El CD Arces empezó la liga ganando al Santa Marta, pero luego se fue diluyendo. Sin embargo, mejoró en las últimas jornadas de la primera vuelta que viene de concluir

Foto: Sergio Sanz
Era sabido; no iba a ser fácil la temporada para el CD Arces. David Valbuena cerró una etapa y le sustituyó en el banquillo del Liga Nacional Sergio Acosta. Con él, desembarcaron unos cuantos jugadores procedentes del Juvenil Regional del club, que, todo hay que decirlo, el pasado año fue séptimo en la Regional Juvenil –vaya; pichín pachán–. Se preveía un año de transición… y eso está siendo.
El trasvase de jugadores entre los celestes y la UD Sur de División de Honor afectó de inicio, ya que los primeros perdieron a Emi y a Altube, que a priori seguirían siendo piezas clave, aunque luego consiguieron sumar a Manso, a López y a Caminero, titulares los tres en el último partido ante el Atlético Bembibre, saldado con un triunfo, y con minutos en los previos.
Pese a la inmejorable jornada inicial, con la victoria ante un candidato a subir como es la UD Santa Marta, pronto el Arces se dio de bruces con su realidad. Así, las derrotas ante la CIA y ante la Segoviana, sumadas a otros resultados adversos, les hicieron acumular cinco partidos seguidos sin ganar y caer a la parte baja. Después de vencer al Simancas, tocaron fondo con tres derrotas consecutivas y tres empates seguidos, que dieron con sus huesos en el descenso.
Pero nunca llueve que no escampara. Y el citado triunfo ante el Bembibre permitió romper esa racha y darle la vuelta, siendo ahora cuatro los encuentros que los de Acosta llevan sin perder. Y lo mejor de todo es que las sensaciones ya son otras, ya que fueron mejores que la Arandina y pudieron ganar al Parquesol, por lo que cabe ser moderadamente optimista.
Siendo razonablemente optimista, el Arces ha de saber que el objetivo de la permanencia sigue siendo complicado, más aún si se tiene en cuenta que podría darse un arrastre en el caso de que el Ascensores Zener caiga de División de Honor. Sin embargo, el camino está marcado: el intento de fútbol alegre que proponen los celestes debe salpimentarse de una mayor seguridad atrás.
No están mal los veintiún goles marcados hasta el momento, sobre todo si se tiene en cuenta que ocasiones han generado para llevar más. Lo que han de mejorar son sus prestaciones en defensa, toda vez que los treinta goles recibidos les convierten en el tercer equipo que más encaja. Solo así los empates cosechados a deshora podrán desaparecer y mutar en triunfos.
Como denota su decimotercera posición, el Arces es un conjunto al que le cuesta ganar; irregular, si por tal se tiene en cuenta la capacidad de dominar y no verse demasiado expuesto durante noventa minutos. Y además, cuando pierde, lo hace ‘de verdad’, ya que ha recibido cuatro goleadas: ante la Ponfe lo hizo por cuatro a cero y ante la Segoviana, el Pizarrales y el Real Valladolid B por tres a cero.
El problema, hemos dicho, son los empates. Más concretamente, aquellos producidos en las postrimerías de los encuentros. En los quince minutos finales, el Arces ha perdido siete puntos y solo ha ganado uno. Y se ha visto remontado en siete envites en los que se puso por delante de los quince que llevamos.
He aquí el gran problema celeste en esta primera mitad de campaña. Si consiguen alcanzar ese punto de regularidad dentro de un mismo partido –solo ante Simancas y Bembibre han ganado sin sufrir en demasía–, la salvación podrá ser un hecho. Pese a lo competido que va a estar alcanzarla.
