Un set a cero. Doble a nada, teniendo en cuenta el encuentro disputado diez días antes en Tarragona. Si en el envite del debut liguero fueron tres los tantos recibidos por el teórico once titular de los de Juan Carlos Oliva, seis recibieron los que aparentemente serán menos habituales en su ideario a lo largo de la temporada de un Real Valladolid en el que también sobraron suplentes y canteranos.
Destacó por encima de todos uno que no es una cosa ni la otra, el canario Nauzet Alemán,una de las estrellas del pasado año y que jugaba por primera vez en esta temporada después de un verano movidito y de superar unos problemas físicos que le habían impedido realizar una preparación al mismo ritmo que sus compañeros.
Quizá por la escasa carga de trabajo acumulada o por esa ausencia de minutos, se le notó fresco. E incisivo. Muy incisivo. Dirán los malpensados que poco efusivo tras la realización de sus tantos. Si fuese así, ¿qué? Lo importante es que ha vuelto. O, mejor dicho, que parece no haberse ido nunca.
Porque el equipo volvió a cargar el juego por su costado, incluso a pesar del cambio de técnico. Puede que porque allí apareció de nuevo Tekio para confirmar la sensación que había dejado frente al Córdoba: Varela no lo tendrá fácil llegue cuando llegue su dichoso tránsfer. Más si tenemos también en cuenta a Felipe como complemento de una terna de lujo.
No es que la izquierda no estuviese activa. Claro que no. Balenziaga se mostró activo y Jofre volvió a demostrar que le sobra calidad. Lo que ocurre es que Nau aparecía por dentro y por fuera como si fuese dos, apoyándose en un Mehdi Nafti que a lo largo del encuentro envió un mensaje a Álvaro Rubio y Jorge Alonso diciendo “como os durmáis, aquí estoy yo”.
Cuatro goles como cuatro soles en treinta y cinco minutos. Ése es el bagaje de Nauzet. Credenciales suficientes para considerar que hay pólvora, más teniendo en cuenta que para cuando él inició su particular fiesta, ya habían anotado, en los primeros diez minutos, Víctor Pérez y Jofre Mateu.
Poca resistencia opuso enfrente el Nàstic. Oliva bastante tuvo con rezar cuando en el minuto sesenta Sisi sustituyó al MVP del encuentro. Los suyos, con acercarse tímidamente a un correcto Dani Hernández y parar una sangría de la que fueron partícipes también los debutantes Víctor Mongil y Jordi.
Cuajó el primero un buen encuentro junto a Jesús Rueda en el centro de la zaga. A éste lo sustituyó el segundo a falta de diez minutos. No sufrió, y aunque tampoco se pueden sacar demasiadas conclusiones con su juego, el solo hecho de la prèmiere de ambos y de la participación de Felipe y Tekio -aunque éste sea un recién llegado- permite afirmar que junto al Nuevo José Zorrilla hay gente llamando a la puerta.
A la de la siguiente derrota no se llamó. Ésa fue derribada con un juego excelso que sigue confirmando el buen inicio del Almirante Miroslav y sus soldados. No de sus once, como hasta ahora parecía. De todos.