La salvación del Pucela se trata de un objetivo alcanzable, y aunque la realidad parezca complicada, plantilla, afición y club son conscientes de que tampoco es una locura

La fe bien podría definirse como aquella virtud, normalmente religiosa, que nos lleva a creer en algo que no podemos ver ni demostrar. De hecho poniéndonos estrictos una de las muchas acepciones con las que la Real Academia Española termina de catalogarla es la de ‘confianza, buen concepto que se tiene de alguien o de algo’. Otra diferente habla de ‘conjunto de creencias de una religión’. Pues bien, ahora, cuando más difíciles están las cosas, probablemente sea el mejor momento de creer en la religión del Real Valladolid.
“Sabemos que hay esperanzas, que podemos sacarlo adelante”, decía Manucho este miércoles después del entrenamiento. Efectivamente, las posibilidades de salvar la categoría, aunque mucho más complicadas después de la dolorosa derrota en Balaídos, siguen estando ahí.
Y si no que se lo digan a los cerca de 15.000 valientes que se plantarán en el graderío de Zorrilla ante el Espanyol. A última hora del día, cerca de 3.000 entradas vendidas.
“Necesitamos el apoyo de todos, sobre todo de la afición, para sacarlo juntos. Una victoria el sábado sería fundamental, cambiaría todo”, Manucho dixit. A cambio, una promesa. “Tenemos que darlo todo este sábado”. Nunca ha sido de muchas palabras, pero quién las necesita. A fin de cuentas otro de los actos de fe, rezar, se hace en silencio.
Desde el club se sabe, se confía en que la afición de Valladolid responda. Más allá de lo que puedan doler las promociones o no a los socios, que ese es otro tema, muchos feligreses juntos en la iglesia de Zorrilla animan mucho más que unos pocos. De ahí esa bendita iniciativa de poner las entradas a cinco euros. Y eso que la fe es algo que no se paga con dinero.
No era Manucho el único esperanzado del martes. Jaime también quiso creer. “Necesitamos los tres puntos como el agua de mayo. Contra el Espanyol hay que morir, no hay más”. La penitencia de jugar en Primera, sin duda. Puede que ya haya pasado la Semana Santa, ¿pero por qué no hacer de este sábado un Sábado de Resurrección? “Tenemos que confiar en nosotros, si no no tenemos nada que hacer. Analizar fallos pasados y corregirlos, que no vuelvan a suceder”.
Al final no es cuestión del número de promociones que haya podido realizar el Real Valladolid, que ya han sido unas cuantas. Lo importante reside en los parroquianos que vengan a dejarse la garganta, convencidos de que el infierno de Segunda es el peor de todos los males. Porque se puede lograr. Se puede conseguir. Hay convencimiento. Lo dice otra de las acepciones de la palabra fe. ‘Seguridad, aseveración de que algo que se dice es cierto’. Amén.
