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Adiós a las dudas: la DGT revela en qué gasta realmente el dinero que recauda con las multas de tráfico

por Miguel R. R.
15 de octubre de 2025
La DGT revela en qué gasta realmente el dinero

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Son millones de conductores en España los que cada año reciben una carta de la DGT. Y no, ni es una felicitación navideña ni una invitación al próximo curso de conducción eficiente, sino una de esas temidas cartas con multa de tráfico incluida. Solo en 2024, esas sanciones dejaron más de 539 millones de euros en las arcas del Estado, en lo que fue una cifra récord que intenta garantizar una mejor seguridad vial. Pero hay muchos que tienen dudas sobre el destino de tal cantidad de dinero.

Es por eso que la DGT asegura que cada euro recaudado tiene un destino noble, que intenta mejorar la seguridad de todos los conductores que circulen en España y reducir los accidentes de tráfico. Aunque muchos puedan creer que este dinero va destinado a engordar presupuestos o financiar cafés en alguno de los despachos ministeriales, nada más lejos, pues según los propios informes de la DGT, cada euro recaudado se reinvierte en tecnología, campañas de concienciación y apoyo a las víctimas de tráfico.

Radares para proteger a los conductores

Hay que reconocer que buena parte de ese pastel de más de 500 millones de euros se destina a la compra y renovación de radares, cámaras, paneles luminosos y sistemas de vigilancia que, además de detectar infracciones de tráfico, ayudan a gestionar el tráfico y prevenir accidentes. Se sabe que, a raíz de que se instalen radares en zonas de concentración de accidentes, se reducen significativamente.

Quitar el pie del acelerador, sin duda, es clave y en 2024, por ejemplo, se instalaron más de cincuenta nuevos radares para vigilar el tráfico, además de actualizar equipos que ya no daban para más en las carreteras españolas. El objetivo, según la DGT, es “sancionar conductas peligrosas y disuadir a los infractores”, algo que, dicho de otro modo, va enfocado a que te lo pienses dos veces antes de acelerar de más por mucha prisa que lleves.

Y eso que muchas asociaciones de conductores llevan años repitiendo el mismo estribillo sobre si los radares están colocados en tramos donde apenas hay accidentes. Aunque, según ellos, el Estado tiene un afán más recaudatorio que preventivo, desde la DGT defienden su estrategia con convicción.

Según este organismo, dedicado a la seguridad vial en España, la tecnología salva vidas y su inversión responde a datos que indican los lugares donde es necesario que los conductores vigilen el peso de su pie sobre el acelerador. Y, en realidad, si uno se fía de las cifras oficiales, tiene bastante sentido, pues el número de siniestros en zonas controladas por radar ha disminuido drásticamente en los últimos años, por lo que se muestra, a las claras, que el objetivo final se cumple.

Entre la transparencia y el escepticismo sobre la DGT

La DGT asegura que todo está más que controlado y asegura que los contribuyentes (en especial los multados) pueden estar más que tranquilos con el destino de su dinero. El organismo publica continuamente informes oficiales, somete sus cuentas a auditorías internas y externas y aseguran que el destino de cada euro se enfoca en proyectos concretos de mejora de la circulación y la seguridad vial.

El problema, parece, no es tanto lo que dicen, sino lo que muchos conductores perciben por una supuesta falta de transparencia. Muchos tienen la sensación de que las multas se han convertido en una fuente de ingresos demasiado jugosa como para no depender de ella y fomentar que los conductores estén en el punto de mira. Una visión alimentada, además, por muchos medios e instituciones que tratan de ensuciar una realidad que parece clara.

El reto, quizás, no está en justificar en qué se gasta el dinero recaudado, sino en convencer a los conductores de que los radares no están ahí para cazar a nadie, sino para tratar de proteger sus vidas de ellos mismos y de otros conductores. Hasta entonces, parece que cada carta de la DGT en el buzón seguirá siendo una visita desagradable… aunque sea por el bien común.

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