Para gran parte de la población, el hecho de madrugar es un esfuerzo que a primeras horas de la mañana parece casi inconcebible. Lo mismo sucede con hacer la cama. La decisión de acomodar las sábanas y poner bien las almohadas por la mañana es un asunto que no todo el mundo hace. Para algunos puede resultar un placer por la mañana, una rutina a seguir o un esfuerzo sin coherencia.
La psicóloga Leticia Martín Enjuto expone que detrás del simple hecho de dejar la cama sin hacer al comenzar el día se esconden historias y matices. Una decisión tan sencilla como hacer o no la cama por las mañanas puede esconder mucha información en torno a la personalidad y la manera de pensar de alguien.
“Cada persona es un mundo”, expone Enjuto, “y sus hábitos cotidianos pueden mostrar mucho más de lo que parece a en una primera instancia vista”. Según la psicóloga, “no se trata de juzgar, sino de entender qué nos mueve y cómo nos relacionamos con los que nos rodea y con nosotros mismos”. Existen siete nociones comunes que comparten las personas dependiendo de por qué deciden hacer la cama o no. Siga leyendo para concoer cuál puede ser la razón de decidir no hacer la cama.
Si decides no hacer la cama puedes seguir uno de estas tendencias
Tendencia a la procrastinación
Prometerse todas las semanas que el lunes iniciarás a hacer la cama todas las mañanas y luego no cumplir con lo estipulado es algo más normal de lo que parece. Se trata de un factor psicológico que proviene de la procrastinación, “uno de los rasgos más habituales que encuentro en consulta es la tendencia a la postergación o la procrastinación”, explica Enjuto.
En muchas ocasiones, no hacer la cama es solo un pequeño reflejo de un patrón más amplio de aplazar y dejar para más tarde las tareas, tanto las que pertenecen al hogar como al trabajo o a los estudios. Hay ocasiones en los que las tareas con grandes dimensiones funcionales no dan la posibilidad de que se realicen de manera rápida y se dejen de lado para más tarde.
La división de las tareas en secciones más pequeñas ayuda a que no incremente la dimensión de trabajo que tienen y poder establecer un orden. Por ejemplo, si se trata de realizar tareas de limpieza en el hogar, estas se pueden dividir por habitaciones e ir haciendo una a una con pausas para descansar y seguir con la siguiente parte de la casa. Lo mismo ocurre con tareas del trabajo o de estudios.
Una rutina adaptable
Las personas que hacen la cama todos los días suelen tener la costumbre como rutina todas las mañanas. En cambio, aquellas que toman la decisión de no hacer la cama suelen tener unas rutinas mucho más amplias y moldeables.
Se adaptan a cualquier cosa que pueda pasar, no les importa no hacer algo a lo que están habituados a hacer para adaptarse a una nueva situación.
“Quienes no hacen la cama suelen tener una actitud menos rígida respecto al orden y los rituales diarios, mostrando una personalidad adaptable y abierta a la improvisación y el cambio”, explica la psicóloga.
Deseo de ir en contra de la sociedad
La norma que se impone de que hay que hacer la cama todas las mañanas es motivo suficiente en algunas personas para decidir no hacerla. El deseo de revelarse en contra de estas normas sociales puede supone “una expectativa impuesta desde la infancia”, confiesa Enjuto. Crean sus propias normas, unas con las que se sientan ese sentimiento de pertenencia.
Control sobre su propia vida
La hitación suele ser un sitio de uno mismo donde una persona tiene el control. En ocasiones, en función del entorno, ese control puede verse variado por otras personas que tienen cierto poder.
Ese deseo de tener el control en su vida puede llevar a una persona a no hacer la cama, se trata de una especie de rebelión contra aquello que no ha decidido hacer. Es un reflejo de autodominio de una persona que “prioriza su propio criterio frente a las expectativas externas”, asegura Enjuto.
Creatividad
El desorden puede estipularse como un punto negativo de ciertas personas, pero muchas veces demuestra un rasgo de creatividad y expresión personal. No hacer la cama puede corresponder a “orden desordenado”, una manera de expresar su imaginación. Según la psicóloga, este tipo de personas encuentra en el desorden “un espacio perfecto para la inspiración, en el que priorizas la originalidad y la flexibilidad sobre la estructura y el orden convencional”.
Desmotivación
Si el hecho de no hacer la cama es parte de un descuido general de la vida de una persona, este podría ser una muestra de un “estado de desmotivación, fatiga o incluso síntomas de estrés o malestar emocional” explica Enjuto.
Estos casos solo se cumplen si el descuido es general y constante en otras áreas de la vida de la persona. Si ese es el caso, se aconseja prestar atención al bienestar psicológico y buscar apoyo.
Interés en la libertad personal
Como última tendencia, no hacer la cama puede ser una muestra de que una persona busca la libertad personal. Se trata de “una declaración subconsciente de independencia, una forma de vivir según las propias reglas y no las impuestas por la sociedad”, asegura Enjuto. No se trata de un simple desorden, solo otra manera de tener el control de su vida.
