Contracrónica del Alavés 1-0 Real Valladolid
Las sensaciones de este Real Valladolid parecen indicar que la temporada no va a dar muchas alegrías a la parroquia blanquivioleta. Un partido plano, aburrido, carente de ideas y que se espera que lo vea más quien lo haga desde la necesidad del que sufre que desde el interés futbolístico. En clave pucelana e incluso en frío, la derrota ante el Alavés en Mendizorroza parece desatar las peores predicciones en un Pucela que no tiene demasiados argumentos para defender el juego desplegado ante un rival directo de cara a la permanencia. Si la primera parte no parecía anticipar nada bueno en ninguna de las dos áreas, la segunda demostró que las aspiraciones de ambos equipos no eran las mismas. El Alavés consiguió que los tres puntos se quedaran en casa con lo mínimo, convirtiendo un gol Joselu que rasgaba la paciencia de la afición mientras que afilaba la ambición de los de Abelardo, que vieron en el tanto una oportunidad de sacar fuerzas una jornada más. Difícil semana para los blanquivioletas, que ven cada vez menos razones para creer en barcos, en frecuencias o, incluso, en la salvación.
Masip salvó de algo más grave. El Valladolid apenas generó en ataque y, a pesar de que gran parte del partido no dio muestras de grandes ideas en las áreas, los acercamientos en la segunda parte del Alavés pudieron propiciar una derrota más abultada. Jordi Masip consiguió que la derrota no fuera mayor. Sus reflejos volvieron a ser protagonistas, logrando mostrar su calidad y galones en el equipo incluso en la derrota.
En cuadro por las sanciones. Casi se tiene que agradecer que el colegiado no mostrara la amarilla al debutante Lucas Olaza, pues hubiera supuesto un nombre más en el cajetín de los sancionados para el duelo ante el Éibar de la siguiente jornada. Joaquín, Alcaraz y Fede San Emeterio se unen a los lesionados que no podrán formar en el equipo pucelano. Un problema más para encarar otro duelo vital ante otro rival directo.
De nuevo, un partido sin ideas ni intenciones claras. Las sensaciones son muy poco esperanzadoras incluso más allá del resultado. La idea no está clara y apenas se percibe un modelo que haga confiar en las mejoras a corto plazo y poder retomar la senda de cara al resto de la temporada. De nuevo, el partido no sirve para entender la dirección táctica del equipo en cuanto a intenciones o argumentos para salvarse.
 
			