En diciembre de 2018, hace ya siete años de eso, saltaba la noticia de que el exjugador de Barça, Manchester United, Zaragoza y selección española, Gerard Piqué, se hacía con el FC Andorra, equipo andorrano que jugaba en la Primera División Catalana. El movimiento era ambicioso y él mismo aseguraba que su ilusión no era otra que “llevar al equipo a Champions”.
Un sueño que, de momento, parece lejano, pero en el que ha ido caminando con temporadas muy notorias al frente de su gestión. Si en diciembre estaban cambiando titularidad, en pocas semanas estaban accediendo a Tercera División, un hito que les haría poder disputar de nuevo la Copa del Rey, algo que no habían podido hacer desde hacía dos décadas. Algo que solo sería el primer paso de un FC Andorra que avanzó con más velocidad de la esperada.
El ascenso vertiginoso del Andorra
Es en el verano de 2019, con la temporada ya acabada y a pesar de ese ascenso, cuando el equipo andorrano adquirió la plaza en Segunda División B del Reus, dando un salto enorme y logrando un primer paso clave para que este fin de semana el Andorra sea el nuevo invitado del José Zorrilla en Valladolid, para enfrentarse a los de Almada en la categoría de plata.

Primero accediendo a ese nuevo nivel y, más tarde, afianzándose en Primera RFEF, el equipo Andorrano lograría hacerse fuerte para seguir con el plan de Piqué para escalar a la élite. No era un objetivo vacío y el cambio llegó también a través de una mejora integran del club, de su marca y de sus infraestructuras. Las mejoras llegaron a todas las instancias del equipo y ese paso fue casi clarividente para encontrarse con una nueva identidad que les acercaría, poco a poco, a Segunda División.
Ese ascenso a LaLiga Hypermotion llegó en mayo de 2022, fecha en la que el equipo certificó su campeonato en el Grupo 2 de Primera RFEF. El que quizá es el paso más grande de la historia de un club que, hoy, sigue luchando por esa competencia en la Champions League que ilusionaba al propio Piqué solo cuatro años antes, al adquirir el paquete accionarial del club de Andorra.

A recobrar las sensaciones de la 22/23
La necesidad, sin duda, es recobrar ahora las buenas sensaciones que tuvo el equipo de Piqué en la temporada 22/23. En esa primera oportunidad de competir en la categoría de plata, solo unos meses después de conseguir subir, el equipo se metió de lleno en la quiniela del ascenso, quedando muy cerca de poder disputar un playoff de ascenso a LaLiga que hubiera sido, como poco, sorprendente.
Una temporada de buen ritmo y juego, con futbolistas que hoy están dejando clara su calidad, como Jacobo (Córdoba CF), Marc Aguado (Elche CF), Mika Mármol (UD Las Palmas) o Adrià Altimira (Villarreal). Una realidad muy de la mano del que fue su entrenador, Eder Sarabia, otro de los nombres que están brillando con fuerza hoy por hoy en el primer nivel del fútbol español y que empezó a dar sus primeros pasos notorios en el club de Piqué.

En la búsqueda de un estilo claro
Por el equipo, desde la llegada de Piqué, se ha contado con numerosos entrenadores de un perfil bastante definido: alegre, protagonista, asociativo. Pilares de un método que Piqué vivió en su propia piel a bordo del mejor Barça de la historia y del que, desde el inicio, ha querido impregnar a su club. Una realidad que muestra la lista de técnicos que han dirigido, en estos siete años, al FC Andorra.
Desde diciembre de 2018, por el Andorra de Piqué han pasado un total de siete entrenadores: Gabri (sustituyendo a Richard Imbernón, que fue cesado en el mismo mes de diciembre), Nacho Castro, Eder Sarabia (hoy brillando en el Elche), Ferran Costa, Beto Company, Ibai Gómez (que comenzó la actual campaña 25/26 y fue cesado hace apenas unas semanas) y Carles Manso, el que es actual ocupante del banquillo andorrano.
