Contracrónica del Real Valladolid 3-0 RCD Mallorca
Seis puntos de nueve en los últimos ocho días. Segunda victoria en el José Zorrilla, un fortín inexpugnable. Con la manita del Barça de Messi ya olvidada. Casi nada. Este Real Valladolid tiene muy buena pinta. Me repito un poco cuando escribo esto, pero es verdad. Se deshizo este domingo del Mallorca casi sin enterarse. 3-0. Pim, pam, pum. Con goles de futbolistas inéditos esta temporada. El siguiente equipo que visitará Valladolid será el Sevilla. Segundo hueso duro en casa después del Atleti, que solo pudo rascar un punto. ¡Que llegue ya!
Fiesta. Ahora sí, Sandro. El José Zorrilla confió en ti. Nunca te dio la espalda. Siempre te recibió y te despidió con aplausos. No olvides nunca esa tremenda ovación cuando fallaste el penalti ante el Atleti. Has agradecido su confianza y le has regalado un golazo. El primero de unos cuantos. Ha servido para poco, sí, pero la fiesta que generaste se tardará en olvidar. La emoción estaba a flor de piel. Verte celebrarlo, mirar al cielo, abrazarte con tus compañeros y dar las gracias a la afición. Pobres los muchos que se lo perdieron por irse del estadio antes de tiempo. Me imagino que ha tenido que ser muy difícil, Sandro. Una eternidad para ti. 710 días sin marcar. El último, un veintitrés de noviembre de 2017. Un año, once meses y nueve días sin celebrar un gol. Lo que más te gusta del mundo. Paciencia y recompensa. El gol de Sandro solo fue la guinda de un pastel que antes cocinaron Joaquín y Ünal, que también vio puerta por primera vez en este curso el domingo. Partido vacuna para los delanteros.
Nunca mueren. Los viejos rockeros del Real Valladolid. Míchel y Moyano. Moyano y Míchel. Dos de los jugadores más criticados por la afición, entre los que muchas veces me incluyo, es cierto. Pero esta vez no. Haré todo lo contrario. Este párrafo servirá para alentar a dos futbolistas que nunca se han rendido, que siempre dan el máximo en cada partido y que ahora parece que se han convertido en piezas fundamentales para Sergio González, el líder todopoderoso. Javi, el capitán, todavía no ha perdido esta temporada. Ha disputado ocho partidos y en todos ha puntuado el equipo. Cuatro victorias y cuatro empates. Quizá por esto el supersticioso Sergio no le quite del once. Una dura decisión que deja sin opciones a Pedro Porro. Luego está Míchel, el intocable. Lleva en sus botas 915 minutos, el 85% del total. No está entre los 150 mejores jugadores del campeonato, pero su juego es fundamental en Zorrilla. Ante el Mallorca dio un recital de trabajo, asistió a Joaquín desde el córner, dejó tirar el penalti a Ünal y se llevó la ovación de todos. No lleva el brazalete, pero es el capi.
Afición. Sergio González, en la rueda de prensa posterior al partido, exigió que todos debemos remar en la misma dirección para conseguir los objetivos planteados en verano. Creo que la afición del José Zorrilla, una noche más, estuvo de 10. Apoyó al equipo cuando más falta hacía, despidió a sus héroes entre aplausos y festejó el reencuentro de Sandro con el gol como si de un título se tratara. Y a todo esto, hay que sumarle el buen gesto que gran parte de la afición tuvo al tapar los cánticos en contra de Fabricio, exportero del Real Valladolid, que demostró no tener nivel suficiente para jugar en Primera División. Los insultos a futbolistas no deben estar permitidos aunque se le guarde mucho rencor por su mal pasado en las noches vallisoletanas. No olvidamos. Tampoco perdonamos. Pero no insultamos. Me reí con eso de “Fabricio, vete a Kerala”, pero lo de después no me gustó nada. El único ”pero’ a un fondo joven que no deja de animar ni un solo segundo. Es el gran baluarte del estadio y de la afición. Un orgullo para el resto de blanquivioletas. Sumamos diecisiete puntos, a tres de Europa. Sudor frío…
