo dentro del área que entró por la escuadra derecha de Álvaro de Pablo, esta vez lejos de poder impedir el gol. Los nervios del equipo local empezaron a ser evidentes, con una pasmosa sensación de que los fantasmas del pasado podían volver a hacer daño al equipo.
Se vieron en el Promesas una serie de errores no cometidos en la primera mitad, con pérdidas de balón que alimentaron opciones para el equipo de Santander, que a pesar de todo, no supo cómo aprovechar los regalos del Promesas. Una segunda parte en la que se hizo evidente que este equipo necesita confiar más en su habilidad y tardar menos en conectar con sus virtudes.

Intentó cambiar algo en su equipo Javi Baraja, con dos cambios que movían el sistema con la entrada de Mario Domínguez y la salida de Ivorra, metiendo un 1-4-4-2 para cargar más el área, así como la entrada de César Porras, por un cansado Riki, para buscar mejor la llegada por banda izquierda. Más tarde, serían Murcia y Tomy quienes entrarían para relevar piernas, por Jesús Martínez y Carvajal. Las mejores ocasiones de la segunda mitad llegaron, precisamente, en los estertores del partido. En especial, en el 84, tras una buena jugada de Xavi Moreno por la derecha que no pudo ser rematada mejor por el recién entrado Tomy.
Una ocasión perdida por los dos penales fallados y por la sensación de que las llegadas, aunque malogradas, siempre fueron más intensas y destacadas para el equipo local, que vuelve a dejarse puntos en casa en un duelo que consigue aumentar la presión en un Valladolid Promesas aún demasiado hundido en la tabla y al que la suerte parece haber olvidado.
