El Real Valladolid Promesas compite hasta el último minuto, pero cae ante un Racing de Ferrol cuya calidad fue determinante

Por segunda vez consecutiva, el Real Valladolid Promesas cayó derrotado en una salida. Pero qué diferencia con respecto a la primera… Compitió, y de qué manera, ante un Racing de Ferrol que pasa por ser uno de los mejores equipos del Grupo I de la Segunda División B, sino el mejor.
Habrá quien piense que la afirmación es exagerada o fruto del desconocimiento exhaustivo del resto de rivales. Realmente, no hace falta. Porque difícilmente otros tengan bajo palos a Ian Mackay, un portero con calidad para estar más arriba, atrás a Nano, aquel que debutó con el Barça con diecisiete años, a Borja Domínguez en la media, una perla de la cantera del Real Club Celta, o un ataque con Pablo Rey, Joselu y principalmente ‘O Mago’ Peláez, un futbolista de otra categoría.
Para más inri, los ferrolanos llegaban líderes, sin encajar en los tres últimos partidos y sin haber perdido en casa en los tres duelos anteriores. Vaya, que sobre el papel, pintaba en bastos, teniendo también en cuenta las bajas con las que el filial se desplazó a Galicia.
Compitió el Promesas, decíamos, en este contexto adverso, complicado, hasta el punto de hacer correr mucho al Racing y hacerle sufrir, como reconocería Peláez tras ser sustituido. Sobre todo en la primera mitad, en la que los de Rubén Albés, sin ser claros dominadores, sí controlaron el partido. Lejos de ser suyo en exclusividad, el balón estuvo en posesión de los dos equipos de manera alterna, si bien los vallisoletanos no mostraron fisuras y no concedieron ocasiones.
La mejor oportunidad de esos 45 minutos iniciales fue para Caye Quintana, que disparó casi a bocajarro en el minuto 35, si bien su tiro fue repelido por abajo con las piernas por Ian Mackay. Poco después, Joselu envió alto el único lanzamiento más o menos franco para el Racing. No fue, sin embargo, la única ocasión en la que entró en juego, pues, gracias a su presencia física, se le vio mucho en esa primera parte.
A pesar de defenderse bien, y de ser capaces de manejar el balón y hacer correr al rival tanto en la circulación como en la presión, al Promesas le faltó ‘punch’. La media no conectaba con demasiada claridad con los tres cuartos, en parte porque a Renzo Zambrano le sobró siempre un toque y en parte por la ausencia de un ‘desatascador’ como Ángel por banda.
Convocado por el primer equipo para el reencuentro con el Oviedo, el lugar del madrileño lo ocupó Royo, central, atinado en sus contadas incorporaciones, pero carente de la capacidad ofensiva del habitual carrilero. Mientras tanto, la otra baja relevante, la de Julio, fue cubierta por Sergio, cancerbero juvenil, a quien acompañó en la lista Javi, nacido el dos de junio de 1999, tres días antes del debut profesional de Nano.
Después de un primer periodo espeso, los de Miguel Ángel Tena mejoraron en la reanudación. Esta mejora llegó a través de su mayor dominio del esférico, que, a bote pronto, no se tradujo en ocasiones de gol –de hecho, Caye marró en el rechazo de un disparo de Anuar en lo que pudo ser el cero a uno–. Así, el uno a cero llegó a través de una jugada casi aislada, en la que Maceira cazó un balón en la frontal y, solo, soltó un duro latigazo ante el que nada pudo hacer Sergio.

Tras el gol, el filial no se descompuso, ni cejó en su empeño de sacar algo positivo de su visita a A Malata. En una falta directa, José lo intentó, pero Mackay rechazó bien de puños. Un minuto después, Sergio se rehizo de una mala salida para meter una buena mano abajo, que salvó el dos a cero. Y, antes de que este llegara, Mackay pudo hacer penalti a Caye.
Y entonces apareció ‘O Mago’. En el minuto 67, Peláez aprovechó un fallo de Casado en el control para avanzar unos metros y, con suma maestría, acariciar el balón para que pasara sobre Sergio y se convirtiera en una sentencia que luego no fue tal, ya que ni siquiera con ese gol el Promesas se dio por vencido.
El zaguero palentino se quitó la espinita de su error cuatro minutos después, cuando envió a la jaula un saque de esquina botado por José. Por razones evidentes, no hubo celebración, hubo solo celeridad y el anhelo de un empate.
Antes del final, Juampa fue expulsado, lo que permitió a los de Albés acabar en superioridad numérica. Esta, sin embargo, no tuvo traslado en el marcador, ya que aunque el filial tocó a arrebato, sobre todo a través de Toni y de Caye, faltó claridad para definir el peligro como ocasiones y como la ansiada igualada.
Del partido queda quedarse con las buenas sensaciones mostradas por los blanquivioletas ante un rival aparentemente superior, que luego en el campo solo lo fue merced a dos chispazos geniales. Si quedan cosas por mejorar, desde luego puede decirse que esta es la senda, la de la competición extrema, porque eso hizo el Promesas, competir hasta la extenuación. Por eso su derrota ante el líder solo puede considerarse con honor.
Racing de Ferrol: Mackay; Iván González, Víctor Vázquez, Nano, Maceira (Aitor Pascual, min. 81); Iván Forte, Borja Domínguez; Vela, Pablo Rey (Marcos Álvarez, min. 29), Peláez (Juampa, min. 73); y Joselu
Real Valladolid Promesas: Sergio; Arroyo, Cristian, Iván Casado, Royo; Anuar (Espinar, min. 70), Renzo Zambrano; Jose (Adrián, min. 87), Dani Vega (Mayoral, min. 64), Toni; y Caye Quintana
Goles: 1-0, min. 58: Maceira. 2-0, min. 67: Peláez. 2-1, min. 71: Iván Casado.
Árbitro: Eduardo Rodríguez García (C.T. Asturiano) expulsó por roja directa a Juampa, en el minuto 88. Además, amonestó a los vallisoletanos Anuar y Arroyo, y a los locales Joselu e Iván González
