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Dichosos aquellos…

por Jesús Domínguez
19 de octubre de 2010

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El juego del gallegoSi en algún momento el menottismo se convirtiese en religión, en algún lugar su Biblia diría algo así como “dichosos aquellos que juegan bien, porque haciéndolo las victorias les llevarán al cielo”.

Por contra, si lo hiciese el bilardismo, en el Antiguo Testamento atribuirían al hombre con quien Maradona ganó un Mundial que “amarás la victoria sobre todas las cosas”.

Un humilde servidor ha de confesarse indeciso entre ambas corrientes. Durante un tiempo me he reconocido siervo de Bilardo. Con el paso de éste, sin embargo, he terminado pidiéndole a mis equipos la excelencia, que diría el imputado Ramón Calderón.

El Real Valladolid, como Real Madrid de la segunda división, en esta solicitud no podría ser menos. Y es que, habrá quien me discuta la comparación, pero es un hecho de que en la categoría, Real Betis y Real Valladolid son los equipos grandes.

A principio de temporada, cuando encadenamos cinco victorias consecutivas, hubo incluso quien se aventuró a apostar por una bicefalia multipartidista similar a la que fue el anterior campeonato liguero, ése que dio con nuestros huesos en la segunda división. Nada más lejos.

No me cansaré de repetir que queda un mundo, pero he de reconocer que las sensaciones transmitidas en los cuatro partidos previos al disputado ante Las Palmas me preocuparon.

Sin fluidez en medio campo, con errores defensivos, sin pegada y sin concentración, los hombres de Antonio Gómez distaban mucho del equipo que, sin apenas retoques, fue líder. Ahora, en cambio, todos los defectos nos parecen menos. ¿O no?

Lo cierto es que en la cabeza de muchos aficionados aparece la eterna dicotomía entre qué fue primero, si el huevo o la gallina. Unos apuntan hacia una corriente resultadista, dándoles igual el resto. Otros, creen que jugando como ante Las Palmas, sólo la suerte nos permitirá ascender.

Yo, como buen gallego, me declaro la conjunción que separa a Pinto y Valdemoro y, perogrullada de por medio, diría que ambas opciones son válidas. Y, es más, diría que Antonio Gómez está preparando a su equipo para que ambas se den.

Estoy cien por cien de acuerdo con aquellos que opinan que ha de darse con la tecla adecuada en medio campo, pero añadiré que no debe el partido contra Las Palmas ser baremo de demasiado.

Cierto es que nuestras aspiraciones son mayores, y que quizá también lo sea nuestra calidad. Aún así, conviene destacar de que la Unión Deportiva es el equipo que, junto al Celta, mejor juego combinativo viene desplegando en este arranque de campaña con gente ya conjuntada.

Y es que a pesar de las múltiples bajas que han tenido, el haber completado el equipo con canteranos invita a pensar en jugadores que conocían ya su forma de jugar. Aquí, en cambio, creo que no es preciso recordar que no somos sino una sombra de lo que fuimos el año pasado…

Si traigo aquí todo esto es porque creo que el juego mostrado el pasado domingo debe ser el patrón a seguir para volver a engancharnos a la cabeza. Y, porqué no, para maravillar con nuestro fútbol.

Recuperando la pegada y la sobriedad defensiva, con jugadores del pelaje de Álvaro Rubio, Álvaro Antón, Jorge Alonso, Sisi, Nauzet o Javi Guerra, es cuestión de tiempo que aparezca el juego combinativo.

Mientras, y permitidme que ahora sí tome partido, os invito a ser dichosos conmigo y a que, siendo más bilardistas que Bilardo, recemos aquello de:

Antonio Gómez
que estás en la banda,
santificados sean tres puntos;
venga a nosotros el ascenso;
hágase nuestra victoria
por muy mal que juguemos…
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