No es raro que, en estos tiempos de pantallas a todas horas, el insomnio nos rompa los esquemas y nos hagan dormir menos y disfrutar peor de la vida. Y es que el estrés mental es una realidad que nos agobia día a día. Ese embotamiento nos dificulta la existencia y enturbia el descanso de nuestras noches. Difícil combatirlo sin entender de dónde viene ese agotamiento y, por supuesto, sin entender cómo combatirlo de la mejor manera.
El primer paso sería mejorar la mente. Es por eso que el concepto de ecología mental nace como una forma de autocuidado, en la que se trata de poner en orden la cabeza dentro de uno mismo para calmar el ruido, soltar las preocupaciones que nos asaltan y dormir mejor. Principios fundamentales para una salud mental más fornida y fiable. Es por eso que Félix Torán, autor de varias obras enfocadas a esa sanación mental, trata de explicar y expandir la llamada higiene mental interna, una suerte de limpieza de pensamientos y emociones tóxicas que pretende cultivar cualidades como la compasión y el perdón como respuesta a la toxicidad que recibimos cada día.
Cuatro pasos para dormir a pierna suelta
Para lo de despejar la cabeza y hacer algo de ecología mental, conviene entender cuatro pasos esenciales que podrían mejorar, muy claramente, nuestra salud por mejorar nuestro sueño.
- Detectar pensamientos tóxicos, pues identificar esos pensamientos negativos es el primer paso para localizar y entender de dónde vienen y entender cómo nos restan energía para posicionar ese primer filtro para empezar la limpieza.
- Sustituir lo negativo por lo positivo, para poder arrancar esos pensamientos detectados y sustituirlos por otros constructivos, que puedan servir de nuevo pasto, como la tolerancia, la generosidad o la paciencia.
- Practicar una atención plena, pues el tiempo con nosotros mismos acelera ese entendimiento y detección de la realidad dentro de nuestra mente, para dedicarle tiempo a lo que ocurre sin juzgarnos a nosotros mismos.
- Seguir con la rutina, ya que necesitaremos tiempo y constancia para cuidar el jardín de nuestra mente y convertir estos nuevos buenos hábitos en una realidad a largo plazo. Es un trabajo diario.
Pasos necesarios para la higiene mental
Los paralelismos con un jardín no son casualidad. El propio Torán considera que cuidar nuestra mente no difiere mucho de cuidar un jardín. Se necesita calma, conocimientos y mucha observación. Y no solo en ese plano más mental, pues considera que para practicar esa higiene mental es más que indispensable estar dispuesto a “ensuciarse las manos”, trabajando en uno mismo la constancia. En ese particular jardín que es nuestra mente, hay malas hierbas que arrancar y muchas flores y plantas que cuidar y regar.
Una suerte de metáfora que sirve para entender que hay que cuidar lo positivo, darle peso, valor y dedicarle tiempo, para entender también, en su contrapunto, a deshacerse de esos malos pensamientos que nos agobian, nos restan calma y nos hacen estar alerta a todas horas. Una realidad nada alejada de una sociedad cada vez más alienada y que hace ver que esa higiene mental puede ser más que necesaria para poder las tablas en el marcador y conseguir descansar, vivir y entendernos a nosotros mismos de manera más conscientes y acertada.
Una vía para defendernos de lo externo y atendernos mejor a nosotros mismos, con cambios mínimos que desembocan en sensaciones que van más allá. Si la mente está ordenada y en calma, logramos ser capaces de aportar más a los demás y, sin duda, también a nosotros mismos. Cuidar nuestra mente no es un lujo, sino un mecanismo para vivir en paz tan necesario como respirar.
